Cuando un anciano realiza ejercicio su tensión arterial se reduce, igual que la inflamación y la pérdida ósea. Todos estos beneficios pueden ayudar a disminuir su medicación. El Centro Andaluz de Medicina del Deporte lo ha demostrado con un estudio durante cuatro años.
En ancianos, la práctica habitual de ejercicio físico favorece
muchas patologías: hipertensión, obesidad, diabetes, dislipemias,
astrosis, inflamación...
Una mejora en
el estado clínico del paciente por este hecho no siempre va unida a una
rebaja en su medicación por parte del médico que le atiende; por eso
Juan de Dios Beas Jiménez, especialista en Educación Física y Deporte
del Centro Andaluz de Medicina del Deporte, ha explicado durante las
III Jornadas Nacionales de Medicina del Deporte que se han celebrado en
Zaragoza las adaptaciones que se deben realizar en las pautas de
medicación de los enfermos si siguen un plan de ejercicio que muestre
beneficios.
"Los mayores de 64 años
activos requieren menos fármacos que los sedentarios. Nosotros hemos
realizado un programa de ejercicio en mayores, tres días en semana
durante cuatro años, y hemos comprobado a la finalización del estudio
que los ancianos sedentarios que sirvieron de control consumían 5,92
fármacos al día, mientras que los activos sólo necesitaron 2,52
fármacos".
El ejercicio tiene un efecto
hipotensor, hipolipemiante, antiinflamatorio y preventivo frente a la
osteoporosis. "Un programa de ejercicio aeróbico durante tres días en
semana logra que la presión sistólica baje entre 5 y 10 mm/Hg y la
diastólica 5 mm/Hg".
Desde la antigüedad
se conocía que el ejercicio era beneficioso para los diabéticos, y
ahora está más que claro: "Un diabético activo necesita menos
antidiabéticos orales e insulina.
Los
diabéticos de edad avanzada que participaron en la investigación y que
formaban parte del grupo activo no necesitaron aumentar las dosis de
medicación o las redujeron levemente en cambio, los sedentarios con el
tiempo requirieron aumento de dosis".
Las
reducciones en la medicación se obtuvieron de forma similar con
personas que ingerían analgésicos, antiinflamatorios y
antiosteoporóticos.
Prudencia "Las sesiones se diseñaron en microciclos con ejercicios de fuerza, resistencia y para fomentar la amplitud de movimientos.
Las
tablas se iniciaban con un calentamiento suave, trabajo y una vuelta a
la calma", explica Beas, que cree que es muy importante que las
prácticas estén supervisadas: "Hay que ser prudente porque a un
hipertenso o a un dislipémico no le puedes retirar la medicación; sin
embargo, con personas que toman analgésicos o antiinflamatorios sí que
se puede disminuir, siempre en informando a su médico.
Con estatinas o antidiabéticos orales también hay que analizar bien los casos porque los fármacos actúan en múltiples facetas".
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