La palabra stent ya es bastante conocida por el público. Es un vocablo
inglés con el que en medicina se describe a una pequeña malla de acero
que se expande en el interior de las arterias coronarias obstruidas por
ateroesclerosis. El metal devuelve el calibre al vaso del corazón y
reestablece el flujo sanguíneo comprometido por la enfermedad.
Es ya un procedimiento tan frecuente que no hay en el mundo un
hospital de prestigio en el que no se pongan con regularidad. También es
un negocio importante. Mueve alrededor de 3.500 millones de euros cada año.
A pesar de su indudable éxito, una malla de acero permanentemente
colocada en una arteria tiene algún inconveniente. Sobre todo la
necesidad de dar fármacos anti plaquetas a los pacientes para disminuir
el riesgo de que, precisamente por la presencia del stent, se forme un
coágulo intrarterial.
Por eso, se han diseñado -y se están probando en los pacientes- mallas de acero biodegradables que acaban desapareciendo con el tiempo.
Los expertos opinan que estos dispositivos tendrán dos ventajas
importantes. El primero es que harán innecesarios los medicamentos
anticoagulantes, una vez que la malla se haya "volatilizado", y el
segundo es que permitirán que la arteria recobre su elasticidad en ese
tramo, puesto que el segmento de vaso ocupado por el acero suele ser
rígido.
La semana que viene se presentarán en Washington, en el transcurso de
la reunión internacional sobre terapia transcateter vascular, los
resultados preliminares (al parecer muy buenos) de medio centenar de pacientes tratados con stents biodegradables.
Es nuevo método aún no ha obtenido el espaldarazo de la FDA en EEUU o
de la EMEA en Europa (las agencias oficiales de fármacos y dispositivos
médicos) pero se espera que lo hagan en unos meses, una vez que se
conozcan los datos sobre su efectividad.
En cualquier caso, también se han alzado voces críticas que no ven grandes ventajas a una malla biodegradable.
Acusan al artilugio de ser más "rústico" que los que ahora se usan y
que hay millones de los stents clásicos que llevan colocados muchos años
funcionando perfectamente bien.
No obstante, la historia de la medicina ha demostrado una y otra vez que las modificaciones para bien de la tecnología acaban implantándose
de forma generalizada. Es más probable que buena parte de las mallas de
acero intravasculares que se coloquen en el futuro sean biodegradables. Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |