El Ministerio de Sanidad adquirió aproximadamente 13 millones de vacunas contra la nueva gripe A.
Se calculaba que esa era cantidad suficiente para proteger a entre el
30% y el 40% de la población contra el temido virus, pero nadie se
planteó entonces qué ocurriría con las dosis sobrantes una vez pasada la
pandemia.
De los 13,5 millones (que a siete euros la dosis hace un total de 91 millons de euros), el Ministerio se reservó cuatro millones a modo de reserva estratégica,
para utilizar en caso de que el panorama gripal adquiriese peores
tintes. Como ese escenario nunca llegó a producirse, el departamento que
dirige Trinidad Jiménez los donó íntegramente a la Organización
Panamericana de la Salud (OPS).
Los otros nueve millones, como explican fuentes del ministerio a
ELMUNDO.es, fueron a parar directamente a las comunidades autónomas,
encargadas de vacunar a todos los grupos de riesgo.
Sin embargo, la desconfianza de la población ante una vacuna que se
desarrolló en un tiempo récord y sobre la que planeó cierta sombra de
duda hizo que esta cifra se quedara grande.
La realidad es que sólo se aprestaron a ponerse el pinchazo menos de tres millones de ciudadanos pertenecientes a los llamados grupos de riesgo (embarazadas, pacientes con enfermedades crónicas, personal sanitario...).
Ahora que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decretado oficialmente el final de la pandemia,
el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, ha confirmado
que habrá que desrtuirlas (lo que supone unos 42 millones de euros).
"El Ministerio de Sanidad está coordinando a petición de las
comunidades la recogida de esos excedentes", explica un portavoz. Eso no
significa que las vacunas se estén recogiendo en un almacén del
ministerio, insisten, sino que se está coordinando su retirada a los almacenes de mayoristas de distribución que hay por toda España.
De hecho, como explica el especialista en enfermedades infecciosas de
la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC),
este invierno, la 'receta' de la OMS para la vacuna gripal debe incluir
tres cepas diferentes: el H1N1 pandémico (que seguirá circulando igual
que una cepa estacional), el H3N2 (que habitualmente afecta con más
virulencia a la población mayor) y un tercero del tipo B. "Si se
empleasen los remanentes almacenados contra el H1N1, nos obligaría a
vacunar a la población además con otra vacuna bivalente que incluyese
los otros dos virus". Una vacuna que los propios laboratorios no tienen
intención de fabricar previsiblemente y que obligaría a dar dos
pinchazos en lugar de solo uno.
Cuando se destruyan, cosa más que probable, serán los propios
laboratorios los que lo hagan, como suelen hacer con el excedente de las
vacunas de la gripe estacional todos los años, concluyen desde Sanidad. Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |