El brote de gripe A ha puesto de manifiesto los desafíos, globales e
interconectados, a los que se enfrentan las autoridades sanitarias. En
julio de 2009, más de 100.000 casos han sido ya identificados en 75
países de todo el mundo, todos ellos surgidos en menos de dos meses, lo
que ha provocado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declare
la alerta de pandemia. El virus de la gripe A ha traído consigo un gran
cambio: con anteriores brotes de gripe, pasaron meses hasta que se
expandiera por todo el mundo, lo que facilitaba su estudio y la puesta
en cuarentena, dando tiempo a las autoridades para adoptar estrategias
defensivas. Hoy, una población tremendamente móvil favorece que la
enfermedad pueda expandirse en horas, lo que exige un enfoque
radicalmente distinto para controlar la pandemia.
La información precisa debe constituir el núcleo de este enfoque.
Ser capaz de monitorizar el riesgo, identificar portadores potenciales
y compartir esta información con otras entidades locales, nacionales e
internacionales es el eje central sobre el que gira el control de una
pandemia. Y dada la velocidad a la que el virus puede propagarse, la
información debe acercarse todo lo posible al tiempo real.
La buena noticia es que, gracias a la informatización de los,
la información, a esta gran escala, ya está disponible.
Tradicionalmente, los proveedores sanitarios han trabajado en silos,
con los datos guardados en sistemas locales sin conexión con el mundo
exterior. En los últimos cinco años, se ha producido un considerable
avance en los sistemas TI nacionales, como el programa Connecting for
Health (CfH) en Reino Unido, para proteger el intercambio de datos,
incluyendo los historiales médicos, mejorar la atención a los pacientes
e incrementar la eficiencia. Sin embargo, que este proceso esté en
marcha no significa que se haya completado en todo el mundo, ya que
muchos sistemas sanitarios continúan dependiendo del fax y el correo
electrónico.
En cualquier caso, al mismo tiempo que los costes
tecnológicos se han reducido y las expectativas de los pacientes son
más altas en todo el planeta, el sistema sanitario se ha abierto a la
colaboración, permitiendo que la información valiosa sea integrada para
suministrar un cuadro completo, preciso y a tiempo de la salud mundial.
Esta explosión de información ha dado lugar, no obstante, a
tres nuevos desafíos. Los datos deben integrarse entre múltiples
sistemas diferentes para obtener una visión global; la calidad debe
comprobarse y las analíticas avanzadas son necesarias para garantizar
que los profesionales sanitarios puedan seguir las tendencias y navegar
por los millones de historiales que, potencialmente, están ahora a su
disposición. En el caso de las pandemias como la gripe A, integrar las diferentes
infraestructuras TI resulta complicado por el número de países,
sistemas y estándares implicados. No se puede esperar que todos los
sistemas TI sanitarios del mundo utilicen los mismos estándares –sólo
los costes serían prohibitivos, además del riesgo de desplegar un
estándar genérico que al final no cubriese adecuadamente las
necesidades de ningún sistema. Si a esto le añadimos las
configuraciones independientes de hardware y software, desde los
mainframes legados a los últimos sistemas basados en web, comprobamos
la magnitud del problema de integración al que nos enfrentamos.
Aunque
es bastante obvio que los centros de salud en cada distrito están
acostumbrados a intercambiar datos fácilmente, compartir información a
escala internacional es una experiencia nueva para la mayoría de
profesionales sanitarios. Y es imposible planificar con quién
necesitarás estar integrado (hace seis meses, nadie habría identificado
el intercambio de información médica entre México y España como una
prioridad). Dada la celeridad a la que la enfermedad se propaga, esta
necesidad de integración debe resolverse para que los profesionales
sanitarios y las autoridades internacionales puedan comprender, seguir
y controlar las pandemias.
Por lo tanto, los fuertes
vínculos (basados en el cable) entre sistemas individuales no servirán
para suministrar la integración en tiempo real. Lo que se necesita es
un enfoque más abierto que pueda manejar todo tipo de datos, comprobar
la calidad de la información y traducirla adecuadamente. Esencialmente,
esto debería ser un hub de información que combine traductores
preconstruidos para todos los formatos de datos comunes, como el
lenguaje de mensajería sanitario HL7, con una forma amigable para el
usuario de integrar los nuevos formatos una vez que hayan sido
descubiertos. Y, a pesar del incremento del uso de TI en sanidad, es
vital que los formatos no estructurados como el fax, el correo
electrónico y las hojas de cálculo puedan incluirse también, para
proporcionar una visión completa del panorama sanitario.
