Se calcula que la osteoporosis afecta a cinco de cada 100 personas, y es cuatro veces más común en mujeres que en hombres.
En España, la incidencia de osteoporosis en
mujeres mayores de 50 años se estima en alrededor del 30%. La
osteoporosis se caracteriza porque el ritmo de destrucción del hueso es
más rápido que el de formación. El tratamiento orientado a retrasar la
destrucción del hueso (que se plasma en la disminución de la densidad
mineral ósea) ha demostrado ser más efectivo que el tratamiento para
aumentar el proceso de remineralización. Esto significa que hay que
aplicarse en la prevención antes de que la destrucción ósea sea
irreversible. Los tratamientos conjuntos de bifosfonatos y calcio
muestran resultados alentadores a largo plazo.
Los huesos son tejidos vivos, metabólicamente activos, y su correcto
desarrollo y renovación a lo largo de la vida depende de muchos
factores. La osteoporosis, la pérdida neta de masa de los huesos por su
acelerada destrucción e insuficiente renovación, que incrementa el
riesgo de fracturas, es un fenómeno relativamente común, especialmente
en las mujeres tras la menopausia. El uso de unos compuestos, los
bifosfonatos, junto con suplementos de calcio, para su tratamiento se
está generalizando por sus buenos resultados como inhibidores de la
destrucción ósea. Sin embargo, todavía hay pocos datos sobre la
conveniencia o no de mantener de forma indefinida el tratamiento. Ahora
llegan los primeros datos sobre el efecto de la interrupción del
tratamiento a los cinco años de su implantación en el caso del ácido
alendrónico, un potente bifosfonato. Y las noticias son buenas, en el
sentido de que en la mayor parte de los casos, la interrupción no
desemboca en un mayor riesgo de fractura. El efecto del medicamento se
mantiene aunque se deje de tomar. El ácido alendrónico
Como todo en medicina, y especialmente cuando se trata de primeros
estudios, los datos hay que considerarlos con cautela y dejar su
aplicación a los médicos. Sin embargo, sí es interesante ver cómo
funciona el medicamento y las posibles razones para que se pueda
interrumpir. Para empezar, los datos proceden de un gran ensayo clínico
realizado en Estados Unidos y dedicado precisamente al estudio del
efecto de una dosis diaria de ácido alendrónico sobre la densidad
mineral ósea y el riesgo de fractura en mujeres posmenopáusicas con
baja densidad ósea. Los efectos de continuar o no el tratamiento a
partir de los cinco años y hasta los diez años se estudiaron en 1.099
mujeres, con una edad media de 73 años, aunque el periodo medio de
estudio fue de sólo 3,8 años. Los datos fueron alentadores, ya que los autores señalan en el artículo publicado en la revista Journal of the American Medical Association,
JAMA, que las densitometrías y otras medidas «sugieren algún tipo de
efecto residual de cinco años de tratamiento con ácido alendrónico que
es evidente hasta cinco años después de su interrupción». Ya se sabía
que los bifosfonatos son liberados del hueso de forma muy lenta (en un
plazo de hasta 10 años) una vez que se han incorporado a él, y por ello
se planteó el estudio para ver su efecto a largo plazo. Lo que se vio
es que en las mujeres que interrumpieron el tratamiento (sin saberlo,
ya que tomaban un placebo en vez del medicamento) aumentó ligeramente
la pérdida de masa ósea pero sin retroceder hasta el nivel original
(antes de empezar la terapia, casi 10 años antes). También
aumentaron ligeramente las fracturas vertebrales, pero no las de
cadera. «Los resultados sugieren que para muchas mujeres, la
interrupción del tratamiento a los cinco años de iniciarlo, durante
otros cinco años, no aumenta de forma significativa el riesgo de
fractura. Sin embargo, las mujeres con alto riesgo de fracturas
vertebrales o las que tienen una densidad ósea muy baja, pueden
beneficiarse de mantener el tratamiento», aseguran los investigadores.
A LARGO PLAZO
Otra experta, Cathleen Colon-Emeric, reflexiona sobre las implicaciones de este ensayo clínico en la misma revista, Journal of the American Medical Association,
y llega a la conclusión de que las mujeres que responden bien al
tratamiento inicial (que muestran un aumento de entre el 3% y el 5% de
la densidad mineral ósea en la cadera, y entre un 8% y un 10% de la
densidad en la columna vertebral) se pueden tomar un periodo de cinco
años de vacaciones, lo que, en general, mejoraría la relación entre el
efecto y el coste del medicamento, que es bastante caro. Sin embargo,
estas mujeres seguramente serían vigiladas más de cerca médicamente, lo
que supondría un aumento del gasto sanitario. El estudio confirma la
seguridad del tratamiento con ácido alendrónico hasta los 10 años. En
la actualidad se puede recetar una dosis semanal equivalente a la
diaria de este medicamento. Hasta hace pocos años se pensaba que la
terapia hormonal sustitutiva (el reemplazo de los estrógenos que dejan
de producir los ovarios) sería la forma mejor de evitar la destrucción
ósea tras la menopausia. Sin embargo, la comprobación de efectos
secundarios, que no son graves aunque si significativos, ha llevado a
abandonar prácticamente esta posibilidad, porque supondría aplicar esta
terapia a largo plazo, lo que se desaconseja.
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