En 1960, la Food and Drug Administration de los Estados Unidos recomendó por primera vez la aprobación de este método de contracepción.
El 9 de mayo de 1960, un comité asesor de la Food and Drug Administration (FDA)
de los Estados Unidos recomendó la aprobación de la píldora anticonceptiva. La
agencia lo llevó a cabo, justo 45 días más tarde.
"Desde que la píldora
fue aprobada por la FDA, ha cambiado radicalmente el acceso de las mujeres a la
educación, al empleo y a tener una familia del tamaño que desean", apuntó Cecile
Richards, presidenta de la Planned Parenthood Federation of America, que lideró
el esfuerzo para obtener la aprobación de la píldora. "Cambió por completo la
capacidad de las mujeres de controlar su propio destino" añadió.
El doctor John Preston Parry, de la University of Wisconsin School of
Medicine and Public Health, Estados Unidos, añadió que "ningún medicamento se ha
acercado a la píldora anticonceptiva en términos de impacto social, político y
médico. En cuanto a las oportunidades profesionales para las mujeres, ha tenido
más impacto que ninguna otra cosa. La proporción de mujeres que se dedican a
carreras médicas ha aumentado del 10% a cerca del 50%".
Pero nunca se
tuvo la intención de que la píldora llevara a las mujeres a la fuerza laboral,
ni que redujera el tamaño de la familia promedio. La primera pastilla para la
"prevención", en lugar del tratamiento, tampoco alteró de inmediato el panorama.
La fundadora de Planned Parenthood y pionera de los derechos
reproductivos Margaret Sanger fue una campeona del comienzo de la píldora,
cuenta Richards. Pero en 1961, apenas un año después de la aprobación de la
píldora, la directora de Planned Parenthood en Connecticut fue arrestada por
suministrarla a las mujeres. Ese caso, llegó a la Corte Suprema de los Estados
Unidos, que dictaminó en 1965 que las mujeres casadas tenían el derecho
constitucional de utilizar pastillas anticonceptivas. No fue hasta 1972 cuando a
las mujeres solteras se les concedió el derecho a tomar la píldora.
Aún
así, la píldora no fue una innovación a la que todo el mundo dio la bienvenida,
y sigue siendo así. Muchos grupos, entre ellos los conservadores religiosos,
consideran los anticonceptivos orales como algo que atenta contra la vida
humana. Ha habido muchos informes de farmacéuticas que se niegan a surtir las
recetas para las pastillas anticonceptivas y los anticonceptivos de emergencia
porque estos fármacos violan sus creencias morales o religiosas.
Y
aunque muchos han escrito sobre la píldora y cómo ésta ayudó a crear las
costumbres sexuales menos estrictas de los años 60, Alex Sanger, nieto de
Margaret Sanger y presidente del International Planned Parenthood Council en la
ciudad de Nueva York, no cree que la píldora provocara la revolución sexual. O
al menos no la primera, que se cree ocurrió en los 40 y 50, gracias a su abuela
y al surgimiento de los coches como un artículo para la clase media.
Pero, añadió que la píldora "contribuyó, sin lugar a dudas, al declive
en la tasa de natalidad, al final de los años del aumento poblacional de la
posguerra, a que las mujeres entraran a la fuerza laboral, y a que más mujeres
tuvieran control sobre su fertilidad".
Desde 1960, el tamaño de la
familia estadounidense se ha reducido casi a la mitad, un número récord de
mujeres ha ingresado a la fuerza laboral, y más mujeres obtienen títulos de
educación avanzada. La Oficina del Censo de Estados Unidos informó el mes pasado
que casi seis de cada diez adultos que tienen títulos avanzados entre los 25 y
los 29 años de edad son mujeres.
"Los efectos secundarios de la píldora
de primera generación hicieron más por crear el feminismo moderno que la píldora
misma", aseguró Sanger. "Las mujeres que experimentaban estos efectos
secundarios graves lo hicieron público, se atrevieron a expresarse. Las mujeres
de los 60 eran feministas nacientes, que dijeron 'Basta ya. No seremos tratadas
como conejillos de indias, y que los médicos y científicos nos digan que es
nuestra imaginación'. Fue realmente un momento de generación de conciencia. Las
mujeres hablaron, admitieron que tomaban la píldora y admitieron que sostenían
relaciones sexuales. Para las mujeres, hacer esto fue realmente sorprendente".
A medida que han surgido nuevas generaciones de la píldora, el pánico
inicial por sus riesgos de salud se ha reducido mucho. Ahora, se sabe que la
píldora conlleva algunos beneficios de salud, entre ellos la reducción del
cáncer de útero y de ovario. Y un estudio de gran tamaño, publicado en marzo,
encontró que las mujeres que toman anticonceptivos orales en algún momento de
sus vidas tienen un menor riesgo de muerte que las que nunca los han tomado.
Aún así, la píldora moderna puede tener efectos secundarios indeseados,
como náuseas, aumento o pérdida de peso, y períodos menstruales dolorosos o que
no ocurren. Entre los síntomas menos comunes se incluyen dolores de cabeza
graves, dolor de pecho grave, tos con sangre, pérdida parcial o completa de la
visión, y depresión, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados
Unidos.
Los anticonceptivos orales también pueden aumentar el riesgo de
accidente cerebrovascular en algunas mujeres, sobre todo las mayores de 35 años
que fuman, además de las mujeres con hipertensión, diabetes o colesterol alto,
informan los NIH.
Algunos médicos consideran que la píldora es más
natural que la menstruación. "Los médicos han llegado a comprender que, en
muchos sentidos, suprimir el ciclo ovárico con pastillas anticonceptivas es más
natural que tener 500 ovulaciones en el transcurso de la vida", señaló el doctor
Steven Goldstein, del Langone Medical Center de la NYU, en la ciudad de Nueva
York. Eso se debe a que la naturaleza pretendía que las mujeres tuvieran menos
ciclos al estar embarazadas gran parte del tiempo, apuntó.
"A la gente
le preocupa que no sea natural", dijo Goldstein. "Uno deja de ser natural cuando
no tiene ocho hijos a los que amamanta durante 12 a 16 meses. En la naturaleza,
no hay biberón ni fórmula".
Los defensores de la píldora apuntan a que
hay asuntos sin resolver. Apenas en la última década, las compañías de seguro
han comenzado a cubrir el coste de la píldora. Incluso así, muchas mujeres no
pueden costearla, lo que contribuye al hecho de que Estados Unidos tenga la tasa
más alta de embarazos no intencionados y en adolescentes entre los países
occidentales industrializados, lamentó Richards.
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