Informe de OMS: enfermedades mentales se duplicaron en Nueva Orleans tras paso del huracán Katrina |
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jueves, 31 de agosto de 2006 |
Se cumple un año desde que el ojo del huracán Katrina se posó sobre
Nueva Orleans. Los vientos de fuerza 5 y las lluvias arremetieron
contra la que fue cuna del jazz. Entre los supervivientes, la
proporción de enfermedades mentales graves como depresión, estrés
postraumático o crisis de pánico, se duplicó en los meses siguientes al
huracán. La Organización Mundial de la Salud ha emitido un informe, realizado
por científicos de la Universidad de Harvard, sobre la salud
mental de los supervivientes de la catástrofe. Es el primer trabajo de
una serie que publicarán regularmente durante los próximos siete años.
La embestida del Katrina dejó más de 1.600 muertos y forzó la evacuación de 500.000 personas. La mayoría de los supervivientes (85%) perdieron su hogar, sus ingresos y más de un tercio sufrió penosas condiciones físicas cuando el 80% de Nueva Orleans quedó inundada. De acuerdo con el informe, el 23% también se enfrentaron a situaciones duras desde el punto de vista psicológico, como la muerte de un ser querido.
Para estimar la influencia del huracán Katrina en la salud mental de los supervivientes, los investigadores utilizaron encuestas realizadas a 1.043 adultos que vivieron el paso del Katrina y sus consecuencias en los estados de Alabama, Louisiana y Mississippi. De acuerdo con los resultados, en los siete meses posteriores al desastre el 31% padecía una enfermedad mental. Dos años antes, la incidencia de enfermedad mental era de cerca del 16%. Tras el huracán esta cifra se duplicó.
De los supervivientes que sucumbieron a la enfermedad mental, el 11% padecía un trastorno grave, como depresión, estrés postraumático o esquizofrenia. Cerca del 25% de los participantes sufrían pesadillas, situación que se intensificó en los habitantes de Nueva Orleans: la mitad de ellos sufrieron pesadillas relacionadas con sus experiencias con el huracán, el 8% de los cuales las padecía cada noche. Además, el 38% reconoció asustarse con más facilidad y el 52% aseguró estar de peor humor, más irritados.
Por otra parte, el 88% de los encuestados asegura que tras la tormenta han desarrollado un profundo sentido de la vida y han establecido fuertes vínculos con sus seres amados y la comunidad. El 77% reconoció haberse vuelto más religioso y espiritual.
En parte por todo esto, los pensamientos, planes y suicidios consumados no han aumentado. Los expertos achacan este sorprendente dato también al optimismo de las víctimas y a su confianza en un futuro mejor. Sin embargo, Ronald Kessler, director del estudio, considera "preocupante" lo que pueda ocurrir si la situación no mejora. "Qué sucederá en un año si las cosas no van a mejor?", pregunta.
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