En Argentina se realizan entre 460.000 y 600.000 abortos por año,
sostienen diversas investigaciones, lo que equivale a casi uno por cada
nacimiento. Estos procedimientos, realizados al margen de la ley, no
siempre se efectúan con las condiciones requeridas para evitar
hemorragias e infecciones.
Según datos oficiales difundidos al finalizar el año pasado, en 2008 se
produjeron 296 muertes maternas, 21 por ciento a causa de abortos
inseguros. Se trata de un número alto, aunque sea inferior a los 306
casos del año anterior, y entre los decesos hubo cuatro niñas de entre
10 y 14 años y 39 adolescentes menores de 19.
El número de fallecimientos es de cuatro mujeres por cada
10.000 niños nacidos, y podría generar la idea de que es bajo. Pero no
sólo se trata de muertes prevenibles sino que el porcentaje es dos
veces y media superior al de Chile y al de Uruguay, que están apenas
por encima de un deceso por cada 10.000 nacimientos.
Tanto el gobierno argentino como los expertos independientes
que trabajan en estos temas admiten que a este ritmo es difícil que el
país cumpla el nivel de reducción al que se ha comprometido ante la
Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Se trata de alcanzar para 2015 el mismo porcentaje de muertes
maternas que tienen ahora Chile y Uruguay, en un compromiso que forma
parte de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio, acordados por los
gobiernos en 2000 en el marco de la ONU, con plazos y metas que vencen
ese año, tomando como base los indicadores de 1990.
Entre esos objetivos está erradicar la pobreza extrema,
alcanzar la educación básica universal, promover la equidad de género,
reducir la mortalidad infantil y mejorar la salud materna, entre otros.
Un estudio del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva,
formado por diversas organizaciones no gubernamentales, indicó que
entre 1980 y 2006 la mortalidad infantil bajó 61 por ciento en
Argentina, mientras que las muertes maternas cayeron a una velocidad
mucho menor –32 por ciento-- y casi no ceden en los últimos años.
De hecho, en 2001 las muertes maternas fueron 297, sólo una
más de las registradas en 2008, y ya en 2006 el Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia, advertía con alarma sobre el estancamiento del
indicador materno, en contraste con las mejora del infantil.
LA MUERTE MATERNA, FUERA DE LA AGENDA
En diálogo con IPS, la médica Mariana Romero, investigadora
del Centro de Estudios de Estado y Sociedad –integrante del
Observatorio-- denunció que a pesar de no requerirse de grandes
inversiones para su reducción "la muerte materna no forma parte de la
agenda política argentina".
"En Chile el aborto no está despenalizado, pero desde
mediados de los años 60 hay allí una política de planificación familiar
que no se interrumpió con la dictadura (1973-1990) y una red de
atención primaria que funciona integradamente en la emergencia",
analizó la experta, autora del estudio "Para que cada muerte materna
importe".
En Uruguay, si bien el presidente Tabaré Vázquez vetó en
noviembre de 2008 una ley que legalizaba el aborto, la mayoría de la
población accede al sistema de salud, hay consejerías sobre
anticoncepción, y las mujeres se volvieron cada vez más concientes
sobre las prácticas de prevención del embarazo, explicó.
Romero, al igual que otras expertas consultadas, calificó de
"débil y poco visible" el Programa de Salud Sexual y Procreación
Responsable, puesto en marcha en Argentina en 2003 para prevenir
embarazos mediante la provisión gratuita de anticonceptivos.
En los hechos, sigue habiendo un alto porcentaje de abortos
inseguros, en un país donde la interrupción voluntaria del embarazo
sólo es permitida legalmente en casos de violación o cuando la vida de
la madre corre peligro.
"No hay una política pública clara y explícita que tome el
tema de las muertes maternas como prioridad", afirmó la médica. "Para
bajar las muertes, el programa debe ser visible, debe contar con
insumos, con recursos humanos capacitados, y debe ser monitoreado". "Si
no hay voluntad política, pierde visibilidad", advirtió.
A raíz de la publicación en diciembre de las nuevas cifras de
muerte materna, el ex ministro de Salud Ginés González reconoció que
"es el indicador más estancado de todas las metas del milenio", y que
ese estancamiento "equivale a un fracaso". "Las estrategias para
reducirlas no son suficientes", criticó.
Por su parte el actual subsecretario de Salud Comunitaria,
Guillermo González, reconoció que no se llegará a la meta de 2015 en
este rubro, pero afirmó que el Ministerio de Salud se propuso llegar a
2011 con una tasa de muertes maternas reducida en un tercio, es decir,
de 3,3 por cada 10 mil nacimientos.
"No se ha trabajado intensamente en cuatro puntos
fundamentales", admitió en una especie de autocrítica. Y mencionó la
falta de bancos de sangre para atender hemorragias, la dificultad para
detectar tempranamente casos de hipertensión, la falta de tratamientos
oportunos frente a infecciones, y la reducción de daños por aborto.
"Sesenta por ciento de los embarazos de la población no son
deseados", reveló. Aunque no lo mencionó, este dato está directamente
vinculado a fallas en el Programa de Salud Sexual y Procreación
Responsable, que sería el encargado de prestar insumos y servicios para
evitar estos embarazos no deseados.
En materia de reducción de daños por abortos inseguros,
existe un guía para la atención de los casos en que las mujeres llegan
al hospital con la interrupción del embarazo ya iniciada, pero aún así,
el porcentaje de abortos que termina en la muerte de las mujeres es
alto: casi 21 por ciento en 2008.
Si se estudian los casos por provincia, se observa que en
algunos distritos donde el acceso a los servicios de salud está más
dificultado, las prácticas de aborto más que duplican el promedio
nacional. En Entre Ríos 44,4 por ciento de las muertes maternas en 2008
fueron por aborto y en Chaco 39 por ciento.
"Es un escándalo", dijo a IPS Marta Alanis, presidenta de la
agrupación Católicas por el Derecho a Decidir que forma parte del
consejo asesor que trabaja junto al programa de Salud Sexual del
gobierno nacional.
"El programa tiene grandes fallas", advirtió. "Debe lidiar
con obstáculos tales como falta de insumos, dificultades burocráticas o
administrativas que enmascaran trabas de tipo ideológico", explicó.
"Muchos funcionarios pretenden gobernar o legislar en base a sus
creencias religiosas y algunos médicos también actúan así en su
práctica", dijo.
A modo de ejemplo señaló que en un centro de salud de
Córdoba, su provincia, hay un cartel que informa que no se proveerá de
métodos anticonceptivos a las mujeres que no se hayan realizado una
citología, un test de control para la prevención del cáncer de cuello
de útero.
"Si las mujeres fueran atraídas por programas más amigables,
que las contengan, muchas de estas muertes se podrían evitar, pero así
las expulsan", denunció.
"Hay que hacer un esfuerzo de educación sexual para evitar
los embarazos no deseados, garantizar la realización del aborto en los
casos en que no es punible y exigir la despenalización del aborto hasta
las 12 semanas de embarazo", puntualizó Alanis.
"Solo así se reducirán las muertes maternas por abortos
inseguros, que recaen siempre sobre las mujeres más pobres", advirtió. Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |