Los adultos de mediana edad que duermen menos horas parecen más propensos a tener hipertensión y a sufrir cambios negativos en su presión sanguínea con el paso del tiempo, según un estudio de la Universidad de Chicago en Estados Unidos que se publica en la revista 'Archives of Internal Medicine'.
Los resultados
muestran que una hora menos de sueño se corresponde con un 37 por
ciento más de riesgo de desarrollar hipertensión.
Los
estudios en laboratorio sobre la privación de sueño a corto plazo han
sugerido posibles mecanismos para un vínculo entre la pérdida de sueño
y la hipertensión. La deprivación del sueño se asoció con una mayor
actividad en el sistema nervioso simpatético, que controla la respuesta
de estrés del organismo. Con el transcurso del tiempo, esta activación
podría contribuir a la hipertensión.
Los científicos,
dirigidos por Kristen L. Knutson, estudiaron a 578 adultos de los que
se tomó una primera medición de la presión sanguínea y otras medidas
clínicas, demográficas y de la salud entre 2000 y 2001. Los autores
midieron la duración del sueño en 2003 y 2005 mediante encuestas y
actigrafía de la muñeca, en la que un sensor se pone en esta parte del
cuerpo para registrar periodos de descanso y actividad. La presión
sanguínea y la información demográfica y sobre el sueño se recopiló de
nuevo en 2005 y 2006.
Los participantes, con una edad
media de 40 años, dormían aproximadamente seis horas por noche. Sólo el
uno por ciento de ellos dormía una media de ocho o más horas por noche.
Después de excluir a los pacientes que tomaban
medicación para la hipertensión y controlar aspectos como la edad, la
raza y el sexo, los investigadores descubrieron que los individuos que
dormían menos horas eran más propensos a tener una presión sanguínea
sistólica y diastólica superiores.
Dormir menos también
predecía aumentos en la presión sanguínea durante un periodo de cinco
años, junto con el inicio de la hipertensión. Cada hora menos de
duración del sueño se asoció con un 37 por ciento más de posibilidades
de desarrollar hipertensión.
Según los autores, de forma
global, el estudio proporciona evidencias de un vínculo entre la
duración y calidad del sueño y los niveles de hipertensión utilizando
medidas objetivas del sueño. Los investigadores apuntan a la necesidad
de nuevos estudios para determinar si la optimización de la duración
del sueño y su calidad pueden reducir el riesgo de mayor presión
sanguínea.
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