Más de 700 argentinos se mueren cada año por el mal uso de medicamentos
adquiridos en el canal ilegal, advirtió el presidente de la
Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), Carlos Fernández. El
especialista destacó que en el país hay unas 15.000 farmacias donde se
dispensan medicamentos controlados por el Estado. Pero como también se
venden fármacos en supermercados, quioscos y otros comercios, las bocas
de expendio superan las 500.000.
Es importante tener presente que
los medicamentos son un veneno en dosis terapéuticas, altamente
peligroso si se lo utiliza mal. Resulta claro que la venta de
medicamentos fuera de la farmacia es un factor clave en el problema de
salud pública que representa la automedicación, ya que incrementa en
más de un 3.000% las oportunidades y los riesgos de automedicarse.
Proyecto de ley
Según Fernández, el volumen del mercado
ilegal de fármacos alcanza en el país $ 1.500 millones de pesos. "Es un
sector ilegal de la economía que evade todo tipo de impuestos y que,
además, genera problemas de salud pública que son pagados por toda la
sociedad", señaló el profesional. La herramienta crucial para
desbaratar este mercado está en la Cámara de Senadores de la Nación, si
termina de sancionar una ley que dispone que los fármacos sólo puedan
ser dispensados en las farmacias, advirtió el titular de la COFA. "Este
proyecto de ley ya cuenta con media sanción por parte de la Cámara de
Diputados desde hace dos años, y su aprobación por parte de la Cámara
Alta representaría un gran paso adelante para la salud de la población,
a la cual sin duda nuestros legisladores deben priorizar por encima de
intereses económicos", destacó.
Valor agregadoEl
problema es el mismo aun cuando se hable de medicamentos de venta libre
que circulan dentro de la legalidad. "Cuando una persona pasa por
cualquier quiosco y pide, por ejemplo, algo para el dolor de cabeza,
¿qué grado de capacitación tiene el comerciante para venderle el
medicamento correcto? Ninguno, y lo cierto es que no tiene por qué
tenerlo", agregó Fernández. El farmacéutico, en cambio, es un
profesional preparado para expender medicamentos y para conocer sus
usos, sus componentes, su potencial toxicidad, sus efectos adversos e
interacciones y sus formas de presentación. "Ese es su valor agregado",
puntualizó el especialista. Fernández hizo hincapié en que quienes
compran remedios en quioscos, supermercados, estaciones de servicios u
otros comercios desconocen el origen de lo que están adquiriendo. "Dada
la cantidad de medicamentos falsos que circulan, es muy posible que se
trate de uno de ellos", advirtió el farmacéutico.
CalidadAgregó
que también se corren riesgos porque la calidad de ese medicamento
comprado fuera de la farmacia no está garantizada, ya que proviene de
un comercio que no está controlado por los organismos oficiales de
Salud Pública, que reglamentan la procedencia y la conservación. La
mala conservación de un medicamento puede tener graves consecuencias.
Como ejemplo, Fernández explicó que el componente activo de una simple
aspirina (ácido acetilsalicílico) puede convertirse en ácido salicílico
si está mal conservada. Ese proceso químico la transforma directamente
en una sustancia tóxica. Entonces, será peor el remedio que la
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