Decidirse a correr todas las mañanas no sólo
entrega una inmediata sensación de bienestar al aumentar el flujo de
oxígeno y mejorar el estado de ánimo. También es una excelente
inversión para la condición física de unos años más, que incluso
diminuye el riesgo de enfermedades graves, como el cáncer de mama.
Un estudio efectuado por el Instituto Nacional del Cáncer de Bethesda, en Estados Unidos,
comprueba la eficacia del deporte en la salud femenina. La
investigación, publicada en la revista científica BMC Cancer, establece
que la actividad física es un factor decisivo a la hora de reducir el
riesgo de cáncer de mama, dolencia que afecta a una de cada 14 mujeres
en Chile.
La investigación evaluó la cantidad e intensidad del ejercicio
realizado por 110.000 mujeres posmenopáusicas en cuatro etapas de sus
vidas: entre los 15 y los 18 años, entre los 19 y los 29, entre los 35
y los 39, y en los últimos 10 años. Luego de un seguimiento de seis
años y medio, los expertos constataron que aquellas que hicieron más
de siete horas de deporte vigoroso a la semana en la última década
tenían un 16% menos probabilidades de contraer cáncer de mama.
MENOS OBESIDAD
El estudio destaca que para obtener resultados positivos se debe
considerar una actividad intensa, como la que entregan el tenis, el
ciclismo, la natación, las pesas, el jogging o la marcha. La actividad
moderada no sirve.
"Nuestro hallazgo podría ayudar a establecer los mecanismos de la
relación entre la actividad física y el cáncer de mama. Dado que este
cáncer sigue cobrando muchas vidas, toda la información sobre medidas
preventivas que consigamos es vital", indica Tricia Peters, principal
investigadora.
Una mujer que realiza actividad física de manera frecuente tiene
menor probabilidad de ser obesa, explica Mario Pardo, jefe de la Unidad
de Mastología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile: "La
obesidad en las pacientes posmenopáusicas aumenta en dos veces el
riesgo de tener cáncer de mama en relación a la población femenina no
obesa".
Manuel Parra, jefe de la unidad de menopausia del mismo hospital,
explica que la obesidad en la menopausia provoca un desequilibrio en la
producción de las hormonas masculinas (testosterona) y suprarrenales,
las que se transforman en estrógenos en el tejido mamario. "La mama
tiene una cantidad importante de grasa, y cuando se presentan niveles
de estrógenos no controlados fisiológicamente, aumenta el riesgo de
cáncer: ya que influye en que se desarrollen más rápido los tumores",
indica Parra.
Cuando se mira los factores de riesgo del cáncer de mama se suele
atribuir mucha relevancia al uso o no de hormonas, "pero la obesidad y
el consumo excesivo de alcohol son más relevantes. Una vida saludable
es clave para disminuir ese riesgo de cáncer de mama", concluye Parra. Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |