Hace una década, desde la introducción de la terapia antirretroviral de alta eficacia
(TARGA), que no llega al mercado ninguna familia nueva de medicamentos
orales para combatir el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Pero esta situación puede cambiar este año, según han anunciado los
expertos en la Conferencia de Retrovirus y Enfermedades Oportunistas
que se está celebrando en Los Ángeles (EEUU).
Los especialistas reunidos en Los Ángeles han anunciado que tres
fármacos pueden recibir la aprobación de la FDA (la agencia que regula
los medicamentos en EEUU) en los próximos meses. Todos ellos presentan
un mecanismo de acción diferente al de los antirretrovirales que existen en la actualidad.
Los nuevos se dirigen a la integrasa (una proteína del VIH) o a uno de
los correceptores del organismo que ayuda al virus a propagarse, el
CCR5.
"Estamos realmente ante un desarrollo muy importante en el campo de
los tratamientos", ha afirmado el doctor John W. Mellors, de la
Universidad de Pittsburg en la conferencia sobre retrovirus, según
recoge 'The New York Times'.
"Es muy excitante. Es la primera vez que en una reunión se habla de
tantos fármacos nuevos que pueden solucionar el problema de las
resistencias", declara a 'The Wall Street Journal' Nelson Vergel, un activista con VIH desde 1983.
Ahora, los pacientes seropositivos disponen de cuatro familias de medicinas:
los inhibidores de la proteasa, los análogos no nucleótidos de la
transcriptasa inversa, los análogos nucleótidos de la transcriptasa
inversa y los inhibidores de la fusión, de los que sólo existe un
fármaco (Fuzeon) que apareció en 2003 y es inyectable. Estas familias
se combinan entre sí según las necesidades del paciente. El problema es
que muchas personas con VIH ya han desarrollado resistencias a varios
de los fármacos.
Otras dianas
Uno de los fármacos cuyos estudios están más avanzados (en fase III)
es el MK-518, fabricado por Merck, aunque el nombre genérico es
raltegravir. Se trata de un inhibidor de la integrasa, una enzima que
utiliza el virus de la inmunodeficiencia humana para copiar su material
genético en el ADN de las células del paciente.
Los últimos estudios con este nuevo producto han mostrado que, si se
toma dos veces al día, en combinación con otros antivirales, la carga
viral (la cantidad de virus que circula en el organismo) se reduce hasta niveles indetectables en el 60% de los pacientes. La compañía espera recibir la aprobación de la FDA en la segunda mitad del año.
Otro inhibidor de la integrasa que está en desarrollo es el GS-9137,
de la farmacéutica Gilead Sciences, pero sus estudios están menos
avanzados que los de Merck.
La otra familia de fármacos que puede ver la luz en 2007 es la de
los inhibidores de la entrada o de los correceptores, que actúan sobre
las células del cuerpo humano que el VIH utiliza para entrar en el
organismo. Una de estas puertas usadas por el virus es la proteína CCR5
y es ésta entrada la que pretende bloquear un fármaco de Pfizer,
conocido como maraviroc.
Dos trabajos presentados en la Conferencia de Retrovirus sobre este
medicamento recogen que, tomado junto con los antirretrovirales que ya
existen, tiene dos veces más capacidad que un placebo de llevar al virus a cargas indetectables.
Sin embargo, para utilizar maraviroc, hay que estudiar bien el
mecanismo por el cuál el virus ha entrado en el organismo, ya que sólo
actúa sobre el CCR5 y, en algunos pacientes, la vía de entrada es otra.
Algunos expertos se han mostrado más cautos con maraviroc que con
los otros fármacos, según recoge la prensa estadounidense, porque al
actuar sobre una proteína humana y no sobre el virus, puede tener
efectos a largo plazo que se desconocen. No obstante, ya ha iniciado la
carrera hacia la aprobación de la FDA.
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