Se investiga la sestrina, una proteína antioxidante que actúa como inhibidor del gen de la elastina, decisiva en el mantenimiento de las propiedades del tejido pulmonar
Los casos de EPOC,
la enfermedad más relacionada con el hábito tabáquico, aumentan de
manera constante, así como las patologías y las tasas de mortalidad
asociadas. En un intento por encontrar nuevas terapias más efectivas,
los investigadores se han fijado en la sestrina, una proteína que
inhibe la formación de elastina, cuya actuación es fundamental en el
mantenimiento de la elasticidad de las células. Las enfermedades
ligadas al tabaco son un importante problema de salud al que se
enfrentan la mayoría de los países desarrollados. En España, el Comité
Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) recuerda que "uno de
cada dos fumadores muere como consecuencia del tabaco, con una pérdida
potencial de unos 20 años de vida". A pesar de ello, según el último
estudio efectuado por este organismo, uno de cada cinco españoles es
fumador.
Nuevas dianas terapéuticas
Las recientes líneas de investigación abren nuevas puertas para
tratar la EPOC. Se descubren terapias hasta ahora desconocidas, como la
utilización de sestrina. Un grupo de investigadores de la Escuela de
Medicina de la Universidad de Frankfurt (Alemania) trabaja con esta
proteína antioxidante, que parece estar relacionada con el desarrollo
de la EPOC.
La sestrina actúa como inhibidor de la expresión genética de otra
proteína, la elastina, presente en numerosos tejidos y que, como su
nombre indica, juega un papel decisivo en el mantenimiento de las
propiedades elásticas de las células y, en conjunto, del tejido del
órgano. La falta de elasticidad en el tejido pulmonar dificulta el
intercambio de gases y acentúa el desarrollo de la EPOC. La clave se
encuentra en los mecanismos de represión genética que han diseñado los
investigadores para impedir la expresión de sestrina y mantener así la
elasticidad en los pulmones de pacientes con EPOC.
Diagnóstico precoz
La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, conocida como bronquitis crónica, es una patología respiratoria relacionada, de forma directa, con el tabaco. Es responsable de la muerte de más de tres millones de personas cada año en todo el mundo. En España fue, en 2005, la quinta causa de mortalidad en varones y la séptima en mujeres, con 17.500 muertes registradas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que en 2007 alrededor de 210 millones de personas sufrían EPOC en todo el mundo y el Centro Nacional de Epidemiología calculó que en 2030 esta patología respiratoria será la causante del 7,8% de todas las muertes en España.
Su principal causa es el tabaco. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica calcula que un 10,2 % de los fumadores padecerá EPOC. Además, un 73% de los afectados está sin diagnosticar: a pesar de que los primeros síntomas se detectan a partir de los 40 años, es probable que la enfermedad se desarrolle mucho antes de forma silenciosa.
Para intentar disminuir estas consecuencias, el pasado 3 de junio,
el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de la Salud (SNS)
aprobó una nueva estrategia para agilizar el diagnóstico de la
enfermedad y mejorar su tratamiento en pacientes terminales, así como
para desarrollar nuevas líneas de investigación. El objetivo principal
es realizar un diagnóstico precoz en personas en riesgo, ya que cuando
aparecen los primeros síntomas la enfermedad se halla en un estado
avanzado.
EXAMEN A LA SEGURIDAD DE LOS E-CIGARRILLOS
Varios estudios recientes cuestionan que los cigarrillos electrónicos sean efectivos para dejar de fumar. Del mismo modo, también es dudoso que los cigarrillos electrónicos carezcan de toxicidad y sean inofensivos para el usuario. La Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) ha realizado un estudio con 19 cigarrillos electrónicos y ha descubierto que contienen algunas sustancias tóxicas. Es el caso del etilenglicol, un común anticongelante utilizado en coches, y de nitrosaminas, tóxicos potencialmente cancerígenos. También se encontró nicotina en e-cigarrillos vendidos con una etiqueta que no señalaba su presencia.
Los
e-cigarrillos contienen algunas sustancias tóxicas como el etilenglicol
(anticongelante de coche) y nitrosaminas (tóxico cancerígeno)
Estos "e-cigarrillos", como se conocen, son unos dispositivos
parecidos a un cigarrillo convencional, que expulsan una cantidad
controlada de nicotina cuando el consumidor los inhala. Además,
disponen de una pequeña batería que actúa como filtro para evitar las
sustancias tóxicas propias de la combustión del tabaco.
Se fabrican, sobre todo, en China y se comercializan a través de Internet. En muchos países no se han aceptado y en EE.UU. se ha abierto una batalla legal con la FDA, ya que esta agencia afirma que no cumplen las expectativas ni los controles sanitarios de un medicamento, por lo que no se recomienda su uso para dejar de fumar. Algunos expertos señalan que pueden, incluso, aumentar la adicción a la nicotina y el consumo de tabaco, sobre todo, entre los jóvenes.
El Instituto de Rehabilitación y Desarrollo Humano (IRDH) de Grecia
asegura que hay muy poca información científica sobre la efectividad de
los cigarrillos electrónicos, de modo que "se necesitan análisis
químicos más rigurosos, seguidos de una extensa investigación con
estudios en animales y, por último, ensayos en personas". En España, la
Agencia Española del Medicamento y su homóloga europea, la EMEA, tienen
que autorizar los productos con nicotina.
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