Más de cinco millones de estadounidenses sufren de psoriasis, un trastorno no contagioso causado por un sistema inmunológico hiperactivo que de forma errónea y continua ataca a la propia piel. La verdadera causa de la enfermedad no se conoce, pero últimamente se está aprendiendo cada vez más cosas sobre los caminos específicos de la respuesta inmune que daña a la piel y esto, a su vez, conduce a tratamientos de curación definitivos. Son tratamientos creados para aplicarse en otras enfermedades autoinmunes.
La buena noticia para los pacientes es que tratamientos —basados en medicamentos— recientemente creados para otras enfermedades autoinmunes se están utilizando ahora para la soriasis grave, con excelentes resultados. No sólo son tan efectivos como los tratamientos convencionales (más tal vez) sino que son menos proclives a tener menos efectos colaterales peligrosos.
La soriasis aparece por lo general entre los 15 y los 25 años. En sus demostraciones más graves puede afectar la autoestima, generar depresión y aislamiento social y hasta afectar el trabajo.
La inflamación crónica excita a las células de la piel y las lleva a un ciclo acelerado de crecimiento similar al de una fotocopiadora. Normalmente, las células de la piel nacen, maduran y, un mes después, caen. Las células de la piel con soriasis caen cada tres o cuatro días, se acumulan bajo la forma de placas gruesas, rojizas. Ellas son las que causan escozor y forman escamas que terminan cayendo por todos lados.
Por lo general, los síntomas van y vienen. Disminuyen y luego vuelven a aparecer bajo condiciones de estrés o con el aire frío y seco del invierno. Cerca del 80 por ciento de los pacientes con soriasis tienen lesiones localizadas suaves que pueden controlarse con ungüentos que contienen vitaminas, esteroides y alquitrán.
El sol ayuda pero también la fototerapia, o luz artificial, resulta bastante efectiva para aliviar los síntomas más persistentes que afecta a muchos de los pacientes con esta enfermedad.
Cerca del 10 por ciento al 30 por ciento de los pacientes contraen artritis soriásica, que se da cuando la inflamación ataca a las articulaciones, causando dolor, incapacidad física y dedos deformados en los casos graves. "La soriasis es una enfermedad crónica y uno de los mayores desafíos se da porque no todos los medicamentos funcionan igual para cada paciente" asegura Liz Horn, investigadora en la Fundación Nacional de Soriasis en Portland, Oregon. "Los pacientes pasan mucho tiempo tratando de descubrir el tratamiento que les resulta efectivo".
Lo último en EE.UU. es la denominada terapia biológica, basada en medicamentos con proteínas, que están cambiando las vidas de aquellos pacientes para quienes nada había funcionado hasta ahora. Desde 2003, los medicamentos "biológicos" aprobados para la artritis soriásica o la soriasis incluyen al Remicade, el Amevive, el Enbrel, el Raptiva y el Humira (según los nombres comerciales en EE.UU.)
En octubre pasado, por ejemplo, la publicación médica "Lancet" publicó los resultados obtenidos con el Remicade en 378 pacientes. En 10 semanas, el 80 por ciento de los pacientes había mostrado un 75 por ciento de mejoría, por lo menos.
De todos modos, los nuevos tratamientos no están libres de efectos colaterales y riesgos. No deben usarse en pacientes con HIV, hepatitis C y tuberculosis.
Además, al igual que muchas drogas nuevas, "las biológicas", tienen un elevado precio. Los tratamientos (en EE.UU.) pueden llegar a tener un costo anual de entre 15 y 25.000 dólares, dependiendo si son suministrados en hospitales públicos o privados.
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