Un bebé, que nació prematuro y fue dado por muerto en un hospital estatal de Paraguay, volvió a ser internado horas después de ser retirado del sanatorio cuando sus familiares escucharon su llanto a través de la caja de cartón en la que fue depositado, dijeron médicos el jueves.
El caso puso en evidencia las deficiencias del sistema
estatal de salud en Paraguay y dejó desconcertados a varios
médicos del hospital central del Instituto de Previsión Social
(IPS) en Asunción, que no pudieron explicar a cabalidad lo
ocurrido. El bebé, hijo de una mujer de 24 años, nació la tarde del
jueves con cinco meses de gestación y fue dado por muerto por
los médicos que lo trataron, que confeccionaron un certificado
de defunción y entregaron el cuerpo a sus padres. El niño fue colocado en una caja de cartón y trasladado al
domicilio de la familia por una tía, que antes de llegar a su
lugar de residencia estuvo de compras en un supermercado, según
el diario Ultima Hora digital. Cuando se disponía a abrir la caja cerca de la medianoche,
la mujer escuchó que el bebé lloraba amargamente y tras
constatar que estaba vivo volvió a ingresarlo de urgencia en la
unidad de neonatología del hospital, en donde los médicos no
conseguían entender lo sucedido. "Ahora la criatura está estable. Se le van a realizar todos
los estudios para determinar si hay secuelas o no", dijo a una
radioemisora asuncena Aida Notario, médica del IPS. El jefe de terapia intensiva pediátrica del IPS, Ernesto
Weber, dijo que se trataba de un "caso rarísimo". "Yo tengo entendido y asumo que la persona que dio el
certificado de defunción no constató ninguno de los signos
vitales", dijo a la radioemisora UNO. No obstante, el director médico del IPS, Alberto Cardozo,
restó importancia al hecho y defendió a los galenos
involucrados, argumentando que éstos cumplieron con el
protocolo establecido. "No es el primer caso que ocurre en el mundo. Ha habido
adultos que se han levantado de un cajón. Es una rareza que
ocurre. Científicamente no se puede explicar", señaló Cardozo a
la radioemisora Primero de Marzo. El padre del menor, José Alvarenga, declaró a medios
locales que no dejaría impune lo que calificó como una grave
negligencia del personal de la salud.
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