De acuerdo con los
más de 500 profesionales que participaron de la investigación, existe
evidencia que indica que la depresión es una parte intrínseca del mal
de Parkinson y no un resultado de su aparición. En este sentido, los
síntomas afectivos pueden preceder a los motores, según Pro-Salud.
Cecilia Peralta, médica neuróloga, integrante del Centro Neurológico
del Hospital Francés, Fundación Alfredo Thomson, indicó que “si bien el
temblor presenta un alto impacto social, la depresión es el síntoma
cardinal de la enfermedad de Parkinson. Cuando hay síntomas depresivos
no tratados, situación que es bastante frecuente en esta enfermedad,
éstos influyen negativamente en la actitud de la persona para con el
tratamiento y la rehabilitación”.
“El paciente comienza a mostrarse reticente al tratamiento, tiene
menor acatamiento y menor confianza, tanto para llevar adelante su
rehabilitación como para seguir un tratamiento farmacológico. Esta
situación es negativa porque repercute notoriamente en la calidad de
vida. La persona comienza a sentirse desanimado, desganado, triste y
deja de lado las actividades de la vida diaria, lo que termina por
disminuir o diluir el interés por recuperarse. Todo este cuadro
impacta, para el paciente y para su familia, tanto o más que los
síntomas motores como el temblor”, consignó Peralta, también integrante
del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Austral.
Por su parte, Mary Baker, presidenta de EPDA, afirmó: “Este estudio
ha confirmado lo que durante un tiempo hemos estado escuchado sobre las
personas que viven con la enfermedad de Parkinson. En muchos casos, no
se trata de que los síntomas que uno normalmente asocia con esta
condición sean los causantes del mayor sufrimiento, pues cuando el
ánimo se ve afectado, puede ser muy difícil mantener una perspectiva
normal de la vida”.
Cifras del estudio
La investigación que involucró a 500 enfermos
de Parkinson moderado y leve, como así también a numerosos
especialistas de Francia, Alemania, Italia, España y Reino Unido,
consistió en realizar encuestas no sólo a los pacientes, sino también a
los profesionales encargados de guiarlos en el tratamiento.
Las conclusiones que fueron presentadas en Amsterdam en el marco del
Congreso Internacional sobre Disfunción Mental en la Enfermedad de
Parkinson, indican que a pesar de que los médicos cuentan con
conocimientos acerca de la importancia de los síntomas depresivos, el
49 por ciento cree que éstos son difíciles de reconocer.
Por otra parte, el estudio puso de manifiesto otra situación que
caracteriza el abordaje de la enfermedad. Se trata de la imposibilidad
de charlar determinadas cuestiones en la consulta, porque según las
cifras proporcionadas por la investigación, el 40% de los pacientes que
admiten sufrir síntomas depresivos manifestó que nunca o raramente los
conversan con sus médicos.
Síntomas motores característicos
Si bien el Parkinson es una
condición integral que afecta diversos costados del desarrollo de una
persona, su sintomatología es eminentemente motora.
En este sentido, de acuerdo con Peralta, “entre los síntomas más
frecuentes que caracterizan a esta enfermedad cuya incidencia es mayor
en hombres, se encuentran la lentitud de movimiento que se manifiesta
ante la dificultad de desarrollar normalmente las actividades
cotidianas como caminar, vestirse, comer, cortar los alimentos o girar
en la cama”.
“Adicionalmente, postuló la especialista, las personas que padecen
la enfermedad de Parkinson suelen presentar una marcada rigidez
muscular que genera que comiencen a surgir trastornos de marcha. Por
eso es frecuente que les cueste caminar, que tengan dificultades al
inicio de la marcha o que estén caminando y, al girar, tengan que parar
porque les cuesta”.
La importancia de la rehabilitación
Pese a ser considerada por
los especialistas como una enfermedad motora, el abordaje del mal de
Parkinson, suele llevarse a cabo de través de un tratamiento integrador
que contempla diversas aristas.
“Hay diferentes tipos de rehabilitación. Una de ellas es la motora,
que es la que se indica habitualmente y consiste en ejercicios que
ayudan a que la persona permanezca activa, elongue sus músculos, logre
establecer una buena postura, gane agilidad y adquiera seguridad para
caminar y moverse. Por otra parte, está la rehabilitación cognitiva que
apunta al tratamiento de otros síntomas no motores que de un tiempo a
esta parte adquirieron mucha relevancia. Entre ellos, se encuentran la
depresión y los problemas de memoria, entre otros. Finalmente, según
los casos, es posible que sea necesaria la realización de un
tratamiento psicológico”, señaló Peralta.
En cuanto a la utilización de fármacos, la especialista manifestó:
“En el caso de la depresión, a menudo es necesario medicar al paciente,
dado que esta condición que dista mucho de ‘estar triste’, afecta todas
las aristas de la vida diaria, pero fundamentalmente condiciona la
adhesión al tratamiento. Por esa razón, existen diversos medicamentos
que actúan a nivel cerebral en los circuitos que regulan la voluntad”.
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