La historia clínica electrónica (HCE) permite reducir errores
diagnósticos de varias formas. Un estudio dirigido por Gordon Schiff,
del Hospital Brigham and Women, de Boston (Estados Unidos) y publicado
en el último número The New England Journal of Medicine,
destaca siete retos necesarios para este objetivo. En primer lugar, la
HCE debe filtrar y organizar el acceso a la información. Según los
autores, el exceso de información, más que su escasez, se convierte a
veces en obstáculo, y cada vez es más difícil revisar todos los datos
disponibles electrónicamente. Las fórmulas informatizadas deberían
ofrecer la información en varios formatos o de acuerdo con distintos
criterios.
En segundo lugar, la HCE tendría que permitir que el médico, y
el propio paciente, puedan incorporar información sin límite de
espacio, lo que después ofrece información superior a la que
proporcionan los formularios simples de pregunta y respuesta. Sin
embargo, esta última forma también debe existir en los soportes para
garantizar que determinada información básica está incluida en la HCE, y
por tanto se incluye en el estudio como un requisito más de la
herramienta.
En cuarto lugar, los autores explican la ventaja de la
información acumulativa, es decir, no sólo la que se va añadiendo desde
el principio sino también las interpretaciones posteriores.
El quinto reto es disponer de los sistemas que permitan el
manejo de la HCE por parte de todos los que tengan que utilizarla.
La condición número seis que debe tener la HCE es permitir la
comunicación para pedir pruebas diagnósticas e incorporar sus
resultados, es decir, funcionar como herramienta de comunicación y no
sólo de almacenaje de información. Por último, estas fórmulas deberían
facilitar el seguimiento.
(N. Engl JMed 362;12 25 mar 2010, 1066-1069)
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