En el centenario de la concesión del Premio Nobel a Santiago Ramón y Cajal (1906-2006)
Aporte del Dr. Antonio L. Turnes
lunes, 11 de diciembre de 2006
En el centenario de la
concesión del Premio Nobel a Santiago Ramón y Cajal (1906-2006)
En este año 2006 se cumple el centenario de la
concesión del Premio Nobel de Medicina a Santiago Ramón y Cajal. Es poco conocido que el
edificio que en su día se construyó para albergar al Instituto Cajal acogería, con el
tiempo, a las Escuelas de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y de Obras Públicas de
la Universidad Politécnica de Madrid. Diego Ramos López-Amo, profesor de la EUIT Obras
Públicas, de la que ha sido director, describe la historia del edificio, sede de esta
Escuela en la actualidad.
20.11.06
En la mañana del 25 de octubre
de 1906, Santiago Ramón y Cajal recibió en Madrid, en su casa de la calle del Príncipe,
un telegrama redactado en alemán y firmado por Emil Holmgren, catedrático de la Facultad
de Medicina de Estocolmo que decía escuetamente: "Carolinische Institut verliehen
Sie Nobel-Preiss".
Días más tarde llegaría la notificación oficial; el Instituto Karolinska de
Medicina y Cirugía sueco le otorgaba el Premio Nobel en Fisiología y Medicina,
compartido con el italiano Camilio Golgi.
El día 10 de diciembre le hizo entrega del Premio en el aula magna de la Real Academia
de Música de Estocolmo el rey Oscar II de Suecia. Cajal en su discurso, pronunciado en
francés, expuso de manera clara y sintética los objetivos y los resultados de sus
trabajos sobre la estructura del sistema nervioso.
Culminaba con este galardón, a sus cincuenta y cuatro años, la formidable trayectoria
de uno de nuestros científicos más relevantes de todos los tiempos.
Magisterio paterno
Cajal había nacido el 1 de mayo de 1852 en la localidad de Petilla de Aragón,
pequeño enclave navarro en la comarca zaragozana de Cinco Villas. Sus padres eran
naturales de Larrés, en la provincia de Huesca. Heredó de su padre, médico-cirujano
rural, su fe en el trabajo y en la perseverancia, siendo su verdadero maestro en los
primeros años.
Pronto desarrolló el
pequeño Santiago una notable afición por el dibujo, herramienta que junto con la
fotografía que conoció de muchacho, le serían de gran utilidad mas adelante.
En 1861, inicia el bachillerato en Jaca y tres años después se traslada al Instituto
de Huesca. En vacaciones, su padre le iniciará en los estudios anatómicos. En 1869
comenzó el Preparatorio de la Universidad de Zaragoza y en 1873 obtuvo el título de
Licenciado en Medicina. Pronto logra una plaza en la Sanidad Militar y se incorpora al
ejército de Cuba pero, enfermo de paludismo, vuelve a España en 1875. Dos años
después, consigue el puesto de Profesor auxiliar interino de la Facultad de Medicina de
Zaragoza y en 1878 obtuvo en Madrid el título de Doctor.
En 1879 gana la oposición al cargo de Director de los Museos Anatómicos de la
Facultad de Medicina de Zaragoza.
Contrae matrimonio Cajal en 1880 con Silveria Fañanás, en la que iba a encontrar
total apoyo para su proyecto investigador.
Hipnotismo y sus
posibilidades terapéuticas
Cuando
contaba treinta y dos años, en 1883, gana la Cátedra de la Universidad de Valencia y
publica allí su "Manual de Histología Normal y técnica micrográfica". En
esta etapa se interesa por la investigación psicológica y las posibilidades
terapéuticas del hipnotismo. Años después, en 1885 trabajó para sofocar la epidemia de
cólera que se declara en Valencia y se extiende por toda España y redactó un
"Estudio sobre el microbio vírgula del cólera y las inoculaciones
profilácticas".
Posteriormente, en 1887, obtiene la recién creada Cátedra de Histología Normal y
Patológica de la Universidad de Barcelona, materia que hasta entonces era objeto
únicamente de estudios de Doctorado.
En 1888, trabajando Cajal sobre la técnica de Golgi de tinción de las células
nerviosas, desarrolla un método mejorado y decide aplicarlo al cerebro de embriones,
estableciendo el concepto de que el sistema nervioso está compuesto por células
independientes, las neuronas, que se relacionan entre sí mediante sus prolongaciones o
axones para transmitir el impulso nervioso, pero sin unirse entre ellas formando una red
como defendían los neurólogos partidarios de la teoría reticular.
