Jacinto Orihuela, de familia salteña, hizo sus estudios primarios y
secundarios en esta ciudad y luego los continuó en la Facultad de Medicina, donde obtuvo
el título de Médico Cirujano.
Fue Practicante Interno de la Asistencia Pública y en los hospitales
Maciel y Pedro Visca, entre los años 1922 y 1925.
Ya establecido en Salto, obtiene por concurso el cargo de Médico
Cirujano de Guardia del Hospital, y posteriormente y por concurso el de Jefe de Cirugía,
con la curiosa eventualidad de que debido a que fue electo Senador, y habiendo renunciado
al cargo anterior, luego de unos meses de su estadía en el Senado, consideró que era
más fuerte su vocación de cirujano que la de político. Renunció al Senado y nuevamente
por concurso volvió a ocupar su cargo de cirujano.
Fue fundador de la Sociedad Médico Quirúrgica de Salto y factor
decisivo en la fundación del Sanatorio Uruguay.
Vivió la época de la cirugía heroica, donde el virtuosismo y la
rapidez del cirujano eran factores decisivos en el resultado del acto quirúrgico, pues la
anestesia por éter era administrada "a la reina" por idóneos o monjas.
Tenía una biblioteca donde estaban las mejores publicaciones de las
escuelas francesas y americanas; era un infatigable y estudioso lector; fue un autodidacta
toda su vida.
De figura enjuta, nariz aguileña, parecía un personaje salido de
un cuadro del Greco, como bien lo definió un colega. Su caracter franco y frontal, su
ética profesional y su honestidad a toda prueba, lo caracterizaban como "viejo
hidalgo".
En la primera mitad del siglo XX, en el interior los cirujanos
realizaban todas las especialidades que hoy se independizaron , como traumatología,
urología, ginecotocología, y este hombre las realizó con gran habilidad y maestría.
Profundo observador y excelente clínico, en todo paciente que hubiera dificultad
diagnóstica, le era solicitada su sabia opinión.
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