Era solo cuestión de
tiempo que su expresión más severa se instalara también en el país: la
gripe A se cobró su primera víctima mortal. No es para alarmarse, pero
sí para tomar conciencia y las precauciones recomendadas por las
autoridades sanitarias. A mayor responsabilidad, corresponderá menor
pérdida de vidas.
Cuando la gripe A H1N1 estalló en México y se conocieron casos en los
Estados Unidos de América, parecía que el virus estaba muy lejos. No
tardó, sin embargo, en aparecer - con casos mortales- en Chile,
Argentina, Bolivia y Brasil. Hasta antes del fallecimiento de un hombre
de 60 años, en un sanatorio privado de Asunción, el centenar de casos
locales constatados laboratorialmente no había llegado a su extremo de
mayor severidad.
La
situación es más grave ahora porque a los casos vinculados a personas
que llegaron del exterior se suman los autóctonos. Si lo primero es más
controlable, lo segundo se vuelve más peligroso porque multiplica con
mayor rapidez la enfermedad.
Las autoridades de Salud Pública,
sin embargo, han explicado que si este tipo de influenza es tratado a
tiempo, con el medicamento apropiado y los cuidados establecidos, no es
mortal.
Ante esta situación de hecho, solo cabe aumentar las
precauciones, seguir estrictamente las recomendaciones del Ministerio
de Salud Pública y actuar con responsabilidad personal y comunitaria.
Cada uno debe saber que no solamente tiene que cuidar su vida, sino
también las de su entorno.
Hasta ahora, el Ministerio de
Salud lidera una bien montada campaña de información pública en
Asunción, el área metropolitana y las principales ciudades. Hace falta,
sin embargo, que el esquema se instale a lo largo y a lo ancho del
país. En cada ciudad tiene que haber un número telefónico que atienda
las 24 horas.
En las compañías y los asentamientos campesinos
precarios urge que se implemente cuanto antes una estrategia de
contacto directo con la gente. Los medios de comunicación - radios de
la zona- son insuficientes porque es imposible constatar si el mensaje
arriba a destino.
En tren de llegar a la mayor cantidad de
personas y lugares, es necesario implementar brigadas organizadas por
los puestos de salud para llegar hasta cada domicilio, explicar las
características de la enfermedad y dar las recomendaciones para cuando
aparezcan sus síntomas.
No hay que olvidar que cuanto menor es
el nivel de instrucción, mayor es la inconsciencia. Y que en los sitios
donde la pobreza se manifiesta de modo más severo, no hay ni enfermeros
y mucho menos farmacias o botiquines. Los olvidados de siempre no deben
ser dejados de lado, al menos esta vez.
Si bien la
responsabilidad de dirigir el combate a la gripe A está en manos del
Ministerio de Salud, nadie está exento de participación. Solo en la
medida en que cada uno colabore con eficacia se evitará al máximo el
efecto mortal del virus que circula en el ambiente.
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