Tres equipos de investigadores españoles, dos en el Centro Nacional
de Investigaciones Oncológicas CNIO en Madrid y uno liderado por Juan
Carlos Izpisúa Belmonte en el Centro de Medicina Regenerativa en
Barcelona, publican trabajos en la edición digital de la revista
'Nature' sobre las barreras moleculares que impiden el proceso de
reprogramación celular que da lugar a las células pluripotentes
inducidas o células iPS.
Los estudios se centran en el papel de la proteína p53 como
guardiana de la reprogramación celular y en la participación de otros
genes supresores del cáncer que frenan el proceso de reprogramación.
Los investigadores tratan de resolver una de las cuestiones más
intrigantes en este proceso: por qué sólo es posible reprogramar una
pequeña fracción de las células empleadas.
Según explicó a Europa Press Juan Carlos Izpisúa, "el mensaje
principal de nuestro trabajo es que uno de los genes en reprimir la
aparición del cáncer también está implicado en reprimir la
reprogramación". El trabajo liderado por Izpisúa muestra que p53 actúa
como un guardián contra la reprogramación de células somáticas en el
organismo normal.
"Esto es importante porque sugiere que la hipótesis que se ha
discutido desde hace tiempo sobre si el cáncer es una dediferenciación
de células diferenciadas podría ser cierta", añade el investigador.
Según Izpisúa, el trabajo sugiere que el mismo mecanismo genético
parece estar implicado en evitar la aparición del cáncer y a la vez en
impedir la reprogramación o dediferenciación de las células adultas de
nuestro organismo que conduciría a la aparición del cáncer.
El equipo de María A. Blasco en el CNIO había demostrado
previamente que las células con telómeros cortos no podían
reprogramarse a células madre pluripotentes. Blasco y sus colaboradores
publican ahora una posible explicación a este fenómeno. Su estudio
muestra que el mecanismo molecular por el que los telómeros cortos, o
en general cualquier otro tipo de daño en el DNA, limita la
reprogramación nuclear se basa en la proteína supresora de tumores p53.
Sus experimentos mostraron que la ausencia de p53 permite que las
células dañadas se conviertan en células iPS. Blasco también alude al
papel anticancerígeno de la proteína al señalar que "el mecanismo es el
mismo por el cual p53 previene la diseminación de células dañadas en el
contexto del cáncer humano".
Otro estudio del CNIO, dirigido por Manuel Serrano, ha
descubierto que las proteínas Ink4 y Arf, cuyos genes son también
protectores frente al cáncer, son responsables en cierta medida de la
resistencia de muchas células a convertirse en células iPS.
Los investigadores han observado que durante el proceso
artificial de generación de iPS los genes Ink4 y Arf aumentan su
actividad y así dificultan la reprogramación. Al bloquear los genes
Ink4 y Arf, los investigadores aumentaron el rendimiento de células
iPS. Además, cuando se utilizaron células de un organismo envejecido,
Ink4 y Arf estaban más activos, por lo que su cancelación temporal era
clave en la obtención de células iPS.
ESPAÑA EN PRIMERA LÍNEA
Según explica Izpisúa Belmonte "es extremadamente positivo que
tres grupos españoles hagan una aportación importante en este campo de
forma simultánea y desde distintos puntos de vista: desde el campo de
las células madre y desde el campo del cáncer".
El investigador añade que la unión de esta experiencia diferente
puede llevar a una comprensión del fenómeno de la reprogramación y del
cáncer mucho más rápido y eficiente. "En general es un signo muy
positivo de la calidad de la investigación en España en este campo que
yo situaría en la vanguardia mundial".
Los trabajos españoles se publican junto a otros dos estudios
dirigidos por el descubridor del método para desarrollar células iPS,
Shinya Yamanaka de la Universidad de Kioto, y Konrad Hochedlinger, del
Centro del Cáncer y Medicina Regenerativa de la Universidad de Harvard.
El equipo de Yamanaka consiguió inducir pluripotencia en células
que carecían de p53 incluso sin uno de los cuatro factores y utilizando
un método que evita la integración en el genoma de dichos factores. Por
su parte, Hochedlinger muestra que en poblaciones que no se reprograman
la eliminación de p53 recupera su capacidad para producir células iPS.
El trabajo de Izpisúa también indica como el de Yamanaka que es
posible reprogramar las células con tan solo dos factores, eliminado
así los dos oncogenes Myc y KLF4. Según el investigador, esto
facilitaría la búsqueda de compuestos químicos que sustituyan a los
otros dos factores para obtener células iPS más seguras para su
implantación en un entorno clínico.
"Aunque es un avance excelente hay resaltar que todavía estamos
lejos de que estos conocimientos nos permitan generar una célula iPS
totalmente segura y libre de cáncer", concluye Izpisúa.
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