Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas han descubierto que un mal funcionamiento de la proteína SADB en el organismo puede desencadenar inestabilidad genómica
María Alvarado-Kristensson y Virginia
Sílio, del Centro Nacional de Biotecnología, de Madrid, han
detectado que cuando la proteína SABD no funciona correctamente
aumenta el número de centrosomas. Estos orgánulos celulares se
encargan, durante el proceso de división de una célula, de
organizar el esqueleto de tubulina. Este proceso es fundamental para
mantener las forma de las nuevas células y para permitir su
movimiento y migración a nuevas partes del organismo.
El trabajo, que se publica en el último
número de Nature Cell Biology, es muy importante porque permite
conocer cómo la originan las alteraciones del contenido del genoma.
Según las autoras, los centrosomas organizan una red de microtúbulos
para que los cromosomas de la célula madre se muevan al extremo
opuesto de la célula para, al final de la división celular, las dos
células nuevas cuenten con igual número y composición cromosómica.
“En este contexto, el exceso de
centrosomas que provocan un mal funcionamiento de SABD origina una
red de microtúbulos anómala. De esta manera, las nuevas células no
contienen un reparto equitativo de cromosomas”, explica Carrera.
Las células en las que este proceso no
se produce corréctamente son más susceptibles a iniciar procesos
tumorales, por eso es muy importante comprender cómo se coordina el
reparto cromosómico y cómo los errores en este proceso derivan en
células con su ADN alterado.
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