La mortalidad infantil refleja variables que afectan la salud de los
niños: calidad de atención sanitaria, condiciones ambientales,
socioeconómicas y proceso reproductivo.
En 2007 nacieron en Argentina 700.792 niños y 9300 murieron antes de
cumplir el año. ¿Pero entre las muertes de niños, cuáles podrían ser
evitables? Con cierta frecuencia aparecen noticias como "La
desnutrición mató a dos bebas, en Corrientes y Tucumán" o "Murió un
chico de 11 años que pesaba 5 kilos". Ningún niño debería morir en
Argentina por desnutrición. Pero ¿es la desnutrición la principal causa
de muertes prevenibles? En 2006 la desnutrición ocupó el 8° lugar como
causa de muerte infantil. Sumando las muertes por causas relacionables
a desnutrición (neumonía, diarrea, tuberculosis) estimamos 264 muertes
evitables.
En 2007 fallecieron 9300 niños menores de un año; de
ellos, 5964 fueron recién nacidos. Dos tercios de la mortalidad
infantil están dados por neonatos, especialmente de bajo peso al nacer.
Mueren 10% de los nacidos con menos de 2500 g y 40% de los de menos de
1500 g. En algunos Servicios de Neonatología públicos y privados de
nuestro país la mortalidad neonatal en niños de menos de 1500 g es
inferior a 15%, similar a la de Europa y EE. UU. Si todos los recién
nacidos tuvieran esa misma calidad de cuidados, sólo entre los menores
de 1500 g morirían 2000 niños menos por año.
Argentina
presenta menor mortalidad infantil que Bolivia, Colombia y Brasil pero
Uruguay y especialmente Chile tienen mejores resultados. Hay gran
disparidad a lo largo de todo el territorio: mientras en Ciudad de
Buenos Aires, la mortalidad neonatal es la mitad de la nacional,
Formosa la triplica, entre otras cosas, por diferencias en la atención
materno-infantil.
Analicemos qué puede estar fallando. El 97%
de los nacimientos ocurren en centros asistenciales. El 65% de los del
sector público ocurren en casi 1000 instituciones, algunas con sólo 1 o
2 partos diarios. Esta multiplicación de recursos humanos y de
equipamiento podría mejorar con una adecuada coordinación de la red
asistencial. El equipamiento suele ser suficiente aun en rincones
lejanos de nuestro país.
Los buenos resultados en atención
neonatal dependen esencialmente de un factor crítico para la salud:
recursos humanos médicos y de enfermería.
El número de
enfermeros es insuficiente y en el sector público la mayoría son
auxiliares de enfermería, con sólo un año de formación. Los médicos
obstetras y neonatólogos deben actualizar conocimientos y optimizar la
atención a través de la investigación.
Es necesario jerarquizar
estas profesiones, mejorar su distribución en todo el país, asegurar un
salario estable y adecuado e incentivos -no sólo económicos- que
permitan su desarrollo profesional y su compromiso con la tarea.
Nuestras unidades de Neonatología deben integrar a la familia evitando
restringir las visitas de madres y padres quienes pueden participar en
el cuidado de sus hijos, lo que repercute positivamente en los bebés.
Este
año murieron por influenza A 400 personas y por dengue hemorrágico
otras 9, con gran repercusión en los medios. En el mismo período
murieron de causas evitables cerca de 4000 recién nacidos, pero ellos
casi no tienen prensa.
La prematuridad es la principal causa de
muertes infantiles evitables. Hay propuestas que debemos resaltar. El
Gobierno se plantea capacitar 45.000 nuevos enfermeros profesionales
con el Plan Nacional de Desarrollo de la Enfermería. La campaña
Amamantar Salva Vidas (UNICEF, Ministerio de Salud, Sociedad Argentina
de Pediatría y FUNDALAM) y el proyecto de regionalización de la
Dirección Nacional de Maternidad e Infancia son acciones de gran
impacto potencial. Estamos además trabajando en la difusión de
conocimientos y destrezas a enfermeras y médicos llegando a lugares
alejados de los grandes centros asistenciales, desarrollando trabajos
de investigación en temas importantes para nuestro medio y ayudando a
optimizar los recursos humanos y tecnológicos disponibles.
Para
disminuir la mortalidad infantil son imprescindibles un fuerte
compromiso de todo el equipo de salud y de las autoridades sanitarias y
continuidad en el tiempo. La tarea no es fácil, pero con estímulos al
desarrollo profesional, buen uso de los recursos y estrategias
apropiadas para cada región los resultados suelen ser sorprendentes. Es
un enorme desafío pero también una impostergable necesidad. Dr. Néstor E. Vain : DIRECTOR FUNDACION PARA LA SALUD MATERNO INFANTIL, PROFESOR ADJUNTO DE PEDIATRIA (UBA)Powered by AkoComment! |