La propuesta, que podría ser de gran utilidad en los
regímenes de adelgazamiento, procede de un trabajo que se publica hoy en
Science, llevado a cabo por un equipo de la Universidad Carnegie
Mellon, en Pittsburgh, cuyo primer autor es Carey Morewedge.
"El hallazgo sugiere que reprimir el pensamiento por una
comida para frenar el ansia por comerla es básicamente una estrategia
equivocada", dice Morewedge. "En vez de eso hay que recrearse,
imaginarse bien la comida para reducir su consumo. Creemos que de esta
forma se pueden desarrollar intervenciones que ayuden a reducir la
ansiedad por determinados comidas poco saludables, así como por ciertas
drogas, incluido el tabaco".
En esencia, los científicos han recurrido al concepto de la
habituación, o respuesta disminuida a un estímulo repetitivo. Para ello,
realizaron una serie de experimentos en los cuales se pidió a los
participantes que se imaginaran a sí mismos comiendo grandes cantidades
de un alimento, como chocolate o queso. A otros se les pidió que se
imaginaran a sí mismos comiendo menos de ese alimento, más de un
alimento diferente, o que se imaginaran a sí mismos haciendo algo
completamente diferente. Después les presentaron a todos dulces o queso
permitiéndoles comer hasta saciarse. Aquéllos que primero habían
imaginado comiendo grandes cantidades consumieron mucho menos que los
otros participantes.
(Science 2010; 330: 1.530-1.533).
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