La OMS está al tanto de que algunos informes aparecidos en los medios de comunicación manifiestan preocupación acerca de la inocuidad de las vacunas contra la gripe pandémica.
Es preciso asegurarle al
público, para su tranquilidad, que los procedimientos reglamentarios
implantados para otorgar la licencia a las vacunas antipandémicas,
incluidos los trámites para expedir la aprobación oficial, son
rigurosos y no ponen en peligro la inocuidad ni los controles de
calidad.
En el curso de una
pandemia, las vacunas son una de las intervenciones médicas más
importantes para disminuir el número de casos y defunciones. Para que
surtan el máximo efecto posible, tienen que producirse rápidamente y en
grandes cantidades.
En ocasión de las
pandemias de gripe de 1957 y 1968, las vacunas llegaron tardíamente y
no pudieron emplearse como un instrumento de mitigación eficaz durante
las fases más graves. En 1918, cuando la pandemia de gripe asoló el
mundo y causó la muerte de unos 50 millones de personas, aún no se
habían obtenido las vacunas antigripales.
En
2007, como parte de la preparación para afrontar una eventual pandemia
de gripe, la OMS colaboró con funcionarios de salud, autoridades
normativas y fabricantes de vacunas para examinar una amplia gama de
cuestiones en torno a la aprobación reglamentaria de las vacunas
antipandémicas. [1]
Se buscaron
formas de abreviar el tiempo que transcurre entre el surgimiento de un
virus pandémico y la obtención de vacunas inocuas y eficaces. Se
evaluaron distintas vías de reglamentación y se definieron con
pormenores las precauciones necesarias para velar por la calidad, la
inocuidad y la eficacia.
Procedimientos acelerados para la aprobación
Las
autoridades de reglamentación han mostrado una gran flexibilidad a la
hora de elaborar procedimientos acelerados para aprobar y otorgar
licencias a las vacunas antipandémicas.
En
algunos casos, las autoridades de reglamentación no consideran que las
vacunas antipandémicas sean enteramente «nuevas», pues para elaborarlas
se aprovecha la tecnología para fabricar las vacunas contra la gripe
estacional, los procedimientos establecidos para las pruebas y los
controles reglamentarios, y un amplio acervo de datos sobre su
inocuidad.
En estas circunstancias,
los procedimientos de aprobación son semejantes a los que se aplican a
los «cambios de cepa» que se efectúan cada año cuando las vacunas
estacionales se modifican para proteger contra los virus circulantes en
los hemisferios norte y sur.
Se han
ideado procedimientos de reglamentación especiales para agilizar la
aprobación de las vacunas antipandémicas. Por ejemplo, en los Estados
Unidos de América se exigen menos datos cuando el fabricante ya elabora
una vacuna antigripal que tiene licencia y se propone aplicar los
mismos métodos de fabricación para preparar la vacuna antipandémica.
En
la Unión Europea, la Agencia Europea de Medicamentos aplica un
procedimiento de examen gradual por el cual los fabricantes pueden ir
presentando conjuntos de datos para el examen reglamentario conforme
los van obteniendo, a fin de no tener que esperar a reunir todos los
datos y presentarlos como parte de una sola solicitud oficial.
También
en Europa, algunos fabricantes han realizado estudios por adelantado
utilizando una vacuna que llaman «maqueta». Se trata de un producto que
contiene el ingrediente activo de un virus de la gripe que no ha
circulado recientemente en poblaciones humanas y que por ello simula la
situación inédita de un virus pandémico. Estos estudios pueden agilizar
mucho la aprobación reglamentaria.
Preocupaciones especiales con respecto a la inocuidad
Las
vacunas antigripales se han venido usando por más de 60 años y tienen
un historial establecido de inocuidad en todos los grupos de edad. Se
han notificado algunos efectos adversos graves, pero han sido muy poco
frecuentes.
A pesar de todo, es
inevitable que en el curso de una pandemia en que la vacuna se
administra a escala masiva se planteen cuestiones de inocuidad. Por
poner un ejemplo, los efectos adversos que son muy poco frecuentes para
manifestarse en un gran ensayo clínico pueden evidenciarse cuando la
vacuna se aplica a un número enorme de personas.
Algunos
eventos adversos pueden aparecer por coincidencia; es decir, guardan
una relación temporal con la aplicación de la vacuna, pero no son
causados directamente por esta. También pueden presentarse eventos
adversos genuinos, es decir, causados directamente por la vacuna, pero
no se pueden predecir. Habida cuenta del historial de inocuidad de las
vacunas estacionales, se prevé que dichos eventos sean infrecuentes.
La
premura determina que los datos clínicos recabados cuando las vacunas
antipandémicas se empiezan a administrar sean por fuerza limitados. Por
eso, las pruebas de inocuidad y eficacia tendrán que proseguir después
de haber empezado a administrar la vacuna.
Por
los motivos anteriores, la OMS aconseja que todos los países que
administren vacunas antipandémicas monitoreen intensivamente la
inocuidad y eficacia; muchos países ya han implantado los planes para
hacerlo. Un aspecto positivo es que las campañas de vacunación masiva
pueden generar datos de inocuidad importantes en unas cuantas semanas.
El
intercambio internacional de los datos obtenidos mediante la
farmacovigilancia de estas características será definitivo para guiar
las valoraciones de la relación riesgo-beneficio y determinar si se
necesita introducir cambios en las normas de vacunación. La OMS ha
elaborado protocolos estandarizados para la recopilación y la
notificación instantánea de los datos y comunicará los resultados a la
comunidad internacional por medio de su sitio web.
_________________________
[1]
Regulatory preparedness for human pandemic influenza vaccines. Report
of a WHO Expert Committee on Biological Standardization. Ginebra:
Organización Mundial de la Salud, 2007 [pdf 625kb]
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