Escuchar música con auriculares con un
volumen muy alto y durante más de 90 minutos al día puede dañar la audición, según un
nuevo estudio. En España, la Encuesta Nacional de Salud contabiliza un millón de
afectados de sordera y de ellos, 35.000 tienen entre 15 y 24 años. Un nuevo estudio
realizado en EEUU confirma que escuchar música a todo volumen disminuye la capacidad
auditiva de los jóvenes. Con el volumen emitido por los nuevos reproductores de música
mp3 e iPod, la nueva tecnología de audio de las salas de cine y las salas de ocio
nocturno los jóvenes se arriesgan a quedarse sordos 30 años antes que la generación de
sus padres.
Según comentó a la agencia Reuters el autor del estudio estadounidense, Brian
Fligor, «si una persona se excede un día en particular y luego no usa los auriculares el
resto de la semana, no corre un riesgo mayor; el problema está en alguien que excede el
80 por ciento durante 90 minutos día tras día, mes tras mes, por años», añadió el
especialista.
El análisis de más de 100 estudiantes concluye que las personas que escuchan música
a un 80 por ciento de la capacidad de volumen de su reproductor, un punto en el cual el
sonido se considera elevado, deberían hacerlo menos de 90 minutos diarios. El estudio no
detecta problemas en los individuos que escuchaba música entre el 10 y el 50 por ciento
del volumen máximo durante períodos prolongados. Asimismo, no se encuentran diferencias
en los niveles de sonido entre las marcas de reproductores o entre los géneros musicales
evaluados, que fueron desde rock y música country hasta música disco. Los resultados del
estudio se aplican a niños y adultos, aunque los expertos desconocen si los chicos son
más susceptibles.
La pérdida de audición puede pasar inadvertida y llegar a tardar diez años en
manifestarse. Según manifestó el autor del estudio, especialista en Audiología del
Hospital de Niños de Boston, «me preocupa el adolescente que con 24 o 25 años ya
tendrá pérdida de audición inducida por el ruido, y al que le quedan unos 60 años por
vivir con una audición que sólo empeorará».
Un segundo estudio efectuado junto Terri Ives, de la Escuela de Audiología del Colegio
de Optometría de Pennsylvania, revela que los auriculares que se colocan dentro de la
oreja y emiten el sonido directamente a los oídos no son más peligrosos que los que se
ubican por sobre éstos.
Otros estudios confirman la evidencia
Otro trabajo publicado recientemente en la revista New Scientist concluye que
uno de cada cuatro jóvenes tiene su oído dañado por haber escuchado música a
volúmenes muy altos. El estudio se realizó en Düsseldorf (Alemania), en el Instituto de
Medicina Ocupacional de la Universidad Heinrich Heine y para llevarlo a cabo, se examinó
a unos 1.800 jóvenes de edades comprendidas entre los 18 y los 25 años. Los científicos
encontraron pérdida de audición en la cuarta parte de los participantes, siendo los más
afectados precisamente aquellos que pasaban mayor tiempo escuchando música a un volumen
elevado.
La investigación se ha efectuado en Alemania pero los datos podrían ser extrapolables
a buena parte de los países desarrollados donde la música tecno, escuchada durante toda
una noche en los clubes, los walkman ajustados a las orejas y a máximo volumen durante el
día, y los nuevos sistemas Dolby instalados en algunas salas de cine, están causando
estragos en el aparato auditivo de la juventud.
Los
expertos aconsejan no escuchar el reproductor a más del 60% del volumen máximo y no
utilizarlo durante más de 60 minutos cada vez En otro estudio realizado también
en Alemania, en el que se hizo un seguimiento a 270 estudiantes de Berlín, mostró que
uno de cada diez jóvenes menores de 18 años ya había sufrido daños en su oído que le
impedían mantener y entender una conversación normalmente. Los investigadores
encontraron que los adolescentes que escuchaban música con walkman durante más de dos
horas al día y que acudían a una discoteca al menos una vez a la semana, tenían una
reducción de diez decibelios en su sensibilidad auditiva (aproximadamente el 20% de la
población menor de 30 años elige como ocio escuchar música e ir a discotecas).
Un sondeo efectuado en el Reino Unido, demostró que el 14 por ciento de las personas
de entre 16 y 34 años utilizan sus reproductores de música personales durante 28 horas a
la semana. Más de una tercera parte de las 1.000 personas interrogadas en la encuesta
dijeron que tenían un zumbido en el oído, una señal de daño en la audición, tras
escuchar música alta. Según advirtió la Organización de Investigación de la Sordera
en Reino Unido, adolescentes y jóvenes adultos que escuchan reproductores de mp3 a un
volumen demasiado alto y demasiado a menudo se arriesgan a quedarse sordos 30 años antes
que la generación de sus padres.
