Demuestran un control prolongado del cáncer de próstata no metastásico de mal pronóstico |
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AZ - Prensa
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martes, 14 de noviembre de 2006 |
La nueva investigación presentada hoy en el 28º Congreso de la Sociedad
Internacional de Urología (SIU), celebrado en Ciudad del Cabo
(Sudáfrica), demuestra que el tratamiento adyuvante mediante la
supresión androgénica con Zoladex (goserelina) puede controlar
persistentemente el cáncer de próstata, permitiendo que los varones
sobrevivan a su enfermedad. Los investigadores llegan a la conclusión
de que la goserelina adyuvante debería reclasificarse como tratamiento
con efectos “curativos” para varones con cáncer de próstata no
metastásico de mal pronóstico y piden que las actuales directrices
clínicas lo reflejen así.
La investigación destaca que ya se han reclasificado como “curativos”
otros tratamientos anticancerosos, como es el caso de las
quimioterapias a base de cisplatino que revolucionaron el tratamiento
del cáncer de testículos y que han permitido que la enfermedad se haya
erradicado en una proporción importante de varones y los resultados a
largo plazo de tamoxifeno usado después de la cirugía en mujeres con
cáncer de mama, que llevó a que el medicamento se reclasificase como
tratamiento con efectos curativos.
El doctor Neil Fleshner del servicio de Urología del Hospital Princess
Margaret, Toronto (Canadá), que presentó la investigación, comentó:
“Nuestro análisis de los estudios a largo plazo muestran claramente que
el tratamiento con goserelina adyuvante proporciona un control
prolongado del cáncer de próstata no metastásico de mal pronóstico de
tal manera que un número significativo de varones sobreviven a su
enfermedad. Históricamente, los agonistas LHRH fueron un tratamiento
para el cáncer de próstata metastásico y los médicos hoy en día todavía
consideran que la hormonoterapia adyuvante es una opción de tratamiento
paliativo, a pesar de los ensayos clínicos que muestran resultados
positivos para los varones con cáncer de próstata no metastásico de mal
pronóstico. Los resultados cuestionan concretamente este concepto, lo
que constituye un mensaje importante para médicos y pacientes por igual
pues significa que la forma actual que tenemos de considerar y usar
este medicamento está anticuada implicando que algunos varones podrían
no estar recibiendo la mejor opción de curación.”
El concepto de “curación” en el cáncer
En oncología, el concepto de “curación” está lleno de emotividad y
cargado de complicaciones: actualmente no existen técnicas diagnósticas
que permitan a los médicos determinar si se han erradicado todas las
células cancerosas. Por este motivo, los oncólogos son reacios a
utilizar el término “curación”. En la década de los 70 se estableció
por primera vez una definición de la curación del cáncer. Dicha
definición proponía establecer que existe curación cuando la tasa de
supervivencia de los pacientes que sobreviven sin enfermedad es similar
a la de una población equiparable por edad y sexo. La primera
consecuencia de este concepto fue la aceptación generalizada de las
tasas de supervivencia a cinco años como una indicación del éxito de un
tratamiento antineoplásico.
Sin embargo, los avances en la terapéutica, la detección precoz y la
creciente colaboración internacional y participación de los datos han
hecho que, en muchos cánceres, el concepto de supervivencia a cinco
años se haya quedado obsoleto. Una revisión de otros cánceres del
aparato genitourinario (cáncer de vejiga, cáncer de testículos y
carcinoma renal) llevada a cabo por los investigadores indica que la
curación varía según el tipo de tumor y el estadio de la enfermedad.
Los investigadores hallaron, por ejemplo, que un seguimiento a cinco
años de pacientes con cáncer de células transicionales que infiltra la
capa muscular tratado con una combinación de quimioterapia y
radioterapia o con cirugía no era suficiente porque la curva de
supervivencia todavía no se aplanaba y en consecuencia, para evaluar la
curación se necesitaba un periodo de seguimiento superior a cinco años
debido a la progresión del cáncer de vejiga invasivo.
¿Es posible “curar” a pacientes con cáncer de próstata no metastásico con mal pronóstico?
Los investigadores analizaron los datos de supervivencia procedentes de
cuatro estudios clínicos a largo plazo, aleatorizados y controlados, en
varones con cáncer de próstata no metastásico con mal pronóstico que
recibieron hormonoterapia adyuvante con goserelina después del
tratamiento primario (prostatectomía radical o radioterapia). Los
investigadores revisaron el caso de la goserelina porque es el agonista
LHRH más utilizado y es único entre los LHRH al haber sido estudiado
como terapia adyuvante en varios estudios de supervivencia
aleatorizados y controlados con seguimiento superior a cinco años. A
partir de estos resultados, los investigadores evaluaron si el
potencial de curación se alcanzaba utilizando una definición de
curación modificada específica para el cáncer de próstata definida como
(1) cuando la curva de supervivencia sin enfermedad se aplana después
de 10-15 años tras el tratamiento y (2) cuando la tasa de supervivencia
global se aproxima a la de la población masculina sana relacionada con
la edad.
Sus resultados demostraron que en los cuatro ensayos, se alcanzó el
control de la enfermedad a largo plazo en una proporción considerable
de varones con cáncer de próstata no metastásico con mal pronóstico
(definido el mal pronóstico como unos niveles de PSA >20 ng/ml y una
puntuación Gleason >8 entre otros criterios) que habían recibido
goserelina adyuvante. Igualmente, las curvas de supervivencia sin
enfermedad (Kaplan-Meier) se aplanaron durante el seguimiento a largo
plazo, lo que indica que en muchos varones no se producía recidiva. Y
finalmente, las curvan de supervivencia global indican que los
pacientes no tienen una mortalidad adicional importante asociada a
efectos secundarios causados por el uso prolongado de goserelina.
Directrices anticuadas
Con ánimo de seguir avanzando, el doctor Fleshner comentó:
“Actualmente, las directrices de tratamiento de la Asociación Europea
de Urología y la Sociedad Americana de Oncología Clínica no clasifican
la hormonoterapia adyuvante como tratamiento potencialmente curativo.
Pero merece la pena observar que fueron unos resultados a largo plazo,
en gran medida similares, usando tamoxifeno como adyuvante a la cirugía
en mujeres con cáncer de mama los que llevaron a que este medicamento
se clasificase como un tratamiento de efectos curativos. Creemos que la
goserelina adyuvante debería reclasificarse como tratamiento de efectos
curativos para los pacientes con cáncer de próstata no metastásico con
mal pronóstico”.
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