Quince estados podrían quedarse sin camas en los hospitales y otros 12 tendrían el 75 por ciento de su capacidad ocupada con pacientes con influenza H1N1 si el 35 por ciento de los estadounidenses contrae el virus en las próximas semanas, indicó un informe publicado el jueves.
El estudio, basado en estimaciones de un modelo de
computadora desarrollado por los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés),
muestra los colapsos que hospitales y departamentos de salud
podrían enfrentar ante una segunda ola de gripe pandémica. "Nuestro punto al hacer esto es (...) destacar el potencial
que puede tener incluso una pandemia leve y cómo eso
rápidamente puede colapsar el sistema de asistencia médica",
dijo en una conferencia telefónica Jeffrey Levi, director de
Trust for America's Health, que financió el estudio. Según el reporte, la cantidad de personas hospitalizadas
podría ir de 168.025 en California a 2.485 en Wyoming, mientras
que varios estados enfrentarían escasez de camas. Algunos
necesitarían posponer las internaciones para procedimientos
programados. "Los estados del país también tendrán que ver cómo manejan
el flujo de personas en los consultorios médicos y
establecimientos de atención ambulatoria, además del incremento
en las hospitalizaciones", dijo Levi. El experto señaló que los departamentos de salud estatales
y locales están tratando de ver cómo organizan los sistemas de
distribución de la vacuna H1N1 a medida que llega al país este
mes. Las autoridades de salud locales están especialmente
preocupadas por llegar a las personas jóvenes, que
tradicionalmente no son vacunadas contra la gripe, y a las
minorías, que fueron las más afectadas por la influenza
pandémica en la primavera boreal. Si bien el Gobierno federal pagará por la vacuna, aún no
está claro cómo se financiará concretamente el costo de
aplicación de las inmunizaciones, dijo Levi. Aunque muchos planes de seguro público y privado dijeron
que cubrirán la vacunación, otros aún no han llegado a
acuerdos. "Esto podría convertirse en una enorme carga para los
departamentos de salud estatales y locales, o volverse un
peligroso desincentivo para que las personas se vacunen",
añadió Levi. El 35 por ciento de la tasa de ataque usado en el informe
se basó en la gripe pandémica de 1968, que fue considerada
leve. Se presume que un brote duraría alrededor de ocho
semanas. Levi expresó que el número es consistente con las
previsiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que
estiman que un tercio de la población mundial se enfermará con
la nueva cepa de influenza H1N1, declarada pandémica en junio. El Consejo de Asesores en Ciencia y Tecnología de la
Presidencia estadounidense dijo en agosto que 1,8 millones de
habitantes del país necesitarían ser hospitalizados y que unos
30.000 podrían morir, teniendo en cuenta una tasa de infección
del 30 por ciento.
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