Una confluencia de malaria y una enfermedad ósea serían las
responsables de haber acabado con la vida del joven faraón egipcio,
según una investigación cuyos resultados se publicaron este jueves en
la revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA, por sus siglas
en inglés).
El estudio se hizo entre 2007 y 2009 y combinó técnicas de
identificación con ADN, estudios radiológicos y la comparación
morfológica de unas once momias, incluida la de Tutankamón.
"Tutankamón tenía varios desórdenes y algunos de ellos pueden haber
alcanzado el carácter de un síndrome inflamatorio, inmuno represivo y
por tanto debilitante. Debe haber sido un joven pero frágil rey que
necesitaba bastones para caminar", escribe Zahi Hawass, director del
Consejo Supremo de Antigüedades de El Cairo.
El
equipo de científicos de Egipto, Alemania e Italia logró establecer la
línea dinástica de 155 años a la que perteneció Tutankamón, quien
ascendió al trono a la edad de 11 años y murió posiblemente a los 19,
alrededor del año 1.325 antes de Cristo.
"Maldición" genética
Entre
los artefactos que se consiguieron en la tumba del rey había unos 150
bastones y cañas, además de una considerable cantidad de productos
farmacéuticos, lo que, sumado a la corta edad a la que murió, ha hecho
sospechar de la salud precaria del faraón.
Tras
los análisis, tres de los cuerpos embalsamados han sido identificados:
uno es el de Tiye, madre del faraón Akenatón y abuela de Tutankamón, y
otro sería el de Akenatón, quien sería sin dudas el padre del rey-niño.
Según
explica el equipo en la revista, el lazo filial de Tutankamón con
Akenatón quedó establecido porque compartían el mismo grupo sanguíneo y
por los rasgos antropológicos comunes que identificaron los expertos.
El
trabajo descarta que el faraón sufriera de ginecomastia, desarrollo
casi femenino de los pechos en varones, o del síndrome de Marfan, que
se caracteriza por generar brazos y piernas alargados.
Objetos
hallados en tumbas y representaciones artísticas de faraones del
período de Amarna los muestran con rasgos andróginos, aunque los
egiptólogos recuerdan que las representaciones de la época tendían a
ser estilizadas.
"Egiptología molecular"
El
equipo investigador estima haber abierto un nuevo campo de estudio en
la genealogía molecular y la paleo-genética de las enfermedades en la
época de los faraones.
"Se puede
establecer una nueva disciplina científica llamada egiptología
molecular que combine las ciencias naturales, las ciencias de la vida y
la cultura, las humanidades, la medicina y otros campos", dicen en su
reporte.
Pero el entusiasmo de los
investigadores no es compartido por todos, sobre todos quienes
advierten que el material genético de las momias estudiadas puede estar
corrompido por el tiempo y otras técnicas usadas para estudiarlas.
"Los
análisis de ADN en arqueología no son suficientes. Se necesitan otras
pruebas arqueológicas que nos permitan establecer con certeza la
genealogía de Tutankamón", aseguró a la agencia de noticias AFP el
profesor de arqueología en la Universidad de El Cairo, Abdel Halim
Nureddin
Con su perfeccionamiento en las
últimas décadas, las técnicas de ADN han pasado a ser una herramienta
en investigaciones arqueológicas que han permitido hasta ahora
identificar al hijo del guillotinado Luis XVI de Francia o la familia
del zar de Rusia Nicolás II.
Faraón popular
Tutankamón es quizá el monarca del antiguo Egipto más conocido y popular entre el público contemporáneo.
Su
vida y su muerte han estado rodeadas de misterio desde que su tumba
casi intacta fue descubierta en 1922 en el Valle de los Reyes por el
explorador británico Howard Carter. Ese halo misterioso se extendió a los descubridores de su cuerpo
sobre quienes se dice que cayó "la maldición del faraón" que significó
finales trágicos para muchos de ellos.
En
un editorial en la misma revista de la JAMA en la que se publica la
investigación de los egiptólogos, el historiador de la medicina Howard
Markel, de la Universidad de Michigan, cuestiona la utilidad de esos
estudios.
"Antes de molestar a los muertos
con las perspicaces maravillas de la ciencia médica del siglo XXI hay
que considerar las implicaciones éticas de estas pesquisas, para evitar
abrir la caja de Pandora de la historia", advierte Markel a sus colegas
de la comunidad científica. Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |