Los pacientes que reciben aprotinina, un medicamento usado para limitar
la pérdida de sangre en una cirugía de derivación cardiaca, están en
mayor riesgo de morir en el transcurso de los cinco años siguientes que
los que reciben otros medicamentos, según los hallazgos de un estudio
reciente.
El informe, que aparece en la edición del 7 de febrero del Journal of the American Medical Association,
procede del mismo grupo que el año pasado asoció la aprotinina con un
mayor riesgo de insuficiencia renal, insuficiencia cardiaca y accidente
cerebrovascular. "Nuestros hallazgos actuales tienen que ver con
la muerte", señaló el autor del estudio, el Dr. Dennis T. Mangano,
director de la Ischemia Research and Education Foundation, una
institución sin fines de lucro asentada en California. "El índice de
mortalidad para los pacientes que reciben aprotinina sobrepasa por
mucho al de los otros dos medicamentos". El estudio hizo
seguimiento a la supervivencia a largo plazo de casi 3,900 pacientes
cardiacos que se sometieron a la cirugía de derivación de la arteria
coronaria en 62 centros médicos de todo el mundo. Los investigadores
tabularon la supervivencia a las seis semanas, a los seis meses y luego
anualmente durante cinco años. El índice de mortalidad a cinco
años para los pacientes que recibieron aprotinina fue de 20.8 por
ciento, en comparación con 15.8 por ciento para los que recibieron otro
medicamento, el ácido aminocaproico, y 14.7 por ciento para los que
recibieron ácido tranexámico. Ambos medicamentos alternativos están
disponibles en versiones genéricas. La aprotinina fue aprobada
para usar en pacientes de cirugía cardiaca de alto riesgo por la U.S.
Food and Drug Administration en 1993. Después del informe del año
pasado del grupo de Mangano, la FDA aconseja a los médicos a que
vigilen de cerca a los pacientes que reciban aprotinina para detectar
daños renales, cardiacos o cerebrales, acción que se emprendió luego de
que Bayer Pharmaceuticals, que comercializa el medicamento como
Trasylol, publicara datos de un estudio en el que se mostraba que este
medicamento sí aumentaba el riesgo de muerte, daño renal, insuficiencia
cardiaca congestiva y accidente cerebrovascular. La FDA no ha
tomado más medidas desde entonces, y "lo que vaya a hacer con estos
datos es algo que no puedo saber", señaló Mangano. "Un indicador más
importante es saber si los cirujanos lo seguirán usando o no". El
informe del año pasado condujo a una reducción de 37 por ciento en el
uso de la aprotinina por parte de los cirujanos, destacó Mangano. "Los
médicos, más que cualquiera, son los que decidirán si este medicamento
deberá seguir en el mercado o si se debería limitar su uso", apuntó. La aprotinina tiene sus defensores. El
Dr. T. Bruce Ferguson Jr., director asociado de cirugía vascular y
cardiotorácica en la Universidad de Carolina del Este, escribió un
editorial acompañante del nuevo estudio. Considera que el estudio "no
era adecuado para abordar la pregunta que se estaba planteando por la
forma en que estaba diseñada la base de datos". "El factor más importante es que no pudieron controlar fue por qué los pacientes recibían
la aprotinina", señaló Ferguson. "No había datos que abordaran este
asunto, y por tanto no pueden dar cuenta de la predisposición
relacionada a los médicos". Por ejemplo, el alto índice de
mortalidad y de otras complicaciones asociadas con el medicamento
podría deberse a que la aprotinina se recetara a "pacientes de alto
riesgo quienes podrían tener peores resultados y mayor mortalidad",
apuntó Ferguson. Otros estudios han mostrado que "en pacientes
seleccionados cuidadosamente, la aprotinina es un buen medicamento",
aseguró. La información usada en el estudio fue exhaustiva y
completa, refutó Mangano. "En términos de la base de datos, tuvimos
entre 7,000 y 10,000 piezas de información por paciente de 59 centros
en 16 países, lo que incluía 23 de los 25 centros cardiacos más
sobresalientes de Estados Unidos. Los hallazgos hablan por sí mismos", añadió Mangano. "Creo que son lo más preciso que se puede". Mangano
cree que el uso de aprotinina debería limitarse en torno al 5 por
ciento de los pacientes para los que no puedan ser usados otros
medicamentos. "Y los cirujanos tendrían que comunicar a cada
paciente antes de usar este medicamento de que existe literatura que
muestra que este medicamento está asociado con insuficiencia renal y
muerte", dijo Mangano. "Para la gran mayoría de pacientes, existen
otras dos alternativas". Más información Para más información sobre la cirugía cardiaca, visite la U.S. National Library of Medicine.
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