Cuando estar cerca del otro se convierte en una situación insoportable |
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The New York Times(Por Stephanie Rosenbloom), La Nación
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lunes, 20 de noviembre de 2006 |
NUEVA YORK.- Las personas tienden a evitar la mirada en los ojos si sienten que
alguien está demasiado cerca; ponen distancia entre ellas y los extraños, y se
sientan o se paran equidistantemente unas de otras como pájaros en los cables.
¿Qué es lo que las hace sentirse hostiles hacia quienes se aproximan mucho
cuando hablan, o hacia extraños que se paran muy cerca en una fila, o hacia los
que se meten en el baño de al lado cuando todos los otros están libres?
Lo que determina cuán cerca es demasiado cerca es un puñado de reglas no
escritas que delimitan el espacio interpersonal. Esas reglas y la percepción que
las personas tienen de su espacio personal constituyen la materia de estudio de
la llamada proxémica. Y son tan poderosas, que los investigadores incluso se
expresan en los juegos de Internet.
Los investigadores que estudiaron
las representaciones digitales de los participantes del juego de Internet
Segunda Vida encontraron que algunas de sus conductas físicas mantenían
características halladas previamente en los estudios de cómo los seres humanos
protegen su espacio personal.
En otras palabras, los seres digitales se
adhieren a esas reglas no expresadas de los seres humanos, aunque no sean más
que píxeles en una pantalla. El estudio, que fue aceptado para la publicación en
el Journal CyberPsychology & Behavior , encontró que los
ambientes virtuales pueden ser otro lugar para estudiar la interacción social
física.
"El hecho de que aparezcan en el mundo virtual muestra cuán
profundamente incorporadas están", afirmó Nick Yee, del departamento de
comunicación de la Universidad de Stanford y autor principal del estudio junto a
Jeremy N. Baifenson.
Más que una burbuja
Según los
científicos, el espacio personal incluye no sólo la burbuja que rodea el cuerpo,
sino todos sus sentidos. La gente puede sentir que su espacio está siendo
violado cuando experimenta un sonido, un aroma o una mirada no deseados: la
mujer que en el ómnibus chilla en el celular, el compañero de trabajo que se
halla en el cubículo de al lado, bañado en colonia, o el hombre que en el bar la
mira por encima de su sándwich.
Pero es difícil de decir si la gente se
ha vuelto más cuidadosa de su espacio personal. Los estudios muestran que tiende
a adaptarse, aun en las ciudades. Sin embargo, los estudios relacionados con
compañías aéreas muestran que entre los mayores pedidos de los pasajeros se
encuentra el de tener más espacio para sí.
Pero mientras la gente clama
por espacio, raramente advierte cuán inamovibles son las "proxémicas". Los
estudiosos pueden predecir qué áreas de un ascensor se llenarán antes y qué baño
va a elegir un hombre. Saben que la gente mirará los números luminosos que
indican los pisos en los ascensores, no a las otras personas.
"Para
evitar la intimidad, uno debe asegurarse de no mirar a los ojos", dijo Dane
Archer, profesor de sociología de la Universidad de California, Santa Cruz, que
estudia proxémica.
Ellos saben que los viajeros habituales pondrán los
diarios frente a ellos para leer, sí, pero también para esconderse de los
extraños. Y saben que los estudiantes de la universidad inconscientemente eligen
sentarse siempre en la misma fila y hasta el mismo asiento, en todas las clases.
"Si se graba en un video a la gente en una biblioteca, queda claro qué
asiento tomará cada uno", dijo el doctor Archer, y agregó que uno de los
asientos del rincón será el primero en ser elegido, seguido por el que está en
diagonal, enfrente, porque es el lugar más lejano. "Si se rompen esas reglas, es
fascinante -agregó-. La gente apilará libros como para hacer una pared a las
miradas."
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