Las operaciones quirúrgicas para combatir la obesidad no solamente reducen los muslos sino también rebajan los huesos, según un estudio de la Clínica Mayo.
Los médicos no saben todavía cuál es la probabilidad de que los huesos
de los pacientes mermen lo suficiente como para fracturarse en los años
posteriores a la operación, pero uno de los primeros intentos por
determinarlo sugiere que las operaciones duplican ese riesgo y que los
pacientes tienen más probabilidades de fracturarse una mano o un pie.
Las conclusiones de la Clínica Mayo son sorprendentes y se llevan a
cabo más investigaciones para determinar si ese vínculo es real, pero
como la cirugía bariátrica florece y aun los adolescentes en sus años
de formación ósea la intentan, los especialistas dicen que es urgente
descubrir los efectos secundarios a largo plazo y cómo
contrarrestarlos.
El mero consumo de suplementos de calcio podría no ser suficiente
''Estos procedimientos se están vendiendo como una panacea'', advirtió
la semana pasada el doctor Shonni Joy Silverberg de la Universidad de
Columbia ante la reunión anual de la Sociedad Endocrina, donde la
relación entre grasa y huesos fue tema central. ''Es de suma
importancia hallar las respuestas a estas preguntas'', afirmó.
He aquí la ironía: En realidad se considera que la obesidad protege de
la osteoporosis, la debilitación de los huesos, posiblemente lo único
positivo que cualquier médico diría del exceso de grasa.
''Empiezan mejor que la mayoría de nosotros'', dijo la experta en
metabolismo óseo de la Clínica Mayo, la doctora Jackie Clowes. Por eso
el gran interrogante es si realmente terminan con huesos más débiles o
si sencillamente atraviesan un período de transición en el que sus
huesos se adaptan a su nuevo tamaño corporal.
Unos 15 millones de personas en Estados Unidos son consideradas
extremadamente obesas, con un sobrepeso de 45 kilogramos (100 libras) o
más.
La dieta sola no es suficiente antídoto contra la diabetes y otros
problemas de salud, de modo que la cirugía se está convirtiendo en el
tratamiento preferido, desde el presillado del estómago llamado desvío
gástrico a otros métodos menos invasivos. Los pacientes tienden a
perder del 15% al 25% de su peso original y mejora sustancialmente la
diabetes.
Más de un millón 200 mil pacientes en Estados Unidos se han sometido a
la cirugía en la última década y 220 mil sólo en el año pasado, según
la Sociedad Estadounidense de Cirugía Metabólica y Bariátrica.
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