La curvatura anormal del pene, que se produce como resultado de
pequeños traumatismos que pueden ocurrir durante el acto sexual, afecta
a entre el 5 y el 8% de los varones sexualmente activos y constituye
uno de los principales motivos de consulta para los especialistas en
disfunciones sexuales: dos de cada diez personas que acuden a sus
consultorios lo hacen afectadas por este muchas veces doloroso
trastorno llamado enfermedad de La Peyronie.
"Es la segunda causa de consulta que recibimos, después de la
disfunción eréctil y antes de la eyaculación precoz", dijo a LA NACION
el doctor Adolfo Casabé, médico urólogo del Sector de Disfunciones
Sexuales del hospital Durand y director del Instituto Médico
Especializado (IME), que acaba de realizar un estudio sobre los
factores de riesgo que predisponen a padecer este trastorno.
El trabajo realizado sobre 608 pacientes con un promedio de edad de
56 años mostró que en el 63% de los casos había algún factor
predisponente, como la disfunción eréctil, la diabetes, haber tenido
antecedentes de trauma coital o varios a la vez. De todos ellos, la
disfunción eréctil resultó ser el principal factor de riesgo para
desarrollarlo.
"En estas personas que tienen erecciones no muy rígidas puede
ocurrir que durante la penetración se produzcan microtraumatismos
-explicó Casabé-. Hay estudios que muestran que hay personas que tienen
un predisposición genética a que ante un microtrauma durante el coito
se produzca una mala cicatrización. En estos casos, el tejido que
recubre los cuerpos cavernosos del pene, denominado albugínea, no
cicatriza normalmente y provoca un queloide."
Esa cicatriz interna es la que hace que el pene se curve durante la
erección, deformación que va evolucionando en forma progresiva durante
los 6 a 9 meses de dura el proceso inflamatorio que caracteriza a la
enfermedad. Durante ese período, un síntoma que con mucha frecuencia
acompaña a quienes padecen este trastorno es el dolor en la zona
afectada.
"La enfermedad de La Peyronie puede presentarse con pocos síntomas y
es el propio paciente quien los detecta. Puede palparse una dureza
durante el baño, advertir una curva que antes no tenía o más
frecuentemente un dolor durante la erección -agregó el especialista-.
En casos graves el grado de curva puede llegar a imposibilitar la
penetración."
Diversos estudios coinciden en que se trata una enfermedad con un
profundo impacto en la salud emocional de los varones. Un trabajo
norteamericano, por ejemplo, halló depresión en el 48% de los
afectados. "La mayoría de los varones concurren a la consulta muy
asustados, angustiados y avergonzados, ya que sienten un tremendo
impacto en la esfera emocional y en su autoestima frente a esta
dificultad."
Tratamiento y prevención
Afortunadamente, señaló Casabé, se trata de una enfermedad que
tiene tratamiento. "En la etapa aguda, cuando la curvatura es reciente
o hay todavía dolor, hay dos opciones: si se palpa una placa bien
delimitada, se inyecta un bloqueante clásico, el verapamilo, que actúa
como antiinflamatorio y desnaturaliza la matriz estructural de la
placa; cuando la placa es muy chica se utilizan drogas como la
colchicina para calmar el dolor."
En ambos casos, hay que esperar a que finalice el proceso
inflamatorio para determinar si será necesario corregir quirúrgicamente
la curvatura resultante. "La curvatura del pene se corrige en tanto
ésta dificulte la vida sexual del paciente, lo que es algo muy
subjetivo, y no en todos los casos es necesario", concluyó Casabé.
PREVENCION
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Evitar la penetración con el pene semirrígido; tratar la disfunción eréctil reduce el riesgo del síndrome de La Peyronie.
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La posición del hombre acostado boca arriba y la mujer encima, y el sexo anal aumentan los riesgos de traumatismo.
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La utilización de gel íntimo también reduce la probabilidad de minitraumatismos.
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