Una década después de que en Estados Unidos se adoptara la política de 'Tolerancia Cero' (aprobada en 1994) en los colegios estadounidenses, por la cual se obliga a los centros a expulsar, al menos durante un año, a los alumnos que lleven armas, drogas, sigan un comportamiento violento o mala conducta, la normativa ha resultado ser un fracaso.
Así se desprende un estudio elaborado por Laura McNeal y Christopher
Dunbar, de la Universidad de Michigan, que acaba de ver la luz en la
revista 'Urban
Education'. Por este motivo, insisten en que se "deben reformar las
políticas existentes, tales como la de 'Tolerancia Cero' para asegurar
que cada niño recibe una educación de alta calidad en
un entorno seguro y propicio de aprendizaje".
Durante su investigación se tuvo un encuentro con 90 estudiantes de
entre 16 y 19 años de 12 centros educativos urbanos distintos. Los
autores tuvieron un 'cara a cara' de entre 30 y 40
minutos con 25 de ellos, a los que expusieron una serie de cuestiones
relativas a la política de los 90. Asimismo, se mantuvieron grupos de
discusión con todos los participantes.
"Aunque se ha escrito mucho acerca de los estudiantes sancionados en
virtud de la 'Tolerancia Cero', este estudio es uno de los primeros en
traer sus voces sobre esta propuesta", defiende los investigadores.
Pese a que la normativa fue diseñada para traer la 'seguridad' a los
centros educativos, los estudiantes insisten por unanimidad en el
trabajo que se sienten inseguros. Apuntan, también, que existen pocos
guardias de seguridad, que los que hay no cumplen con su trabajo y que
algunos hacen la 'vista gorda' cuando se está cometiendo un acto
delictivo.
Así, y entre los comentarios recogidos en el ensayo, destacan algunos
como el de Darín. "Los guardias de seguridad están mal pagados.
Dado que no cobran lo suficiente, no hacen correctamente su trabajo.
Ellos son la razón de lo que está sucediendo. Se hacen amigos de los
estudiantes que constantemente se meten en problemas", se queja.
O el de Lanie que insiste en que "la 'Tolerancia Cero' no es eficaz
en su centro porque no tienen guardias de seguridad suficientes. En la
mía hay cuatro para una población cerca de 3.000 estudiantes". O el de
Tiara: "Como el detector de metales falla, un día un chico llevó un arma
pero los detectores no saltaron y estuvo en clase con ella".
Y creen además, que el personal de la escuela no aplica las medidas
disciplinarias que deberían. Tamirra: "No creo que la legislación se
imponga con la misma justicia para todos. Sobre todo porque cuando un
estudiante rompe las reglas, el personal puede dejarlo pasar dependiendo
de la relación que tengan con él".
"Los hallazgos de este estudio denotan la necesidad de realizar
cambios en la aplicación de la 'Tolerancia Cero'. Es imperativo que los
administradores escolares adopten medidas para garantizar la seguridad
en las escuelas urbanas. ¿Cómo puede esperarse que los niños sobresalgan
académicamente en un ambiente que promueve la agitación y niveles altos
de ansiedad debido a problemas de seguridad?", defienden los autores.
Dos recomendaciones apuntan en su ensayo: "crear una manual
universal que defina claramente lo que constituye una violación
de la política de 'Tolerancia Cero' y la sanción que debe imponerse y,
segundo, mejorar los servicios de seguridad en los centros, con buenos
salarios y un mejor entrenamiento".
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