Para muchas familias, el tener un hijo gordito es una señal de que está
fuerte y saludable, sin embargo, los especialistas en nutrición
infantil no piensan igual ya que la obesidad infantil es un problema
creciente y muy alarmante dadas las complicaciones que esta enfermedad
conlleva.
Diversas encuestas de salud en el país revelan que cuatro de cada diez
niños y niñas de entre cinco y 11 años cuentan con sobrepeso o son
obesos; incluso la Secretaría de Salud del Distrito Federal ha
reconocido que casi 30% de los infantes en la capital sufren de esos
padecimientos, aunque en algunas escuelas la proporción alcanza un 40%.
Con datos como estos no es difícil entender que México se posicione en
el segundo lugar del mundo con problemas de obesidad, tan sólo por
debajo de Estados Unidos, en donde 65.4 % de la población tiene
sobrepeso. En México la cifra de personas obesas alcanza el 62.3% de la
población.
El sobre peso y la obesidad infantil, ocasionan diversos problemas en
la salud integral, física, mental y social de los niños y niñas que la
padecen y si no se controla a tiempo, son muchos los problemas de salud
y económicos, que a corto y largo plazo se pueden generar.
Por otro lado, muchos piensan que los niños obesos no deben recibir
tratamiento, porque no es bueno ponerlos a dieta o porque al llegar a
la edad adulta dejarán de serlo. Pero la realidad es otra, ya que el
riesgo de que sean adultos obesos, con todos los riesgos de salud que
este problema genera, tienen mucho que ver con la gravedad y la edad en
que se inicia la obesidad.
Cuando la obesidad inicia entre los 6 meses y los 7 años, el porcentaje
de los que seguirán siendo obesos en la vida adulta es aproximadamente
del 40% y los que inician con este problema entre los 10 y los 13 años,
el 70% tiene posibilidades de continuar siendo obesos.
Si bien en algunos casos puede ser ocasionado por problemas
endocrinológicos, que deben ser atendidos por un endocrinólogo, la
mayoría de los problemas de sobre peso y obesidad es causado por malos
hábitos alimenticios, falta de ingesta de frutas y verduras que además
proporcionan fibra, falta de ejercicio físico regular y sedentarismo.
La causa fundamental del desarrollo de sobre peso u obesidad, es el
consumo excesivo de alimentos ricos en grasas o carbohidratos que se
almacenan en el organismo, por ese consumo excesivo y por un descenso
en el gasto energético al no hacer ejercicio.
En realidad, no existe una cantidad exacta de comida que deban consumir
todos los niños, ya que cada uno tiene diferentes necesidades y hasta
gustos, lo que sí es importante es evitar el exceso y obligarlos a
comer de más, cuando ya saciaron su apetito.
Según los especialistas, la obesidad y el sobre peso tiene mucho que
ver con el estilo de vida familiar y entre los principales factores
están:
- La genética, ya que este problema puede ser hereditario cuando alguno o los dos padres son obesos.
- El padecer algún problema emocional o psicológico, puede desencadenar también obesidad.
- La selección y forma de preparación de alimentos. Esto incluye un
exceso de alimentos grasos o con gran contenido en carbohidratos y
azúcares o con muchos condimentos y la falta de alimentos con fibra
como frutas y verduras.
- El sedentarismo, es decir la falta de ejercicio físico diario o de
algún deporte, ahora muy promovido por el exceso de tiempo utilizado en
ver televisión o jugar con videojuegos o computadoras.
- El consumo excesivo de alimentos chatarra con exceso de grasa,
condimentos y de bajo valor nutritivo, que se ha convertido
desafortunadamente en una “opción”, para los padres que trabajan y
tienen muchas ocupaciones durante el día, lo que también repercute en
el gasto familiar. El abuso en el consumo de panes, galletas, pastas,
dulces y refrescos, lo que para muchos padres no tiene importancia,
porque lo que desean es saciar el hambre de sus hijos, sin preocuparse
si están o no consumiendo todos los nutrimentos que necesitan para
crecer sanos y fuertes.
- La obsesión por la cantidad de alimentos que deben consumir los niños.
Para prevenir la obesidad en los niños y niñas se recomienda:
• Preparar un desayuno y comida que incluyan alimentos de los tres
grupos, para que tengan energía, proteínas, vitaminas y minerales que
les permitan crecer sanos y fuertes.
• Cenar ligero.
• Servirles cantidades adecuadas a su edad y evitar la repetición. En
familias con padres obesos, suelen servir mucha cantidad de comida para
los niños.
• Impedir que coman alimentos chatarra en lugar de comidas completas.
• Comer despacio, a una hora determinada y masticando bien los
alimentos. Comer de prisa a veces ocasiona que se quiera comer de más.
• Poner en el lunch escolar, frutas, verduras crudas como zanahoria o
pepinos, jugo de frutas con pocas calorías o agua simple, un sandwich
que contenga verduras, además de las carnes frías.
• Evitar el consumo excesivo de fritangas o alimentos fritos.
• Controlar el consumo de dulces antes o durante las comidas.
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