Para Umberto Veronesi, uno de los máximos oncólogos italianos y una
eminencia mundial en la lucha contra el cáncer de mama, el triunfo
sobre esta enfermedad que ataca a tantas mujeres, muchas de ellas muy
jóvenes, está asegurado. "Aún no vencimos, pero lo derrotaremos, estoy
seguro", afirma.
Vegetariano de toda la vida porque "quien ama a los animales no los
come", Veronesi, de 84 años magníficamente llevados, está convencido de
que la alimentación es también fundamental en el combate contra el
cáncer. "La comida también es un vehículo de los cancerígenos: si una
vaca come un pasto donde hay sustancias cancerígenas, éstas van a su
cuerpo y cuando uno come carne come también los cancerígenos", asegura,
al recordar que las varias veces que
viajó a nuestro país para organizar convenios sobre el progreso de
la ciencia en el tratamiento del cáncer de mama se moría de hambre al
hallarse en un ambiente en un ambiente totalmente carnívoro.
"Todos los vegetales tienen elementos protectores en contra del
cáncer; algunos más para un tumor, otros para otros, mientras que la
carne contiene cancerígenos que producen sobre todo tumores
intestinales: quien no come carne no tiene cáncer en el intestino. De
hecho, en la Argentina es muy frecuente este cáncer", dijo Veronesi en
una entrevista con LA NACION. "Si una mujer está predispuesta al tumor
de mama, en cambio, debe comer vegetales y especialmente todo lo que es
de la familia de los coles, como brócoli, coliflor, etc.", agregó
-¿Considera derrotado el cáncer, o no aún?
-No, el cáncer de mama no, pero lo derrotaremos, de esto estamos
seguros. Porque la revolución de la tecnología diagnóstica -ecografías,
mamografías, resonancias magnéticas- ha llevado hoy nuestras técnicas a
la capacidad de identificar tumores también de 3 milímetros, que no se
sienten con los dedos. Yo examiné 1200 casos que nosotros hemos operado
de estos tumores "no palpables". Operados con técnicas muy
sofisticadas, después de diez años, el 99% de estas mujeres están
vivas.
Por lo tanto, teóricamente, si lográramos descubrir todos los casos
gracias a los exámenes instrumentales en una condición tan inicial
habríamos resuelto el problema. Después, están los temas de la toma de
conciencia de la mujer, de la disponibilidad de la mujer para ir y
venir, del costo de estos exámenes, pero se trata de problemas que
vienen después. Antes hay que demostrar que, queriendo, podríamos
resolver el problema.
-Usted dedicó toda su vida a combatir al cáncer, y hubo mucho
progreso en los tumores de mama, pero ¿qué ocurre con respecto al
cáncer en general?
-No hay un cáncer, sino que hay cien tipos, cada uno con sus reglas,
sus dificultades, sus problemas, sus orígenes. Por ahora, cerca del 20%
de los tumores son de origen viral. Pero también hay otros orígenes,
que tienen que ver con los cancerígenos químicos, el amianto, las
aminas aromáticas... Así que existen dificultades para remover las
causas. Y la progresiva modernización e industrialización lleva a un
aumento de los tumores y a una disminución de la mortalidad gracias a
las medidas que tomamos. Si tomamos todos los tumores, cada año la
mortalidad disminuye el 1%. Lo cual parece poco, pero donde no había
esperanza es algo.
-¿Cuál es la cifra de la mortalidad del cáncer?
-Casi unos 10 millones de personas por año en todo el mundo. Es
difícil en cambio decir cuántos son los enfermos, porque sólo los
muertos son los que se registran.
-Entonces hay algo paradojal: el progreso, la industrialización, que hace aumentar los tumores...
-En realidad, no es tanto la industrialización, sino que los países
más industrializados, más desarrollados, tienen más tumores. Se come
más y peor, se come más carne, hay obesidad, que son todos factores
cancerígenos.
Probablemente también haya más elementos químicos dando vueltas,
como pesticidas, y nosotros tratamos de combatir los cancerígenos
ambientales, pero el gran giro está ocurriendo porque estos diversos
tipos de cancerígenos -virus, radiaciones, sustancias químicas,
etcétera- todos actúan de la misma manera: hay una pequeña lesión del
ADN, que es la que desencadena el mecanismo de la proliferación
incontrolada.
Entonces nosotros decimos "el cáncer es una enfermedad ambiental" y
los genetistas dicen que "el cáncer es una enfermedad genética", y los
dos tenemos razón. Porque en el ambiente están las causas, pero el
mecanismo de acción está en el gen, y entonces también tenemos que
combatir ahí. Por esto el tema del ADN es fundamental.
-¿El factor psicológico tiene que ver con el cáncer, es decir, quien está deprimido se enferma?
-No, cero.
-¿Y el factor hereditario?
-El factor hereditario no es muy importante, pero hay casos que
tienen una predisposición genética. Algunas cepas hasta se transmiten
en genes, otros tienen una dificultad en la reparación del ADN. En
pocas palabras, las sustancias cancerígenas resultan en un daño al ADN.
Todos los daños al ADN normalmente se reparan automáticamente,
porque hay unas enzimas que reparan, como obreros que arreglan el ADN.
Y esto ocurre dentro de nosotros todos los días, y quién sabe cuántas
veces. Entonces hay familias que tienen una riqueza de estas enzimas. Y
esto sí se transmite genéticamente, y entonces hay familias que
resisten más el cáncer; otras familias, otras cepas, que tienen menos
capacidad de reparar, entonces están más expuestas.
Entonces no es una herencia de los tumores, sino que hay una
herencia indirecta de los mecanismos de control de la reparación del
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