El mantenimiento de las estructuras fetales parece ser la causa de la
miopía grave que suelen padecer los prematuros. En ellos, el proceso de
regulación ocular no se produce adecuadamente por la propia inmadurez.
Los controles son de gran importancia en estos casos.
La inmadurez propia del prematuro hace que tenga una mayor
predisposición a padecer defectos de refracción (miopías severas, altos
grados de astigmatismo y, menos habitualmente, hipermetropía). Esta
asociación es más frecuente todavía en niños que han tenido algún grado
de retinopatía del prematuro y que además han precisado tratamiento con
láser. "Se sabe que los niños prematuros, aunque no hayan padecido
retinopatías graves, son más propensos a presentar defectos de
refracción, sobre todo miopías. La razón parece estar en un cristalino
con características fetales, lo que otorga mucha más potencia en la
graduación", ha explicado a DM Jesús Peralta, del Servicio de
Oftalmología Infantil del Hospital La Paz,
de Madrid. Por ejemplo, mientras que el cristalino de un adulto suele
tener unas 22 dioptrías de potencia, un feto de seis meses puede tener
hasta 40 dioptrías.
Práctica obligada En un
nacido a término, el proceso de regularización ocular se produce sin
problemas y dentro de unas pautas típicas. Sin embargo, los prematuros,
según distintos estudios, mantienen esas estructuras fetales,
particularmente en el cristalino, "y de forma permanente, ya que no se
aprecia ni regresión ni aumento de la miopía a lo largo de los años. Se
trata de una estabilización".
Actualmente, distintos grupos de
investigación oftalmológica intentan explicar por qué estos niños son
miopes. Las principales hipótesis se relacionan con fenómenos
cristalinianos. Últimamente se trabaja en la determinación del grosor
del cristalino utilizando técnicas ecográficas.
La revisión de
la función visual es práctica obligada en los nacidos prematuros,
aquéllos que, según los criterios recomendados por la Academia
Americana de Pediatría y seguidos en La Paz, son menores de 1.500
gramos o con una edad gestacional menor de 32 semanas. El control
consiste básicamente en examen de fondo de ojo con oftalmoscopia
indirecta. El resto de las revisiones se pautan según los hallazgos.
La
retinopatía del prematuro se trata cuando existe enfermedad preumbral
con láser de diodo y que en el 97 por ciento de los casos, según la
experiencia del Hospital La Paz, ha ofrecido buenos resultados. "El
seguimiento de los prematuros en general se lleva a cabo de manera
protocolizada. En los controles se determina el grado de visión, la
graduación, el fondo de ojo y existencia de estrabismo, principalmente
si ha existido daño neurológico".
En el caso de los defectos de
refracción, el grado de la alteración y la edad del niño son los
factores que suelen determinar el momento de implantar un tratamiento.
Las hipermetropías superiores a 5 dioptrías se corrigen cuando se
detectan. Inicialmente se indican gafas y en su defecto lentes de
contacto, si existen ciertas garantías de uso. Similar situación se
produce en los casos de catarata congénita. La corrección estándar es
la lente de contacto, intraoculares en algunos casos.
Fármacos y cirugía Según Peralta, las actuales terapias correctoras no son resolutivas.
Las
miopías, por ejemplo, no son reversibles. Se están llevando a cabo
ensayos, fundamentalmente en países asiáticos y Estados Unidos, con
fármacos para detener el progreso en determinadas miopías infantiles.
"Se trata de agentes derivados de la atropina, sustancia de efecto
antimuscarínico. Los primeros datos de los estudios sí han mostrado
tendencia a una menor progresión del defecto cuando se usan estos
fármacos".
La cirugía en la edad adulta es, en principio, otra
opción, "aunque nuestra experiencia no ha acumulado casos de niños tan
mayores para los estándares clásicos de la cirugía refractiva, que
suele indicarse a partir de los 23 años. Hay excepciones de niños que
se han intervenido a menor edad". La cirugía refractiva tradicional no
se considera de elección ni universal en ametropías en niños.
Pero
puede valorarse en casos de amplios o diferentes defectos de graduación
entre ambos ojos para intentar que el niño use los dos.
Influencia de la hormona tiroidea en el ojo El
equipo del Servicio de Oftalmología Infantil del Hospital La Paz, de
Madrid, está participando en un interesante proyecto, dirigido por los
doctores Quero y Ares, del Servicio de Neonatología del hospital, y que
en el caso de Oftalmología se centra en el seguimiento de la miopía y
de los defectos de graduación en general en ciertos grupos de
prematuros. Se trata de evaluar la influencia del déficit de hormona
tiroidea que presentan los grandes prematuros y prematuros sobre
órganos vitales para el desarrollo cognitivo, visual o motor, entre
otros.
"En nuestro caso, analizamos la influencia de la hormona
tiroidea en la función visual, la retinopatía del prematuro, así como
sobre determinados defectos de la graduación o refracción, ha indicado
Jesús Peralta.
"Todavía no hay datos definitivos, pero pensamos
que este proyecto es positivo porque al intentar proporcionar un
desarrollo integral más fisiológico del niño es muy probable que todos
los demás órganos, incluido el ojo, se beneficien".
Los niños de
esta estirpe suelen ser más propensos a defectos visuales graves, como
la miopía, y se intenta conocer qué mecanismos están implicados.
|