Médicos españoles se lanzaron en busca del gen del cáncer de vegija |
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martes, 10 de octubre de 2006 |
El cáncer de vejiga, un tumor fuertemente relacionado con el consumo de
tabaco, cuesta la vida cada año a cerca de 4.500 personas en nuestro
país. Especialistas de todo el mundo se han reunido en Madrid para dar
a conocer los últimos avances que tratan de identificar marcadores
tumorales capaces de detectar la enfermedad en sus fases más iniciales.
Reunidos en la sede del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), los expertos han revisado los últimos avances en el diagnóstico precoz de esta enfermedad, que supone una elevada carga económica para los sistemas sanitarios debido a sus frecuentes recaídas. "Todo el proceso de curación de un paciente con esta patología puede llegar a costar unos 140.000 euros", ha recordado el doctor Carlos Cordón-Cardó, del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York y uno de los organizadores del simposio.
En la actualidad, la mayoría de estos tumores se detectan gracias a la presencia de sangre en la orina, "pero por el momento no se han encontrado marcadores tumorales suficientemente sensibles y específicos para el diagnóstico", ha reconocido por su parte Marta Sánchez-Carbayo, jefa del Grupo de Marcadores Tumorales del CNIO.
Precisamente este grupo investiga nuevos marcadores que puedan ser medidos en la sangre o en la orina. El objetivo, explica Sánchez-Carbayo, es transformar patrones genéticos obtenidos mediante el análisis de la expresión genética en indicadores que puedan ser medidos fácilmente en estos fluidos y utilizados después para pronósticar la progresión del cáncer y su previsible respuesta a los tratamientos. La influencia del tabaco
Hasta ahora, la mayoría de los grupos de investigación ha hallado alteraciones en los genes FGRF3 y p53; sin embargo, "no hay un sólo gen del cáncer de vejiga", reconoce el especialista del Memorial. En alguna variedad de tumores vesicales, como son los denominados papilares, el FGRF3 aparece mutado en prácticamente el 80% de los casos.
En otros subtipos, cuya aparición es más 'silenciosa' y crecen de forma horizontal invadiendo capas profundas de la vejiga, los investigadores sospechan que el número de alteraciones genéticas es mayor. "Esta complejidad le da a la célula tumoral más ventajas", añade Cordón.
"Históricamente ya hemos logrado modificar el curso natural de la enfermedad", explica el doctor Cordón-Cardó a elmundo.es, "gracias a la eliminación de productos cancerígenos como las anilinas de ciertos tintes textiles o el benzopireno de uso industrial". La gran batalla pendiente, sin embargo, sigue siendo el tabaco.
"Los productos carcinógenos que pasan por el pulmón durante unos segundos, se van inmediatamente y se quedan estancados en la vejiga durante horas", destaca Cordón. Precisamente la creciente incidencia de este cáncer entre las mujeres refleja bien a las claras su incorporación al hábito tabáquico.
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