Casi el 40 por ciento de las personas interrogadas en la encuesta dijo que no conocía
las consecuencias y el 28 por ciento dijo que iban a bares, pubs o clubes nocturnos
ruidosos una vez a la semana. La organización aconseja seguir la norma del 60-60. No
escuchar el reproductor de mp3 a más del 60 por ciento del volumen máximo y no
utilizarlo durante más de 60 minutos cada vez.
Rodeados de ruido
Las salas de cine son otro peligro potencial; la nueva tecnología de audio puede hacer
que escuchar la banda sonora de una película se convierta en una experiencia casi
dolorosa. Además de elevar la presión sanguínea, el ritmo cardiaco y la concentración
de hormonas del estrés, el sonido de películas como Batman &Robin y
especialmente de los trailers que se muestran antes de pasar las películas, puede
provocar dolor de cabeza, pitidos en los oídos o incluso sordera temporal. Muchas
personas salen del cine con alteraciones auditivas temporales que pueden durar minutos o
días. Por ejemplo, un sonido explosivo (como el de un motor que suena a 140 decibelios)
puede acabar con las células frágiles que hay dentro del oído interno y destruir así
la habilidad de entender una conversación mantenida en voz baja y los sonidos de alta
frecuencia.
Esto hace que se pueda oír pero no entender, porque los sonidos consonantes, que son
los de alta frecuencia, son los que se dañan primero. Esta pérdida hace que, por
ejemplo, distinguir entre los sonidos de s y f se convierta en un
problema. Ya en 1995, la Organización Mundial de la Salud recomendó a los fabricantes de
walkman que limitaran su volumen máximo. La legislación es, en este punto, muy
importante y se cuestiona la tolerancia de la ley europea ya que la mayoría de los
reproductores de mp3, puestos al máximo, alcanzan los 104 decibelios. Este valor está
muy poco por encima de la legislación pero muy cerca del ruido generado por un martillo
neumático (110 decibelios).
Ahora el gobierno alemán está tratando de convencer a la Unión Europea de que es
necesario poner un límite de volumen a los aparatos estéreos personales y ha propuesto
un máximo de 90 decibelios (algunos walkman alcanzan hasta 120 decibelios). Sin embargo,
los fabricantes de estos aparatos aseguran que no hay una fórmula aceptada para medir el
sonido que sale de los aparatos estéreos personales, porque un micrófono colocado en los
auriculares del walkman no registra el mismo sonido que el que se escucha cuando se llevan
puestos.
EL IPOD EN LOS TRIBUNALES
Un consumidor ha denunciado a Apple con el argumento de que su popular reproductor
portátil de música iPod puede provocar pérdidas auditivas. Argumenta que el aparato es
capaz de reproducir sonidos de más de 115 decibelios (cinco más que un avión al
despegar), un volumen que puede dañar los oídos de quienes estén expuestos a él
durante más de 28 segundos al día. Según esta demanda, los Ipod tienen un diseño
defectuoso y no llevan las suficientes advertencias sobre la posibilidad de pérdida
auditiva. La denuncia fue interpuesta en un tribunal del condado de San José
(California), cerca de la sede de Apple.
El demandante no sabe si el producto ha dañado sus oídos, pero mantiene que ésa no
es la base de la demanda. Según su abogado, «el problema es que ha pagado por un
producto defectuoso y tienen que repararle de alguna manera». Pide una compensación
económica no especificada y modificaciones en el diseño del producto. En Francia, el
producto tuvo que ser modificado para limitar el sonido a 100 decibelios, que es el
límite establecido en la Comunidad Europea.
Pete Townshend, miembro de los míticos The Who, también ha advertido del
peligro para el oído de los reproductores de mp3 y iPod y aconsejó a los jóvenes no
abusar de estos pequeños reproductores de música a alto volumen. «Sin querer he ayudado
a inventar y desarrollar un tipo de música que causa sordera a sus principales
impulsores», declaró el músico de 60 años en su sitio de Internet. Confesó, además,
que se ha visto obligado a suspender sesiones de grabación por problemas de audición
causados por los sonidos emitidos por los auriculares. Otros cantantes han sufrido
también sorderas parciales, como el inglés Phil Collins, quien perdió un 60 por ciento
de la audición, o la rapera estadounidense Foxy Brown, quien se someterá a una
operación tras haberse quedado casi totalmente sorda.
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