Inicia Cajal la publicación de la "Revista Trimestral de Histología Normal y
Patológica" y en 1889 asiste en Berlín a la reunión de la Sociedad Anatómica
Alemana donde presenta su descubrimiento que despierta allí inmediato interés.
En los años siguientes dedica su trabajo al desarrollo embrionario del sistema
nervioso y gana en 1892 la Cátedra de Histología y Anatomía Patológica de la
Universidad de Madrid.
Honoris Causa por
Cambridge
Es investido Doctor "Honoris Causa" por la Universidad de Cambridge en 1894.
En esos años dedica su trabajo al estudio de las neuronas del cerebro, cerebelo e
hipocampo y crea la "Revista Trimestral Micrográfica", siendo nombrado miembro
de la Real Academia de Ciencias.
La Universidad norteamericana de Clark le otorga en 1899 el doctorado "Honoris
Causa".
En 1900 Cajal recibe, con motivo del XII Congreso Internacional de Medicina, el Premio
de Moscú y es nombrado Director del Instituto Nacional de Higiene "Alfonso
XII", recién fundado.
Escuela de
histólogos
El Estado crea en 1901 el Laboratorio de Investigaciones Biológicas en el que Cajal
pudo hacer realidad su propósito de fundar una escuela de histólogos. El Laboratorio se
alojó en una de las alas del Museo Etnológico fundado por el Doctor Velasco en el paseo
de Atocha, trabajando don Santiago en este local que, a pesar de sus modestas
instalaciones, era de su agrado. Allí permaneció durante treinta fructíferos años, muy
cerca de su domicilio que se hallaba por entonces en la misma manzana, en la calle de
Alfonso XII.
En 1904 publica el trabajo "Textura del sistema nervioso del hombre y de los
vertebrados".
La Academia de Ciencias de Berlín le concede la medalla Helmholtz en 1905.
Tras la concesión del
Premio Nobel en 1906, el Jefe del Gobierno Segismundo Moret propone a Cajal el cargo de
Ministro de Instrucción Pública, que éste rechazará, aunque se ofrece a asesorarle en
materia educativa colaborando en la creación de la Junta de Ampliación de Estudios, que
presidirá desde 1909.
En 1911 publicó el trabajo "Estudios sobre la degeneración y la regeneración
del sistema nervioso" y en colaboración con Francisco Tello, su discípulo
predilecto, termina en 1918 el "Manual técnico de anatomía patológica".
En 1920 el Laboratorio de Investigaciones Biológicas se transforma en el
"Instituto Cajal", continuando en el mismo local del Museo Etnológico.
A impulso personal de Alfonso XIII ese mismo año se decide la construcción de un
edificio independiente para alojar al Instituto Cajal que se situará en el Cerro de San
Blas, junto al Observatorio Astronómico diseñado en el siglo XVIII por Juan de
Villanueva en el parque del Retiro.
Este nuevo edificio fue proyectado por
el arquitecto Francisco Javier de Luque López que diseñó también en Madrid, entre
otros, el Instituto Geológico y Minero de España y el Instituto de Enseñanza Secundaria
Isabel la Católica (inicialmente Instituto-Escuela) también emplazado junto al
Observatorio siendo, asimismo, coautor de la sede del Ministerio de Marina en el Paseo del
Prado.
Construcción
tardía del Instituto Cajal
Las obras del Instituto Cajal dieron comienzo en 1922, año en el que se jubiló don
Santiago como Catedrático a los setenta años. La Real Academia de Ciencias le otorga ese
mismo año la medalla Echegaray y se le erige un monumento, obra de Victorio Macho, en el
Parque del Retiro, cerca del lugar por donde solía pasear. El edificio del Instituto
tardaría diez años en construirse, sufriendo en su ejecución varios retrasos y se
terminó en 1932.
El acceso al edificio se hace por una puerta del Parque del Retiro al final de la calle
Alfonso XII. Con su fachada principal orientada al Madrid sur, está situado en un
promontorio, el Cerro de San Blas, que se eleva 23 metros sobre el paseo de la Infanta
Isabel.
El edificio construido tenía una superficie de cubiertas de 1.555 m2 y constaba de
cinco alturas, distribuidas en tres plantas principales, semisótano y sótano, con una
superficie total de 6.074 m2
Ramón y Cajal, visitaría con frecuencia las obras y a su término, consciente de las
limitaciones de su avanzada edad delegó en el Doctor Francisco Tello las funciones
administrativas nombrándole subdirector.
