El año 2006 casi 900 niños pesaron entre 4,5 y 6 kilos al nacer, un
fenómeno que preocupa a los especialistas por su incidencia en la
epidemia de obesidad. Expertos de todo el mundo profundizan en una
nueva línea de investigación que busca el origen temprano de
enfermedades como la obesidad. Este mes se reunirán en Santiago en el
congreso DOHaD 2009.
Sumatra sorprendió al mundo hace algunas
semanas con el nacimiento de una guagua de 8,7 kilos y 62 cm. de talla,
que forma parte del creciente número de bebés macrosómicos que llega al
mundo.
La tendencia preocupa a los expertos por la mayor
predisposición a patologías cardiovasculares, diabetes, cáncer y otros
problemas de salud a los que los recién nacidos de estas
características están expuestos, y la futura carga de enfermedades que
tendrán que soportar los sistemas de salud.
En Chile el 9% de
los niños nace con más de cuatro kilos, es decir, por encima del peso
hasta ahora considerado normal, cuyo rango está entre los 3.500 y los
4.000 gramos. “Es deseable que la talla aumente, pero tenemos que
preocuparnos por que el peso no sea excesivo, porque las
investigaciones muestran que eso programa al niño para la obesidad, el
síndrome metabólico, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, a
través de una modificación en la forma en que se expresan los genes”,
explica el doctor Francisco Mardones, profesor titular de salud pública
en la Pontificia Universidad Católica de Chile y Presidente del VI
Congreso Internacional sobre el Origen Temprano de la Salud y la
Enfermedad (DOHaD 2009), que se llevará a cabo en Chile.
Los
niños con más riesgo son los recién nacidos de más de 4 kilos –que se
conocen como macrosómicos- ya que además de tener un alto riesgo de
obesidad, se exponen a sufrir de shocks hipoglicémicos (descensos
bruscos de los niveles de glucosa en la sangre), dificultades en el
parto, sufrimiento fetal y mayor incidencia de cesáreas. Las
causas de la macrosomía están fundamentalmente en la situación
nutricional de la madre y los patrones de alimentación durante el
embarazo. La obesidad durante el embarazo genera resistencia a la
insulina en la madre, con lo que el feto queda expuesto a altos niveles
de glucosa. En Chile el 40% de las embarazadas sufre de obesidad.
In
útero, el organismo del niño se programa para enfrentar la vida tomando
como base el ambiente del que dispone. El efecto de dicho ambiente
activa o desactiva cierta información del ADN, lo que define la forma
en que se expresan los genes. Si el ambiente presenta gran
disponibilidad de glucosa, ello se expresa en el niño con tendencia a
la obesidad y la insulinorresistencia.
Según los últimos
estudios, estas modificaciones de la expresión genética (que se conocen
como mecanismos epigenéticos) pueden incluso transmitirse a la
generación siguiente, lo que multiplicaría la tendencia a las
enfermedades metabólicas.
De ahí la necesidad de prevenir la
obesidad antes y durante el embarazo. “La dieta de la madre debe ser de
calidad, lo que implica restringir las grasas e incorporar frutas y
verduras (que aportan almidones, vitaminas y fibra), aumentar el
consumo de lácteos, sobre todo por el calcio para permitir el
crecimiento, y aumentar el consumo de pescado, que contiene ácidos
grasos omega 3, que son claves en el desarrollo del cerebro y el
sistema nervioso”, subraya el doctor Mardones.
La investigación
del origen temprano de las enfermedades es una tendencia mundial en la
ciencia, que está cambiando la mirada sobre la prevención, situándola
incluso antes de la gestación.
En Chile se llevará a cabo entre
el 19 y el 22 de noviembre el VI Congreso Internacional sobre el Origen
Temprano de la Salud y la Enfermedad (www.dohad2009.com ), que reunirá a más de 500 científicos de todo el mundo en torno a estos temas.
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