Es frecuente ver adultos mayores -formalmente, aquellos que exceden los
60 años- que, a medida que pasan los años y aún cuando muchos
presentaban sobrepeso, comienzan a perder kilos. Esta situación, en la
cual intervienen múltiples factores de índole social, económico,
clínico y cultural, comienza entonces a ser vista casi como una
condición inevitable del paso del tiempo. Sin embargo, no debería ser así.
“La pérdida de peso en alguien mayor de 60 años no debe ser tomada
como algo normal bajo ninguna circunstancia. Por eso, cuando esto
ocurre es necesario realizar los chequeos y estudios correspondientes
para que la persona pueda contar con los nutrientes claves para una
buena calidad de vida”, sostuvo el doctor Isidoro Fainstein, ex
presidente de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, según
publicó Pro Salud News.
Ni saludable ni normal
La desnutrición -un problema que, en general, y tanto en nuestro
país como en el mundo, está subdiagnosticado- es más que prevalente en
la población anciana. Esto se ve específicamente en ciertos grupos más
vulnerables, como aquellos que están internados o alojados en
instituciones médicas y de cuidado, así como también aquellos que
padecen problemas neurológicos o cáncer.
En el primer caso, un estudio de la Asociación Argentina de
Nutrición Enteral y Parenteral (Aanep) mostró que en la Argentina el
47,3% de las personas hospitalizadas presenta algún grado de
desnutrición de moderada a severa, mientras que entre los pacientes
neurológicos (tomando en cuenta patologías como la demencia y el
Alzheimer), se estima que más del 60% está desnutrido.
Finalmente, en relación a las personas que presentan condiciones
oncológicas, su estado nutricional dependerá del cuadro, el estadío y
el tipo y tamaño de tumor.
“Más allá de las cifras, es de suma importancia asesorar a las
personas sobre la importancia y necesidad de preservar una adecuada
nutrición en todas las etapas de la vida. En este sentido, al llegar a
la tercera edad debe continuarse con el consumo de las mismas fuentes
de nutrientes que durante todo el transcurso de la vida, ya que no es
normal ni saludable comer menos y estar más delgados a medida que se
envejece”, agregó el doctor Silvio Schraier, ex presidente de la
Sociedad Argentina de Nutrición.
En la Argentina, según diversas proyecciones de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU), el grupo de personas mayores de 60 años
representa el 13% de la población, aunque se cree que para el año 2050
esa cifra alcanzará el 25%. Mientras tanto, la misma fuente calcula que
para 2020, un millón de personas tendrán más de 80 años. Estos, se
supone, son los que están en mayor riesgo de desnutrición.
Es por eso que, de acuerdo con lo expresado por los especialistas,
resulta fundamental estar atentos a cualquier síntoma que pueda indicar
la presencia de desnutrición, pues esta condición no sólo incrementa el
riesgo de mortalidad, sino que además contribuye al avance o progresión
de determinadas condiciones, y las complicaciones que éstas generan.
También, debido a la falta de nutrientes, para los adultos mayores
suele ser más complicada la cicatrización de las heridas, así como
también la prevención de las infecciones.
Por el contrario, y sin mencionar el aspecto emocional que
indudablemente está íntimamente relacionado con cómo uno se vea “por
fuera”, tener un adecuado estado nutricional ayuda a los ancianos a
atenuar la pérdida de peso, reducir las hospitalizaciones, disminuir la
tasa de infecciones, bajar el riesgo de úlceras y mejorar la salud
física en general.
En vacaciones
El veraneo es un tema delicado para los adultos mayores que, tal
como consta en diversos relevamientos poblacionales, integran el 34,5%
de los hogares.
Si bien muchas familias optan por llevarse a los abuelos, muchos
otros deben permanecer en sus casas, sintiéndose a veces solos y
deprimidos, situación que no contribuye a la prevención de una
situación de riesgo.
Entonces, los especialistas recomiendan que, en caso de que los
abuelos viajen con el resto de la familia, es importante integrarlos a
las salidas, adaptándolas para que ellos puedan salir y compartir
momentos con sus nietos, por ejemplo. Por su parte, en caso que
permanezcan en su lugar, una tendencia que llegó desde el exterior para
quedarse, las “estadías breves”, representa una opción.
Para vivir mejor
La cuestión física ocupa un rol fundamental en lo que es el cuidado
de la salud durante la tercera edad porque, mientras muchos creen que
después de una determinada cantidad de años ya no es posible moverse,
los médicos señalan que es especialmente importante, siempre y cuando
la actividad que se lleve a cabo esté indicada y controlada por un
profesional.
Si a esto se le suman las actividades intelectuales y la actitud
positiva, será posible tener una mejor vejez, aún cuando existan
factores genéticos que predispongan al desarrollo de determinadas
enfermedades.
“Para sentirse bien es importante mantener o incrementar la
actividad intelectual, ejercitando la memoria, leyendo, estudiando o
utilizando juegos de ingenio como pasatiempo. Adicionalmente, en la
medida de lo posible, los adultos mayores deberían continuar
trabajando, preferentemente en la misma actividad que realizaron
durante otras etapas de su vida”, refirió el doctor Alejandro Mondelli,
médico especialista en gerontología y presidente de la Sociedad
Argentina para el Estudio del Envejecimiento y la Longevidad. Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |