Una queja muy frecuente en el universo de la mujer es la que tiene que
ver con la herencia familiar, más concretamente de la "rama femenina".
Dentro del campo de las cuestiones heredadas más resistidas se
encuentra, fundamentalmente la tendencia al sobrepeso, las pocas
aptitudes para el deporte o la actividad física, el tipo de pelo y
fundamentalmente, el aspecto de las piernas.
Por esa razón y a fin de corroborar que todas aquellas mujeres que
tengan várices o arañitas (cuyo nombre técnico es telagientasias) deben
"mirar para arriba", la licenciada Marcela Ciaño, jefa del servicio de
Nutrición de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina (CYMSA) sostuvo:
"entre las mujeres más propensas a padecer várices efectivamente se
encuentran aquellas que tienen antecedentes familiares. No obstante, no
se puede desconocer que los cambios hormonales producidos por ejemplo
por el embarazo o la menopausia, influyen también".
"Pero además hay otro factor importantísimo que es la alimentación. En
este sentido, una dieta rica en sodio (sal) y grasas saturadas, así
como también la ingesta insuficiente de líquido y la tendencia al
sobrepeso y la obesidad, son todos factores que contribuyen al
desarrollo de patologías en las extremidades inferiores", agregó la
especialista.
Es por eso que la Lic. Ciaño hizo hincapié en la relevancia de tratar
los desórdenes de peso, así como también llevar una dieta equilibrada
en la cual se dejen de lado los alimentos picantes, los ricos en sodio,
el café y se desestime el hábito de agregarle sal a las comidas.
"¿Por qué? porque todas las afecciones de las piernas están vinculadas
a la mala circulación, y dentro de esa área juega un rol muy especial
la dieta. Entonces si cuidamos lo que comemos, podremos contribuir a
prevenir las várices o arañitas, pero además a atenuar los síntomas
(aunque no hacer que desaparezcan) que estas patologías provocan una
vez que ya están instaladas", señaló.
"Por eso, lo ideal es -en primer lugar- ingerir una cantidad de líquido
considerable. Esto es alrededor de ocho vasos de agua por día. Por otro
lado es preferible dejar de lado las grasas saturadas y los alimentos
que traen colesterol. Eso, sumado a la disminución del nivel de
triglicéridos facilitará la circulación, lo mismo que la elección de
ácidos grasos polinsaturados contenidos en alimentos como el aceite de
oliva o canola y en los pescados como el lenguado o el salmón", detalló
la especialista.
"Por otro lado es necesario incorporar fibra a la dieta, ya que los
alimentos elaborados en base a esta sustancia ayudan a prevenir la
constipación; y finalmente es fundamental la ingesta de alimentos
antioxidantes (frutas y verduras) pues éstos poseen acción
desinflamatoria", finalizó Ciaño.
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