Las autoridades sanitarias provinciales
están en vigilancia epidemiológica para prevenir la leishmaniasis, una
enfermedad que puede ser fatal y se transmiten los mosquitos
flebótomos.
Hay dos tipos diferentes de lieshmanianis: la
visceral, que puede ser fatal, y la cutánea, que no llega a serlo. Por
el momento, no hay casos registrados en nuestra provincia.
Las
leishmaniasis son en realidad un grupo de infecciones causadas por unas
quince especies del protozoo leishmania, el cual parasita los
macrófagos (células del sistema de defensa del organismo humano). Todas
las especies son vehiculadas por un insecto vector, un mosquito
llamado flebótomo.
La forma clínica en humanos conocida como
leishmaniasis cutánea (en el Perú también conocido como uta) se
caracteriza por la aparición de úlceras cutáneas indoloras en el sitio
de la picadura. Estas lesiones pueden curar espontáneamente o después
de una terapia de 20 a 30 dias con fármacos basados en antimonio.
La
leishmaniasis visceral es la forma clínica que cobra más vidas
mundialmente, especialmente en India, Sudán y Brasil. Esta
presentación clínica, que puede ser fatal si no se atiende a tiempo,
se caracteriza por la inflamación del hígado y del bazo acompañada por
distensión abdominal severa, pérdida de condición corporal,
desnutrición y anemia.
La leishmaniasis visceral sin tratamiento
adecuado es mortal en el 90% de los casos. Habría entrado al país a
través de perros infectados que llegaron del Paraguay.
Es un mal
emergente que puso en alerta a los especialistas. Es que su dispersión
fue en aumento desde Brasil al Paraguay y ahora ya llegó a la provincia
de Misiones donde una beba de cinco meses falleció luego de haber sido
trasladada al hospital Garrahan de Buenos Aires.
La transmisión
de la enfermedad que tiene proyección epidémica se da a través de un
mosquito -el flebótomo llamado “utzomyia longipalpis”- que pica al
atardecer o a la noche. Los síntomas son fiebre, aumento del tamaño del
bazo y del hígado y caída de glóbulos blancos, glóbulos rojos y
plaquetas.
Las primeras detecciones del mosquito transmisor se
dieron en Misiones, en 2000, y en Formosa, en 2004, momento en el cual
el ministerio de Salud creó un programa nacional y se alertó a las
autoridades sanitarias provinciales sobre la posibilidad de que la
infección avanzara en humanos.
Y fue el año pasado cuando la
advertencia se concretó en Misiones. “Habría habido un ingreso de
perros infectados con los parásitos de leishmaniasis desde Paraguay.
Los flebótomos que estaban en Misiones habrían picado a esos perros ya
infectados. Más mosquitos infectados habrían producido la transmisión a
humanos”, detalló Tomás Orduna, del Centro Municipal de Patología
Regional y Medicina Tropical del hospital Muñiz.
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