Ante la persistencia de serias distorsiones que afectan la salud y los
derechos del consumidor, es positivo que el Ministerio de Salud obligue
a las farmacias y boticas a brindar información detallada sobre los
precios de los medicamentos que venden.
El objetivo, a muy corto plazo, es implementar un observatorio de
precios, a través de un software, que sería lanzado en tres meses al
mercado y que permitiría al consumidor comparar precios de
medicamentos, en tiempo real, en las diferentes farmacias de su
distrito antes de decidir la compra.
Nada más adecuado y
oportuno en vista de la complejidad de un mercado, como el de los
medicamentos, en el que por mucho tiempo los pacientes no han podido
ejercer sus derechos. Efectivamente, aparte de ser inducidos por el
médico o la cadena farmacéutica, no han recibido información completa y
oportuna sobre la calidad y precio de las medicinas.
Un
problema recurrente ha sido el de la escasa promoción y publicidad que
se ha dado a los medicamentos genéricos, que han sido relegados y
desprestigiados por una sostenida campaña. Ahora se ha comprobado que,
garantizados los controles de calidad, estos medicamentos son tan
efectivos como los de marca pero cuestan la séptima o la décima parte,
por lo menos. Esto ha llevado a dictar una norma que obliga a los
médicos, y ahora a las farmacias y boticas, a informar al paciente
sobre el nombre del medicamento genérico y de marca.
Todas
estas medidas tienen su razón de ser, en un país donde la atención de
salud es deficitaria y millones de peruanos, sobre todo los más
pobres, están fuera del sistema de seguridad social y deben buscar vías
alternas de atención y medicamentos.
Estando de por medio la
integridad y hasta la vida de las personas, debe hacerse todos los
esfuerzos necesarios para que estos servicios sean accesibles en
calidad y precio.
Tiene, pues, que romperse esquemas
viciados que en otros países, como Chile, llevaron a laboratorios y
farmacias a concertar precios, lo que fue severamente sancionado, como
era justo y previsible.
Queda pendiente una gran labor de
educación de los ciudadanos, para que tomen conciencia y hagan respetar
sus derechos de consumidores. Los principios del mercado, con la
dinámica de oferta y demanda, son ciertamente lo que mejor funciona,
pero ello no exime al Estado de asegurar que la competencia sea legal y
leal para beneficiar finalmente al consumidor, mucho más si este está
afectado en su salud. Para ello será sumamente útil la página web del
ministerio, que debe ser actualizada diariamente.
No hay que
temer a la transparencia, que finalmente beneficia a todos. El
Ministerio de Salud, y en concreto la Dirección General de
Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), deben permanecer alertas para
coordinar con los laboratorios y farmacias la aplicación de las nuevas
normas, así como denunciar públicamente y sancionar cualquier
transgresión. Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |