Si usted padece de diabetes, alergias y hasta bronquitis, la causa
podría estar en las entrañas de un volcán. Al peligro de avalanchas de
material incandescente, se suma un enemigo silencioso que habita los
volcanes y sus faldas: partículas, capaces de detonar enfermedades
crónicas.
Durante dos años, investigadores de la Universidad Nacional (UNA) en
Costa Rica compararon las partículas expulsadas permanentemente en los
volcanes Poás y Turrialba, con aquellas presentes en la Gran Área
Metropolitana. Los resultados fueron sorprendentes: “en la ciudad, las
concentraciones de metales generados por los motores son de 10
nanogramos por metro cúbico, en los volcanes van de 250 a 400
nanogramos, son partículas muchísimo más agresivas. Cuando usted las
respira, el organismo genera anticuerpos. Si usted no hace ejercicio, ni
consume antioxidantes, como los vegetales, ese exceso de anticuerpos no
es neutralizado, esa condición se llama estrés oxidativo. Estas
personas son más propensas a la presión alta y la diabetes”, aseguró
Jorge Herrera, coordinador del Laboratorio de Análisis Ambiental de la
UNA.Esa no es la única consecuencia, las personas con padecimientos
respiratorios podrían ser vulnerables: “hay un vínculo entre algunos
padecimientos como las alergias, el asma, la bronquitis, con la alta
concentración de estas partículas en la atmósfera”, agrega María
Martínez, vulcanóloga del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de
Costa Rica (OVSICORI).Según los autores de la investigación, el objetivo es que pronto los
expertos en emergencias consideren estas observaciones para elaborar sus
planes de evacuación, tanto para visitantes como para comunidades
aledañas a los volcanes. Esto significaría la compra de equipo:
“proponemos un sistema tipo semáforo; con el rojo no entra nadie, porque
las condiciones del aire son agresivas, en amarillo sí hay entrada pero
no para personas con asma, bronquitis, ni alérgicos al azufre, y en
verde ingresa cualquier persona”, sostiene Jorge Herrera. Las recomendaciones para las autoridades en salud, contenidas en el
estudio, también son claras: “la Caja Costarricense de Seguro Social
(CCSS) y el Ministerio de Salud deberían hacer un control epidemiológico
más estricto en los pueblos cercanos a los volcanes, por ejemplo Bajos
de Toro, ¿qué pasa con esa población que todos los días está expuesta a
esas partículas tan agresivas?”, concluye Jorge Herrera.
Fuente: NCYT
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