La
calidad de la información es vital para garantizar tanto que los datos
sean completos como que los sistemas actúen consistentemente. Por
ejemplo, deben conocerse los términos diferentes, comparar los
diferentes campos y señalar automáticamente los registros dudosos o
poco claros. Esto evita que los malos datos corrompan el cuadro global
y facilita el análisis.
Reunir los datos y darles cohesión y
consistencia da capacidad a los profesionales sanitarios para acceder
al arma más potente frente a las pandemias: la información en tiempo
real. Saber dónde se concentran los casos de gripe, qué portadores han
estado en contacto recientemente con el virus, la susceptibilidad de
grupos particulares y las vías específicas por las que estas
infecciones se propagan puede poner a los médicos un paso por delante
de la gripe A. Utilizadas correctamente, las comparaciones pueden
extraerse a partir de otros países o brotes, dando la posibilidad de
predecir nuevas fases y de actuar en consecuencia. En el caso de la
gripe A, el análisis de los casos ha revelado que afecta
particularmente a los pacientes jóvenes, más que a las personas de
mayor edad.
Para conocer las mejores prácticas, los
profesionales TI sanitarios deben analizar las pandemias pasadas y cómo
se resolvieron los retos planteados. Durante el brote de la gripe aviar
SARS en 2004, Hong Kong Hospital Authority implementó una plataforma de
integración de datos para reunir toda la información, desde los datos
de asistencia clínica al reporting de coordinación médica, auditoría y
rendimiento. Esta plataforma está actualmente siendo utilizada para
combatir la nueva pandemia, lo que demuestra el valor que la
integración aporta. Ahora, Hong Kong ha cerrado todas las guarderías y
escuelas de primaria como respuesta al brote de gripe. Antes de
implementar el nuevo sistema, la autoridad sanitaria utilizaba un
proceso de intercambio de información basado en fax. Esto dificultaba
enormemente el poder conseguir una visión completa y actualizada del
paciente entre los diferentes hospitales y clínicas. Reemplazando un
sistema manual y legado, la autoridad ha sido capaz de reunir los datos
procedentes de 30 sistemas clínicos de 43 hospitales y 120 centros
externos. Los datos integrados alimentan un datawarehouse que contiene
los datos históricos sobre seis millones de pacientes, el 90% de la
población de Hong Kong.
Demostrando el valor de los datos
integrados, durante la epidemia SARS, este datawarehouse fue utilizado
para crear un sistema de reporting externo para compartir la
información relativa al SARS con el Ministerio de Sanidad, para apoyar
el rastreo de los contagios y el control de la cuarentena. Esta visión
completa y en tiempo real propició el intercambio de información
crítica durante la epidemia SARS, permitiendo un mayor foco en los
esfuerzos para mejorar la atención al paciente y minimizar la
propagación de la enfermedad. Cuando la situación vuelva a la
normalidad, los médicos pueden implicarse en investigaciones clínicas
más completas, para mejorar la asistencia y disponer de una plataforma
en la que compartir información crítica prácticamente en tiempo real.
Como
muestra el ejemplo de Hong Kong, la integración no sólo es de gran
ayuda durante las epidemias, sino que proporciona la infraestructura
para compartir información, analizar estadísticas y, consecuentemente,
suministrar una visión completa del panorama sanitario por región,
grupo de edad, tipo de enfermedad o sexo. De este modo, los recursos
pueden ser asignados con mayor eficacia para garantizar los más altos
estándares de atención al paciente.
La gripe A ha sido
declarada la primera pandemia del siglo XXI y no muestra signos de
retroceso, lo que prueba que la necesidad de colaborar en tiempo real,
en todo el planeta, es cada vez más perentoria. Con la tecnología en el
corazón del sistema sanitario, es vital que las organizaciones trabajen
juntas e integren sus datos para convertirlos en información útil,
práctica y en tiempo real. Este análisis permitirá ir un paso por
delante de las pandemias, mejorar el conocimiento y minimizar la
propagación de la enfermedad, todo ello con el objetivo esencial de
reducir la pérdida de vidas. Juan Oñate: Director general de Informatica Corporation para Iberia Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |