Cada uno de
nosotros, al ingresar a una Profesión, piensa que allí empieza una nueva
era, lo mismo que piensa cuando cree que al iniciar nuestra vida, somos
los dueños absolutos de lo que somos, ignorando todo lo que constituye
la carga de la genética, así también como el carácter social a la cual
pertenecieron nuestros antecesores y al cual arribamos como vírgenes
para abrirnos un camino en la vida.
No podemos
ignorar que toda evolución, por lo general es un proceso, sin negar la
existencia de cambios más rápidos o violentos, que no necesitan del
mismo.
Recuerdo como anécdota, que al haber atendido por pedido
de un querido amigo y pionero de la neurocirugía como lo fuera Don
Rafael Babini, a su maestro, el Doctor Benjamín Ávalos, ex Ministro del
Interior de Irigoyen y ya con mas o menos 90 años un día me
preguntó;¿Cómo son esas cosas nuevas de los anticolinérgicos?. En su
mente había sido una novedad y en la mía ya era vieja. La última
anécdota del recambio generacional en las Ciencias la viví con una gran
persona y gran Médico, el Dr. Carlos Silvestre Begnis: Dicté un curso en
el Clemente de 10 clases sobre hidratación-shock, insuficiencia renal
aguda-pre y post-operatorio normal y patológico, medio interno y ácido
base, etc. Al terminar el curso don Carlos me dijo; Mire Hutt; a mi me
quedan muy pocas neuronas para aprender esas cosas horribles de las
cuales Ud. habló; cuando se me complique un enfermo yo lo llamo a Ud. y
lo arregla. Era todo un mundo nuevo la especialidad que yo eligiera y
que aun ni siquiera había sido reconocida como tal. Pensamos que se
abrían las puertas para curar todo. Los dioses sueros, potasio, presión
venosa central, etc. parecían dominar las enfermedades. Después
nos dimos cuenta que era imprescindible conocer el riñón, no solo como
un órgano anatómico sino fisiológico. Recuerdo el primer Congreso de
Urología en Embalse, donde tuvimos conciencia de la existencia de dos
cosas diferentes, como lo fueron la Urología y la Nefrología; cada uno
de los profesionales andaba por diferentes caminos cuando se trataban
los temas de una u otra especialidad. Había nacido la Nefrología. Se
entró en la funcionalidad renal, lo cual me lleva a otra anécdota
durante el doctorado. El Dr Bueno, profesor de Fisiología, sabiendo que
yo estaba en este tema, me pidió que explicara el fenómeno de
contracorriente de formación de la orina. Era un poco difícil para la
época y había un oculista amigo, muy bueno, con quien hacíamos el
doctorado juntos, que miraba azorado todo el trabajo que demandaba la
fabricación de orina, la excreción de sodio o las reabsorciones, al
igual que la de los cloruros y el potasio. Le pregunté si alguna vez
había pensado que no era tan sencillo orinar, por lo cual quedó muy
sorprendido. Pero esto no es peyorativo para los oculistas, ya que
cuando rendí Oftalmología, tampoco entendía muy bien la materia.
Avanzamos hacia el título con muchos baches, algunos más otros menos,
pero sabiendo la imposibilidad de un conocimiento abarcativo de esta
Ciencia, Arte y praxis, que día a día incluye nuevos conocimientos. Los
progresos del último medio siglo dentro de nuestra profesión, han
superado cualquier expectativa que hubiéramos tenido hace 50 años. Se
pasó de salto en salto de las radiografías simples a las ecografías,
luego a las TAC y luego a la Resonancia magnética nuclear, que amplían
sus posibilidades día a día. De los análisis simples de laboratorio, el
ionograma y el estado ácido base, constituyeron nuevos avances en el
manejo de aquello que se denominara Medio Interno, que había sido
enunciado mucho tiempo atrás por Claude Bernard. De él nació la famosa
frase de que “un experimentador que no sabe lo que busca no entiende lo
que encuentra”. (Esta frase la teníamos en la Sala de Terapia del Hosp.,
Ferroviario, cuando todavía había ferroviarios) Con el conocimiento
del Medio Interno, el fotómetro de llama, el equipo para dosar gases en
sangre, más el estudio de la fisiología renal y la formación de personal
especializado en el cuidado de enfermos con patologías comprometidas,
por lo general en el inicio quirúrgicas, nacieron las salas de
Recuperación post-operatorias. Llegaron luego los monitores cardíacos,
los respiradores muy simples, los riñones artificiales y lentamente las
salas de recuperación, con el nombramiento de personal médico y
enfermería de manera permanente, dieron lugar al nacimiento de las salas
de Terapia Intensiva. En su inicio fueron polivalentes y en
