El Ministerio de Salud Pública descartó que incluya dentro de sus
prestaciones la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (HPV) para
prevenir el cáncer de útero y podría volver a estudiar el tema en dos
años.
El subsecretario de la cartera, Leonel Briozzo, explicó en el Parlamento
que la vacuna no garantiza una amplia cobertura y no forma parte de la
estrategia que se ha diseñado para prevenir el cáncer de útero. El
cáncer de cuello de útero es la segunda causa de cáncer en mujeres
menores de 45 años de edad (luego del cáncer de mama) y produce más de
280.000 muertes al año a nivel mundial.
Existen unas 200 clases del virus del HPV en todo el mundo, de las que
medio centenar son cancerígenas y pueden provocar un tumor de cuello de
útero. La vacuna protege frente a cuatro, dos de los cuales (los tipos
HVP-16 y HVP-18) son responsables del 70% de las neoplasias.
Briozzo dijo en el Parlamento que como definición política se resolvió
abordar el tema de la vacuna como parte de un programa integral de
prevención, promoción, tratamiento y rehabilitación del cáncer de cuello
uterino y no dentro del esquema de vacunación normal. Indicó que en ese
marco, la vacuna del HPV depende de los programas de "screening" en el
cáncer de útero, fundamentalmente en métodos como el papanicolau
(colpocitología oncológica).
El MSP hizo estudios sobre el sistema de screening y detectó que hay
"severas deficiencias con respecto a la coordinación general,
encontrando un porcentaje muy elevado de mujeres que a pesar de ser
población objetivo del papanicolau no se lo realizan o su realización
luego no les es adecuadamente devuelta". Dijo que si se pusiera en
práctica un programa de vacunación contra el cáncer de cuello uterino,
no se sabría su impacto porque los registros de la patología son
deficientes. Briozzo dijo que no es "adecuado seguir enviando a la
opinión pública el mensaje de que con la vacuna se previene el cáncer de
cuello uterino", y explicó que "las vacunas que hay en plaza, tanto la
bivalente como la cuatrivalente, solo abarcan, en el mejor de los casos,
hasta un 70% de los virus que producen el cáncer de cuello uterino".
Briozzo también señaló que la buena capacidad de prevención requiere de
la aplicación de tres dosis y que si eso no puede ser asegurado no se
puede estimar el impacto de la vacuna en la población.
También aludió a los efectos secundarios. "A pesar de ser una vacuna con
un perfil de bioseguridad bastante bueno, se han reportado graves
eventos adversos. En Estados Unidos o en regímenes donde se promueve que
se reporten los eventos adversos, se encontraron casos de reacciones
trombembólicas, en adolescentes, y de pérdida de conocimiento. Eso
estaría dentro de lo admisible cuando las vacunas previenen en un
porcentaje muy alto, por encima del 95% o un 96%, una afección, pero
para algunos autores y nosotros adherimos a esa hipótesis sería de
recaudo en un caso como este en que, en términos ideales, protegería
aproximadamente a un 60% de la población".
Briozzo dijo que "se estima que la vacuna no es lo más adecuado para
prevenir el cáncer de cuello de útero" pero que en dos años, si se hacen
las cosas bien y el sistema de "screening" mejora con una cobertura
mayor del 65%, es posible estudiar la incorporación del fármaco. Fuente: El País
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