Dos años después de inaugurarse el nuevo local, fallece Cajal el 17 de octubre de
1934, sucediéndole Tello en la dirección del Instituto.
En este edificio continuaron los trabajos del Laboratorio de Investigaciones
Biológicas y quedó instalado el Museo Cajal custodiado por sus discípulos, que
contenía sus distinciones, biblioteca, documentos científicos, instrumental,
preparaciones microscópicas, dibujos, fotografías, etc.
En 1939 el Instituto Cajal se
integró en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y en 1956 se trasladó
desde el edificio del Cerro de San Blas a la calle Velázquez, inaugurándose años mas
tarde su sede actual en la avenida del Doctor Arce, de Madrid.
Ante la necesidad de aumentar la capacidad, claramente insuficiente, de las Escuelas de
Ingenieros de Caminos y de Ayudantes de Obras Públicas, que permanecían juntas en un
edificio construido en 1889 junto al Observatorio, el Gobierno adscribió en 1949 a estas
Escuelas el vecino edificio del Instituto Cajal, al tiempo que se consignaba un crédito
con destino a la construcción de un nuevo inmueble para dicho Instituto en la zona norte
de Madrid, que sería el situado en el número 138 de la calle Velázquez, antes citado.
El Instituto
Cajal, sede de la EUIT Obras Públicas
Decidida por la Escuela de Ingenieros de Caminos la construcción de un nuevo edificio
independiente en la Ciudad Universitaria, este local del Instituto Cajal pasó a ser la
sede exclusiva de la Escuela de Ingeniería Técnica de Obras Públicas.
Precisamente en esta etapa la Ley de Ordenación de Enseñanza Técnica de 1957, iba a
producir un cambio sustancial en la Escuela como Institución.
Ejercicio libre de
la profesión
Hasta ese año nuestra Escuela
Especial era un centro de formación de funcionarios del Cuerpo de Ayudantes dependiente
del Ministerio de Obras Públicas, pero por dicha Ley cesa en esa función y pasa a
depender del Ministerio de Educación Nacional. A partir de ese momento los titulados del
Centro actuarán en el ejercicio libre de la profesión y el Estado convocará oposiciones
entre ellos cuando precise funcionarios.
Sede privilegiada
para el estudio de las Obras Públicas
Tras diferentes obras de acondicionamiento del local y sus accesos, darían comienzo
nuestras enseñanzas en el edificio del Instituto Cajal en el curso 1960-1961.
Desde esa fecha, en la Escuela de Obras Públicas de Madrid se han titulado 7.400
Ingenieros de Obras Públicas, a los que se inculcó siempre la responsabilidad y el honor
que supone haberse formado en las aulas que ocupó el Instituto depositario del legado
científico de Santiago Ramón y Cajal.
Es sin duda Cajal uno de los personajes más sobresalientes del siglo XX; profundamente
comprometido con las gentes de nuestro país, realizó su trabajo e investigó únicamente
en España con medios ciertamente precarios sobre todo en los primeros años de su tarea
científica.
La cualidad mas destacada de la escuela de Cajal sería el respeto absoluto a las
iniciativas individuales de sus discípulos, lo que sin duda generó maestros como los
doctores Tello, Sánchez, Achúcarro, Río Hortega, Rodríguez Lafora, Villaverde, Castro,
Lorente de No y sus propios hijos Jorge y Luis Ramón.
Severo Ochoa, el segundo científico
español, después de Cajal, que sería galardonado con un Premio Nobel, puso siempre de
relieve su magisterio, aunque al comenzar Ochoa los estudios don Santiago ya había
abandonado la cátedra y se dedicaba únicamente a la investigación de laboratorio.
Afirmó de Cajal que "ha sido el mas grande hombre de ciencia que España ha tenido y
uno de los mas grandes que ha tenido la humanidad, de la talla de un Galileo, un Newton,
un Darwin, un Pasteur o un Einstein, que con su obra hicieron posible nuestra actual
comprensión del universo, la naturaleza, la vida y de nosotros mismos".
Cultivar el
cerebro y el talento
No podemos terminar estas líneas sin recordar el certero diagnóstico, bien conocido,
que Cajal hizo de la situación de España a su jubilación en 1922:
"Se ha dicho hartas veces que el problema de España es un problema de cultura.
Urge, en efecto, si queremos incorporarnos a los pueblos civilizados, cultivar
intensamente los yermos de nuestra tierra y de nuestro cerebro, salvando para la
prosperidad y enaltecimiento patrios todos los ríos que se pierden en el mar y todos los
talentos que se pierden en la ignorancia".
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