ellas se atendía a todos los enfermos graves con peligro inminente de
muerte, niños, adultos, ancianos, quemados, politraumatizados,
post-operatorios complicados, accidentes severos, comas, etc. No fue
suficiente este nacimiento y pronto nacieron las salas de Terapia
monovalentes, para niños, para cardíacos, para complicados quirúrgicos,
para respiratorios etc. Muchos médicos de otras especialidades nos
catalogaban como gasistas, hidroelectrolíticos o coronarios. Se siguió
avanzando y pronto los terapistas pediátricos no recibían a los bebés de
menos de 3 meses y nacieron las salas de Terapia neonatológica. Los
respiradores, los monitores y los riñones artificiales aumentaron
enormemente su capacidad y efectividad. Hasta acá solo he mencionado
hechos que han pasado en lo que fuera la especialidad a la cual me
dediqué. Pero en todas las ramas de la Ciencia Médica fueron
incrementándose los avances tecnológicos. Cada vez más los
médicos y los pacientes confiaban en los nuevos dioses que habían
nacido; El Dios Ciencia y el Dios Tecnos .A esto también se sumaban en
gran medida, todos los conocimientos capaces de ser estudiados en los
medios informáticos, que ponían a nuestra disposición y al momento, lo
que ocurría con estos dioses en cualquier parte del mundo. He hecho una
diferencia entre ambos Dioses Ciencia y Técnica, ya que son diferentes.
Siempre suponemos que la Ciencia está al servicio de la Salud individual
y social, mientras que el dios Técnos le permite al cerebro humano, en
constante crecimiento, inventar cosas que antes era imposible, muchas
veces sin medir si esos inventos están al servicio del Hombre, como por
ejemplo, la bomba atómica, por poner un solo ejemplo. Se creía que con
todos estos medios a su alcance, los médicos lograríamos construir una
sociedad más sana y un individuo igualmente más sano. Se nos había
quedado relegado un concepto ineludible para agregar al viejo aforismo
de “Mens sana in corpore sano” cual es el de “sociedad sana”. No
nos cabe ninguna duda que es realmente imposible, o al menos muy
dificultoso, lograr la salud individual en el contexto de una sociedad
enferma, sobre todo si esta es muy grave como la actual, donde
prevalecen las relaciones utilitarias, en vez de las verdaderas
relaciones humanas. Siguen día a día los avances de la Ciencia y
la Tecnología, a veces por caminos con inquietudes similares y otras por
motivaciones diferentes. La Inmunología ha dado grandes pasos, la
genética ha hecho otro tanto, la neuroinmunofarmacología cada día nos
brinda mayores conocimientos. Tampoco hablamos de radiología sino de
imagenología, concepto mucho más amplio y abarcativo. Pero debemos tener
siempre presente, que si le quitamos a las Ciencias, todas las
variaciones posibles que conforman y contribuyen a las conductas humanas
individuales y sociales, estamos restando factores que nos hacen solo
ser médicos biologicistas, ignorando la parte inferior de 2/3· del
iceberg, que suele tener una gran preeminencia en el desarrollo de las
enfermedades. Con los avances enormes de la genética, hasta
pensamos que los genes son los patrones exclusivos de las conductas
humanas, ignorando que los mismos son solo condicionantes, pero no
siempre determinantes de las enfermedades. Hace poco, vergonzosamente,
un premio Nóbel expresó que los de raza negra, genéticamente eran seres
inferiores. Tremendo error ya que existe una sola raza; la Humana
Afortunadamente salieron a refutarlo otros genetistas con un sentido más
humanista de la Medicina. Los científicos, al igual que los
filósofos, no todos por supuesto, han salido del encierro en
laboratorios o de la simple observación del Universo, las sociedades y
sus leyes y aparecieron otros que no solo observaban, sino que también
intentaban cambiar lo que veían estaba mal y era perjudicial para el
funcionamiento individual y social. Las profesiones detectaron que la
reunificación de varias disciplinas, brindaban un mejor servicio al
Hombre y a la Sociedad. Muchas leyes de la naturaleza fueron traspoladas
a las sociedades y su funcionamiento, nacidas de la complementación
entre la biología, las neurociencias, la biología molecular, la
antropología y por que no, también, la verdadera Religiosidad Humana, no
siempre marchando junto a las prácticas de los diferentes dogmas
Confesionales, etc. Cada día tomamos más conciencia de que no
existen bosques hermosos si los árboles son escuálidos, y esto nos va
llevando lentamente a dejar de repetir que el árbol no nos deja ver el
