Dolor de pecho, falta de aire, fatiga, palpitaciones... En la
Argentina, desde que una persona comienza a sentir los síntomas
característicos de un infarto hasta que llega a la sala de hemodinamia
para ser sometida a una angioplastia que restablezca la circulación que
nutre al corazón, pueden pasar unas cinco horas. Pero también pueden
ser más.
"Desde que el paciente siente los síntomas hasta que llega al hospital
transcurren en promedio unos 180 minutos y de ahí hasta la sala de
hemodinamia pueden pasar otros 60 o 90 minutos. Pero si el hospital en
el que se encuentra no tiene unidad de hemodinamia y tiene que ser
trasladado a otro hospital de mayor complejidad, eso suma otros 45
minutos", enumeró el doctor Omar Santaera, presidente del Colegio
Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI).
"Pero hay que tener en cuenta que estos tiempos son el promedio de
los centros que reportan lo que hacen, que suelen ser los que hacen
mejor medicina. Los tiempos de los centros que no reportan lo que hacen
seguramente serán aún más prolongados", agregó la doctora Liliana
Grinfeld, presidenta de la Fundación Cardiológica Argentina.
La buena noticia, coincidieron Grinfeld y Santaera, es que esos
tiempos pueden ser reducidos sustancialmente. Y, se sabe, tiempo es
corazón: cuánto más pronto se revierte la obstrucción de las arterias
coronarias que ocasionan el infarto, más chances hay de que el evento
no sea mortal y no deje secuelas.
"Se puede bajar en dos horas el tiempo que va desde la aparición de
los síntomas hasta la realización de una angioplastia o, en su lugar, a
la aplicación de drogas que permitan desobstruir las arterias
coronarias", dijo Grinfeld. Las estrategias para reducir la demora
serán discutidas hoy en el encuentro científico Transcatheter Cardiovascular Therapeutics @ CACI 2009.
El tiempo vuela
Se estima que, en la Argentina, se producen unos 42.000 infartos al
año. El primer paso para que las personas que sufren un infarto accedan
más rápido al tratamiento es obvio, lo que no implica que sea una tarea
sencilla: que el paciente consulte apenas experimenta los síntomas.
"Para eso se necesitan campañas que informen a la comunidad sobre la
importancia de consultar ante la aparición de los síntomas, pero
campañas continuas, no como se hacen en la Argentina: hacemos una
campaña enorme y después durante seis meses no hacemos nada más", opinó
Grinfeld.
En segundo lugar, continuó Santaera, "hay que establecer una
programación más adecuada del trabajo a nivel hospitalario que permita
tratar lo más rápido posible al paciente que llega con un infarto
agudo".
Hoy, agregó Grinfeld, "cuando llega al hospital un paciente con
dolor de pecho puede pasar una hora hasta que sea visto por el médico
de guardia, quien seguramente está atendiendo a otros cuatro pacientes,
que pueden estar aparentemente más graves; y para hacer un
electrocardiograma puede pasar otra media hora, y así se va el
tiempo...".
"Hay estudios que han demostrado que tener una estrategia de
atención hospitalaria del infarto reduce a la mitad el tiempo que
transcurre entre la puerta del hospital y la de la sala de
hemodinamia", precisó Grinfeld.
La estrategia probada no es muy complicada: consiste en realizar un
electrocardiograma al paciente que llega con síntomas y hacerlo ver
inmediatamente por un cardiólogo, que con una sola llamada telefónica
debe poder ser capaz de activar la sala de hemodinamia.
Un tercer aspecto por trabajar es el que media entre el paciente y
el hospital. "Es común que el paciente sea trasladado en ambulancia a
un hospital de baja complejidad, que carece de sala de hemodinamia, lo
que obliga a volver a trasladarlo una vez realizado el diagnóstico
-comentó Santaera-. Cuando es posible realizar un electrocardiograma en
la ambulancia y definir el diagnóstico antes de llegar al hospital,
esto permite planificar el tratamiento [que no siempre es una
angioplastia] y decidir adónde trasladar al paciente." Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |