Algunos de los nuevos fármacos para tratar la esquizofrenia y el
trastorno bipolar, los denominados antipsicóticos atípicos, están
ampliando su campo de actuación a otros trastornos psiquiátricos en los
que su uso no ha sido autorizado y para los cuales no existen pruebas
de peso sobre su eficacia. Esta es la denuncia que se recoge en un
informe del departamento de Salud de EEUU que ha revisado el uso fuera
de indicación de este tipo de productos.
Un análisis realizado en EEUU en 2001 desveló que aproximadamente el
21% de los medicamentos se prescribe para patologías que no figuran en
su prospecto. En los primeros lugares de esta lista de usos paralelos
figuran productos para tratar dolencias cardiovasculares y
anticonvulsivos. Pero los antipsicóticos atípicos van escalando puestos.
En España, por ejemplo, crece su empleo para combatir los síntomas
conductuales de los enfermos de Alzheimer. Ésta es una de las
indicaciones no autorizadas que se ha analizado en el informe realizado
por la Agencia federal para la Calidad e Investigación en Salud de EEUU.
Un equipo de este departamento ha revisado todas las evidencias
científicas disponibles sobre el empleo de los antipsicóticos de nueva
generación (olanzapina, quetiapina, ziprasidona, risperidona y
aripiprazol) en diferentes procesos psiquiátricos, además de los
trastornos asociados a la demencia, la depresión, el autismo, el
síndrome postraumático y el trastorno obsesivo-compulsivo.
Los autores llaman la atención sobre los potenciales efectos
adversos asociados a su uso (incremento del riesgo de infarto cerebral,
temblores, aumento de peso, sedación y trastornos digestivos) y
destacan la «urgente necesidad» de profundizar en la investigación de
otras terapias para tratar los síntomas conductuales de la demencia.
El informe señala que la evidencia científica sobre la que se
sustenta su supuesta utilidad en estos trastornos es insuficiente por
la pobre calidad de los estudios realizados, porque carecen de rigor
científico o son demasiado pequeños. Éste es el resultado de la
revisión de 84 estudios publicados sobre el uso de esta medicación en
distintas dolencias:
Algunos ensayos han mostrado ciertos beneficios para tratar la
agitación y la psicosis asociadas al Alzheimer, pero un gran ensayo
demostró que sus riesgos superaban a las ventajas.
Aunque se ha propuesto su uso en pacientes que no responden a los
antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina, no
existen pruebas de que resulten de ayuda.
- Trastorno obsesivo-compulsivo.
Pueden ayudar a los pacientes que no responden a los antidepresivos, sobre todo la risperidona y la quetiapina.
- Síndrome postraumático.
Hay algunos datos de su eficacia cuando se utilizan en combinación
con antidepresivos y fármacos psicotrópicos en la mejora de la calidad
del sueño y de la ansiedad, pero sólo en varones.
- Trastorno de personalidad.
Los estudios que apoyan las ventajas de olanzapina en pacientes con
un trastorno límite de la personalidad son muy pequeños y revelan que
los usuarios experimentan un significativo aumento de peso.
Hay algunos datos sobre los beneficios de la risperidona e información incierta sobre los de ziprasidona.
La agencia estadounidense del medicamento, la FDA, ha autorizado el
uso de la risperidona para tratar los problemas de comportamiento de
los niños autistas apoyándose en dos estudios. Sin embargo, la
evidencia acumulada es pobre.
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