bosque, ya que muchas veces es a la inversa y es el bosque el que ignora
al árbol. Así tomamos conciencia que árbol y bosque, individuo y
sociedad tienen una absoluta complementariedad que no permite al uno
vivir sin el otro. Es como la disociación permanente que intentan hacer
los comunicadores, cuando expresan que son objetivos en las noticias que
brindan, como si fuera posible separar la objetividad de la
subjetividad. No entiendo tampoco al analista que está de espalda, como
solía estar el negro Olmedo, en su sketch de TV. perdiéndose todo lo que
la observación podía brindar a través de gestos, sonrisas, rictus
mirada, etc. de sus pacientes. Es imperioso que los profesionales
de la salud tengan en cuenta el pensamiento ya expresado de “mens sana
in corpore sano y sociedad sana”, para no verse reducidos a tratantes de
enfermedades solo del cuerpo, como si el carácter social del medio en
que vive, su hábitat, sus relaciones humanas, etc. no tuvieran nada que
ver con las enfermedades, y esa parte sumergida y más amplia del
iceberg, no fuera condicionante de la mayoría de las enfermedades. Creo
que la Medicina tiene, o mejor dicho debiera tener, una función más
ampliada de sus verdaderas posibilidades y junto a las demás Ciencias,
que algún día serán inexorablemente humanísticas, aunque no hayan sido
vistas de esta manera en el pasado. De todas ellas reunificadas, se
pueden extraer conceptos que sirven al crecimiento individual y social. Deberemos
pensar así que tenemos que dejar de comparar a los sistemas sociales
con los organismos vivos, donde las partes trabajan para el todo. Esta
es una concepción autoritaria y dictatorial para el Hombre. Este
concepto está perimido y debemos saber que en los sistemas sociales, si
bien las partes trabajan para el todo, también el todo debe trabajar
para las partes. En este lugar nos encontramos nuevamente con los
conceptos ya vertidos de árbol-bosque y de individuo-sociedad. Desde
no hace muchos años se va incorporando a las Instituciones de la Salud
el concepto de la bioética, tanto en las formas de Medicina Asistencial
como en la Investigación Científica. Lamentablemente muchos de los
Comités de Bioética son nombrados por los dueños del poder económico de
laboratorios y lo mismo ocurre muchas veces con las Revistas Médicas,
que en otros tiempos eran la Biblia para los Profesionales de la salud.
No se ha escuchado ni leído lo escrito en el testamento de nuestro
Premio Nóbel, el Dr Houssay cuando expresara en uno de sus párrafos, que
todos los descubrimientos de las Ciencias Médicas, debieran estar a
disposición de todos los pueblos del Mundo. Para terminar, solo
unas palabras como simple homenaje recordatorio, a todos aquellos
Profesores que nos marcaron un camino, que en su momento también fueron
de avanzada. Quizás me olvide de alguien, aunque la mayoría hizo algo
por nosotros. Ya he nombrado al Dr Bueno, Profesor de Fisiología, al Dr
Carlos Silvestre Begnis, quien según lo visto por quien habla ha sido el
mejor cirujano oncológico, el Dr. Babbini, quien fuera el primero en
Rosario en meterse en el cráneo, que tenía una gran bondad disimulada
por sus bromas que las hacía con cara seria y asustaba a quienes no lo
conocían, mi maestro y gran amigo, Juan Alberto Sugasti, eximio cirujano
y brillante orador, conocedor profundo de la fisiopatología, junto a su
discípulo más brillante como lo fuera Ricardo Steinsleger; Ya en sus
años jóvenes hablaba del papel de la hipoxia en el shock; Norberto
Baravalle, brillante cirujano capas de resolver con solo una Rx directa
de abdomen la mayoría de las emergencias quirúrgicas; Oscar Cames,
celoso profundo de sus actos quirúrgicos que lo motivaban para ir un
domingo a curar una apendicectomía realizada unos días antes; Tejerina,
un profundo conocedor de la clínica Quirúrgica y diestro cirujano;
Shujman y Fernández, baluartes en el estudio de la dermatología; Don
David Staffieri, quien pienso que junto al Dr Silberstein fueron los
mejores clínicos de aquella época, junto al incansable semiólogo y
clínico, el Dr Martinez, que iniciaba sus tareas en el Roque a tempranas
horas de la mañana; No me olvido de quien fuera el más brillante
neurocirujano del momento como Luis Diez. Estos son los profesionales
que más recuerdo, sabiendo que me habré olvidado de tantos otros que
contribuyeron a nuestra formación profesional, y muchos de ellos, no
solo en el campo de la Medicina, sino también en otros tantos aspectos
de la vida que nos tocaría vivir. Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |