Expertos en nutrición afirmaron que la obesidad y el sobrepeso no es el
únicosproblema de salud alimentaria que se debe atacar en el país, pues
11.2 millones de mexicanos no tienen recursos ni siquiera para comer, mientras que 15.5 por ciento de menores de cinco años, es decir, 1.6 millones niños, enfrentan desnutrición crónica.
Destacaron que ante los efectos de la crisis
económica, de 2006 a 2008 en el país creció el número de personas en
pobreza extrema en 5.1 millones de personas, adicionales al incremento
en 5.9 millones de habitantes en pobreza, situación que representa un
riesgo de aumento en la tasa de desnutrición, sobre todo en la población con menos recursos.
Sobre el alza de precios de los alimentos, destacaron que la canasta
básica tiene un costo de 613 pesos mensuales por persona en las
comunidades rurales, mientras en las zonas urbanas es de 800 pesos.
Ambas se caracterizan por un incremento en el consumo de azúcares,
refrescos y alimentos con altos contenidos calóricos.
En el simposio Nutriólogos en acción: de la etiología a la solución,
inaugurado por el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, y
convocado por la Universidad Iberoamericana (Uia), enfatizaron que ante
un escenario de escasez de recursos en el entorno familiar es
necesario recuperar la dieta mesoamericana y consumir nuevamente
alimentos tradicionales en la dieta del mexicano como maíz, frijol,
chiles y leguminosas.
Juan Rivera Dommarco, director del centro de investigación en
nutrición y salud del Instituto Nacional de Salud Pública, destacó que
la desnutrición tiene efectos severos en el desarrollo del infante
y perpetúa el círculo de la pobreza. Está asociada a un bajo desarrollo
mental, pérdida de productividad, mayor prevalencia de enfermedades
crónico-degenerativas e infecciones.
Por
el contrario, agregó, cuando se invierte en una buena nutrición, en
particular durante los dos primeros años de vida, se eleva el
desarrollo cognitivo, hay menos enfermedades durante la infancia y la
edad adulta, pues está asociada a una mayor productividad, mejores
ingresos y disminución de la pobreza.
Sin embargo, alertó que el desarrollo económico, si bien tiene un efecto positivo en la nutrición de la población es
muy lento, por lo que no podemos depender exclusivamente de este
factor. Se requieren programas y acciones eficaces que ayuden a mejorar
la alimentación en la gente en riesgo.
Ana Bertha Pérez, especialista y directora del departamento de Salud
de la Uia, enfatizó que el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria
es un paso positivo, pero se requiere de mucho trabajo adicional para alcanzar las metas y abatir la obesidad y el sobrepeso, por lo que destacó que frente a la pobreza no
hay nada como volver al taco de frijol con chile y quelites, al consumo
de verduras y de alimentos al alcance del bolsillo que son mucho más
nutritivos que los procesados.
Glicerio González, endocrinólogo y profesor distinguido de la Uia, afirmó que la mala alimentación también es resultado de una manipulación
del consumidor porque no se le informa del verdadero contenido
nutricional ni tampoco cuenta con elementos para elegir productos más
saludables y baratos. Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |