Aunque en 2002 el Congreso sancionó una ley que obliga a los médicos a
recetar medicamentos por el nombre de la droga y no por marca
comercial, los argentinos siguen comprando casi exclusivamente fármacos
de marca: de los 525 millones de cajas de remedios que se vendieron en
el país en el último año, apenas 22 millones eran de genéricos, según
datos de la consultora especializada IMS. En criollo: sólo 4 de cada
100 medicamentos que se venden en las farmacias son genéricos. Y eso
que la diferencia de precio que tienen con los de marca es en muchos
casos muy elevada.
El conocido remedio antivomitivo Reliveran en gotas, del laboratorio
Novartis, se vende en farmacias a 25,16 pesos. Su principio activo es
la metoclopramida. El laboratorio Veinfar comercializa un genérico de
este medicamento, con la misma presentación que el Reliveran, a 4,62
pesos. La diferencia entre uno y otro es del 444 por ciento. El
ansiolítico Rivotril (lo produce Roche y su droga es el clonazepam)
cuesta 36,32 pesos en su presentación de 0,50 mg. por 30 comprimidos.
El que produce el laboratorio Cevallos vale 14,66 pesos, es decir la
diferencia entre uno y otro es del 147 por ciento.
La pregunta
del millón es si un fármaco más caro es equivalente de otro más
económico. "No importa la marca o quien lo produzca, la ANMAT certifica
la calidad de todos los medicamentos, garantizando así su eficiencia y
eficacia", dijo Fernando Avellaneda, viceministro de Salud de la Nación.
También
Guillermo Fabra, presidente de CAPGEN, la Cámara que agrupa a los
laboratorios de genéricos, aseguró que los medicamentos genéricos son
"equivalentes" a los de marca y que "cumplen con la legislación que
existe en el país". Para demostrar la eficacia de sus fármacos otras
fuentes de CAPGEN agregaron: "El 70 por ciento de los medicamentos que
se usan en hospitales y sanatorios son genéricos. Si para las
instituciones son buenos, ¿por qué no lo serían también para la gente?".
En
CILLA, la cámara que integran los mayores laboratorios farmacéuticos
argentinos, se excusaron de responder las consultas de Clarín: "Nuestro
vocero está fuera del país", argumentaron. En CAERME, que agrupa a los
laboratorios extranjeros, directamente no contestaron los llamados de
este diario.
El ex ministro de Salud Aldo Neri fue uno de los
diputados que votó, hace 7 años, la ley de prescripción por genéricos.
Pero hoy Neri critica que no haya un ente regulatorio que verifique la
equivalencia terapéutica de diferentes fármacos: "Ante la falta de aval
y garantías en la fabricación de genéricos, médicos y pacientes se
terminan inclinando por la marca porque es más fiable". Y agregó: "No
hay razón científica que pueda explicar (las grandes) diferencias de
precios entre los de marca y los llamados genéricos. Es muy grande la
disociación entre el costo de producción y el precio de los
medicamentos".
José Charreau, directivo de la Asociación de
Visitadores Médicos, apuntó que una de las fallas más grandes de la
legislación es que "el farmacéutico no está en un rol profesional sino
comercial y, si está en condiciones de sugerir algún producto,
recomienda la marca que le deja mayor rentabilidad".
Para
Federico Tobar, consultor internacional en políticas de salud, "las
ventas de genéricos quedaron completamente rezagadas en el país. La
Argentina es de los países que menos consumen genéricos en el mundo.
Aquí hubo una campaña de desprestigio para que se piense que son sólo
talco y la gente terminó creyendo que la calidad del medicamento está
garantizada por el precio".
Tobar dio otras razones que explicarían las bajas ventas de los genéricos:
"Las empresas de medicina prepaga no cumplen con la ley y permiten que los médicos prescriban como se les antoje".
"El PAMI tiene un convenio con los laboratorios por el cual sus médicos pueden recetar lo que quieran".
En
este último dato parece estar una de las claves de la escasa
participación de los genéricos en las ventas. Es que los afiliados al
PAMI consumen el 40 por ciento de los medicamentos que se venden en la
Argentina.
Otra explicación sería que conseguir los genéricos en
farmacias a veces es más difícil que los de marcas conocidas. "La
distribución de nuestros productos se realiza fundamentalmente por cada
uno de los laboratorios individualmente; existen muy pocas droguerías
que distribuyen productos genéricos. Así que por ahora los esfuerzos
son individuales más que sectoriales", dijo Guillermo Fabra, de la
Cámara de Genéricos.
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